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La animación puede con la ciencia ficción
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los tres filmes más taquilleros del año son de dibujos

La animación puede con la ciencia ficción

El triunfo de los dibujos animados contrasta con la decepción que han supuesto los grandes estrenos de ciencia ficción: 'Pacific Rim' y 'After Earth' entre ellos

Foto: 'The Croods' y 'Pacific Rim'
'The Croods' y 'Pacific Rim'

Hombre precavido vale por dos. A lo que habría que añadir: y niño que va al cine vale por tres (mínimo). Y es que los pequeños de la casa no pueden acudir solos a ver una película, aunque haya madres que dejen a chavales que no levantan dos palmos del suelo solos en su butaca mientras ellas se van de compras, pero ese es otro tema. Por tanto, las películas de animación tienen la ventaja de que no sólo las ve su público objetivo, sino que también consiguen arrastrar a un porcentaje de espectadores obligados para contentar a sus hijos.

No sólo eso, sino que los críos son capaces de ver la misma película 3 y 4 veces, y en verano las actividades de ocio (aparte de la piscina) están más limitadas por el calor sofocante. ¿Cuál es el resultado de todo esto? Que los dibujos animados están salvando la taquilla estival (y anual). Los datos son contundentes, los tres filmes que más han recaudado en lo que va de año son de animación.

A pesar de que en todo el mundo la que más haya triunfado sea Gru, mi villano favorito 2, aquí se tiene que conformar con el segundo puesto, pero eso sí, con unos dignísimos 12,5 millones de euros a los que se estima llegará seguro. Su predecesora no llegó a los 11.

placeholder Gru 2

La medalla de oro es para Los croods, que en España ha dado la sorpresa y gracias a su maravilloso mantenimiento semana a semana ha conseguido alcanzar la cifra de 13.340.337 euros, algo que tiempos de IVA al 21% es un logro.

La tercera en discordia es, de momento, Monstruos University. La anteriormente todopoderosa Pixar ha cedido terreno a sus competidoras y se queda en los 11 millones con su último filme (Aviones no lo contamos como producción propia de la compañía, a pesar de que llegará a recaudar unos 5 millones).

Entonces, ¿dónde están los supuestos taquillazos de este verano?, esos llenos de efectos especiales y presupuestos descomunales. Los que vienen encabezados por Will Smith, Tom Cruise y compañía en sus carteles… Pues justo detrás. Este año coincide que la mayor parte de propuestas de los grandes estudios dispuestas a arrasar estaban enfocadas al género de la ciencia ficción y que ninguna de ellas (excepto Guerra Mundial Z que no se enmarca en ese género) ha conseguido un triunfo rotundo.

La primera que lo intentó fue Oblivion, con Tom Cruise como héroe de acción que tiene que viajar a una tierra destruida y el director de Tron: Legacy al mando. En España se ha quedado en los 6,3 millones de euros y en EEUU en los 89 millones de dólares, cifras algo tibias (aunque aceptables en el contexto cinematográfico actual en nuestro país) para un presupuesto de 120.

Más tarde llegó la aventura cienciológica fantástica de Will Smith y su hijo Jaden: After Earth. Fiasco total al otro lado del charco con 60 millones de recaudación, ¿y aquí? Una de los mejores comportamientos de la cinta en el mercado internacional, 6,9 millones. Lejos de cualquiera de las películas de animación citadas, eso sí. Es más, hasta Los Pitufos 2, que ha decepcionado, aspira a lograr un resultado que supere los 8 millones.

Recién estrenada está Elysium, lo nuevo del director de Distrito 9, que ha arrancado fuerte en la taquilla y es de esperar que, como ocurre en verano, tenga un buen comportamiento en los días de diario. Con algo de suerte rozará los siete millones. De nuevo lejos de Gru y compañía.

El caso de Pacific Rim es harina de otro costal, en su segunda semana cayó un 70% su recaudación y tendrá que sudar muchísimo para superar los 2,8 millones de euros. Decepción es poco para la película de Guillermo del Toro (aunque esté triunfando en China).

El poder de ‘Todos los públicos’

Viendo estos resultados, especialmente en España, hay que plantearse qué ha pasado con los grandes estrenos de ciencia ficción. No se pueden calificar todos de desastre, pero sí que han funcionado peor de lo esperado, fijándose todos se han movido en las mismas cifras finales: los 6 millones.

Habrá que empezar a pensar en esos números como los promedios normales para este tipo de filmes cuyo público objetivo es el adolescente. Un tipo de espectador que ha dejado de acudir a las salas por su precio y por la piratería (entre otros factores). Un chaval de 15 años ya no se gasta su propina así como así y escoge mucho el producto que va a ver. Ahí se puede encontrar el éxito de Guerra Mundial Z, en que ha sabido acercar a los jóvenes a las pantallas. La calificación por edades de todas estas películas es de ‘no recomendada para menores de 12 años’ (o en el peor de los casos para menores de 16), lo que hace que los más pequeños de la casa no puedan, o deban, entrar a verlas.

Sin embargo con la animación se está jugando sobre seguro. Los niños pequeños no tienen una oferta tan amplia para ser entretenidos, además disfrutan en los cines. Así que, cualquier película de dibujos puede funcionar para entretener un sábado a la chavalada. Por supuesto que hay cintas de dibujos que fracasan, pero su porcentaje es mucho menor y, como poco, suelen salvar los muebles.

En los próximos meses otros estrenos intentarán continuar la marcha triunfal de este tipo de cine en nuestro país: Epic, Turbo y Justin y la espada del valor, película española que intentará convertirse en el Tadeo Jones de este año. La animación pretende seguir dando guerra en la taquilla.

Hombre precavido vale por dos. A lo que habría que añadir: y niño que va al cine vale por tres (mínimo). Y es que los pequeños de la casa no pueden acudir solos a ver una película, aunque haya madres que dejen a chavales que no levantan dos palmos del suelo solos en su butaca mientras ellas se van de compras, pero ese es otro tema. Por tanto, las películas de animación tienen la ventaja de que no sólo las ve su público objetivo, sino que también consiguen arrastrar a un porcentaje de espectadores obligados para contentar a sus hijos.

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