El circo de la guerra fría

La caída del Muro de Berlín provocó más de una profecía descabellada. En el terreno de la geopolítica, el ensayista Francis Fukuyama proclamó el Fin de la Historia. En el campo del pop, se dio por muerto el espionaje como género. La guerra fría, principal combustible de las intrigas con espías y agentes dobles, cerraba el telón. Los rusos ya no volverían a ser los malos de la película. Era el pequeño precio a pagar a cambio de la resolución de los antagonismos ideológicos. Pero todas esas teorías resultaron ser un desvarío. El anunciado Fin de la Historia, esa mullida burbuja de paz social y bienestar que nos iba a envolver a todos, resultó ser más bien un acelerador de conflictos políticos. Cada vez que hablaba Fukuyama, subía el pan.

Las ficciones de espías, que al fin y al cabo reflejan el malestar geopolítico, resurgieron a lo bestia al calor del trauma del 11S. Si la saga cinematográfica del agente amnésico Jason Bourne reinventó el blockbuster de acción la pasada década, las series televisivas Rubicon y Homeland acabaron por convertir el espionaje del siglo XXI en una mezcla de paranoia y mal rollo de tal calibre que la guerra fría, vista con la impunidad que otorga el paso del tiempo, parece ahora un territorio acogedor. Si encima nos dedicamos a rodar películas de espionaje donde se celebran lo divertidos que eran los viejos tiempos, ya ni hablamos.

En este contexto de revitalización irónica e inofensiva de la guerra fría se sitúan películas como Los mercenarios 2 (Simon West, 2010) y Red 2, que se estrena hoy en nuestras salas. Se trata de un fenómeno de recuperación nostálgica de doble vía: estas cintas también sirven para repescar a los héroes de acción de los ochenta (Los mercenarios) y dar carta blanca a algunos de los actores veteranos más populares de las últimas décadas (Red). Un canto nostálgico a la vieja escuela.

Cinta sobre espías retirados obligados a volver a la acción, Red 2 es, ante todo, un vehículo para el lucimiento cómico de un casting de relumbrón encabezado por Bruce Willis, John Malkovich, Helen Mirren y Anthony Hopkins. Pese al ambiente distendido que rodea a toda la saga, la trama del primer Red (Robert Schwentke, 2010) no difería mucho de la de cualquier thriller dramático de espías: la CIA quiere eliminar a un grupo de agentes retirados porque saben demasiado. Solo que Red, adaptación de un cómic de Warren Ellis, añadía humor al thriller. Red 2, por su parte, eleva la apuesta: se trata de una comedia en toda regla.

La cinta narra las peripecias de un ex agente de la CIA (Bruce Willis) obligado a reunir a su antiguo equipo para buscar un dispositivo nuclear desaparecido. La acción transcurre a ambos lados de un Telón de Acero convertido en encantador objeto vintage. Por allí pululan sicarios de la CIA fuera de control, terroristas demenciados y ex agentes disparatados. Todos ellos dispuestos a aniquilar a sus rivales. Todos ellos, ay, encantados de conocerse. Como si la guerra fría fuera una reunión de antiguos alumnos universitarios dispuestos a chorrear adrenalina y testosterona una vez más.

Ni los viejos guerreros de la guerra fría quieren retirarse ni Bruce Willis y sus secuaces están dispuestos a jubilarse sin pegar antes unos cuantos tiros en pantalla y echarse unas risas. Algo que en el caso de Willis tiene trampa dado que parece tomarse su leyenda de hombre de acción extremadamente en serio: en los últimos tiempos ha encadenado tantas películas de justiciero armado hasta los dientes (La jungla. Un buen día para morir, G.I Joe 2, Los mercenarios 2) que el día que Hollywood intente jubilarle de verdad igual saca un fusco y provoca una carnicería en Beverly Hills.Poca broma con Bruce.

La baza principal de Red 2, su desenfada autoconsciencia irónica, es también su principal debilidad. Aunque el director deja claro desde el principio que se trata de dejarse llevar y disculpar las arbitrariedades de la trama, la acumulación de guiños acaba fagocitando el filme. Allá donde las ocurrencias no son la sal de la película sino la película en sí misma.

El problema no es que Red 2 no tenga ni pies ni cabeza. El problema es que como disparate tampoco tiene mucho recorrido. Es una de esas cintas en las que los actores se lo pasan tan bien rodándolas que nadie quiere cortar el rollo y tomarse en serio la función. Una poco como lo que ocurría con las teorías de Fukuyama sobre el Fin de la Historia: no había que tomárselas en serio.

Red 2

Director: Dean Parisot

Reparto: Bruce Willis, John Malkovich, Helen Mirren, Anthony Hopkins

Nacionalidad: EEUU

Género: Thriller cómico

Duración: 115 minutos