Vallecas vs clase alta sevillana con dosis de erotismo: así es la novela de Juan del Val
El escritor presenta junto a la finalista Ángela Banzas su novela 'Vera, una historia de amor', la relación que surge entre una sevillana de alto estatus y un chico de barrio con aspiraciones
Juan del Val quiere hablar del amor y quiere que nos vayamos bien entretenidos cuando terminemos de leer su novela, Vera, una historia de amor, que sale este miércoles a la venta. “Si alguien ha pasado un rato entretenido, ya me doy por satisfecho”. Sin más polémicas, sin más disparos a los críticos. Así lo ha contado en la presentación del libro, ganador del premio Planeta -como a estas alturas todo el mundo sabe y, precisamente por eso, en su editorial están encantados (“queremos que del libro se hable”, dijo José Creuheras, presidente del Grupo)- junto al de Ángela Banzas, Cuando el viento hable, finalista, y a quien, también lo sabe, le va a tocar lidiar con un imponente cohete mediático en la gira que ahora comienza.
La primera parada ha sido en el Instituto Cervantes, un lugar sin cobertura, con un wifi que apenas va y que hace difícil el trabajo para los periodistas. Allí, rodeados de familiares, amigos, miembros del jurado del Planeta y de ex ganadores, hemos visto entrar a Del Val y a Banzas relajados y, al menos el primero, con la mecha algo más gastada. Más suavecita, que cuando salió a relucir su nombre en la fiesta del premio el pasado 15 de octubre.
Dirigidos por la presentadora Esther Vaquero, han comenzado a hablar de sus novelas tocando cuatro puntos y esquivando toda polémica. El primero ha sido contar un poco de qué va y los personajes. La de Del Val casi todo el mundo lo sabe ya también, pero ahí va: mujer de 45 años de clase alta sevillana en busca de aventuras con gente de clase más baja conoce a tipo de Madrid de Vallecas, de 35, con muchas ganas de rodearse de gente con dinero. No lo ha contado así, obviamente, pero en una lectura es lo que se entresaca de esta novela que destila sin complejos (aquí todo es sin complejos) clasismo aderezado de toques erótico-festivos (tampoco muchos) con gente marginal que intenta salir del hoyo como puede (o sabe) y gente adinerada que esconde bajo esa apariencia a un criminal.
“Antonio tiene mucho de mí. Le tengo próximo, solo me tengo que mirar en el espejo”, ha relatado Del Val de este personaje -el chico de barrio, Vallecas, que busca un futuro mejor- que trabaja como vendedor de casas para ricos en Sevilla y del cual se enamora la Vera del título. Y hay varias descripciones físicas del personaje que nos pueden dejar traslucir al propio escritor (“ojos oscuros, nariz imperfecta y grande, como su boca de labios anchos y una mandíbula ligeramente alargada (...) la mirada dura y provocadora, la sonrisa tierna y cercana”). Y luego está el descaro resultón: “Al volver la vista, ella repara en que Antonio le está mirando el culo sin demasiado disimulo. Ella hace como que no se da cuenta, y a él no le importa que se haya notado”. Todo el flirteo en la novela es así.
La presentadora preguntó también a Del Val de dónde salía su protagonista, esta Vera de clase alta (y 45 años, que están muy presentes en la novela) que se quiere sumergir en aguas más peligrosas… “Me interesan las mujeres en ese momento. Cuando empieza la novela ella se acaba de separar y empieza un camino de redescubrimiento con una tendencia a la libertad”, comentó el colaborador televisivo. El momento perfecto para acabar con un vendedor (de una especie de Tecnocasa). Eso debe ser la libertad. O como dice otra frase del libro (que parece de manual de ligar a las cuatro de la mañana): “La libertad es perder el miedo a equivocarse”, frase que, por cierto, el escritor también señaló en la rueda de prensa cuando se hizo público el premio.
“Me interesan las mujeres en ese momento. Cuando empieza la novela ella se acaba de separar y empieza un camino de redescubrimiento"
Así es como Vera acaba con Antonio y surge ese amor que para Del Val, no obstante, tiene más que ver con la voluntad que con las flechas espontáneas de Cupido. “Para mí todo tiene mucho más que ver con la voluntad. En realidad, yo lo que quería contar era una historia de amor entre dos personas muy distintas, con diferente biografía, estatus, ideología, ciudad… Y a ella le encanta que él no tenga dinero. Es el único hombre que conoce que se siente seguro sin dinero”, manifestó.
MIentras todo esto ocurre se van mezclando escenas eróticas como una masturbación de ella mientras ve una peli porno: “La rubia de la coleta está a punto, Vera también. Moja por última vez sus dedos, casi por instinto porque ya no es necesario, y los mueve presionando aún más. Un segundo, dos, tres, cuatro… Vera se contrae entera, cierra las piernas atrapando su mano, y un gemido ronco inevitable se escapa de su garganta. Detiene el movimiento de sus dedos, su vientre se relaja y desaparece poco a poco el temblor de sus muslos. Para el vídeo, cierra la pantalla del ordenador y se acurruca en la cama. Esa noche le apetece dormir desnuda”. Esto es solo un pequeño párrafo de lo que se va pespunteando por la novela.
Y, sin embargo, aunque Vera ocupe muchas páginas del libro -en total no son tantas, 355, y con un cuerpo de letra grande e interlineado- también tienen su lugar otros personajes, como la hermana de ella, Alba, el hermano de él, Diego o la amiga Gabi. “Son personajes que creo conocer y de los cuales tengo referencias próximas. Me gusta escribir de personajes y entornos que conozco”, subrayó Del Val.
Como la propia Sevilla y el céntrico barrio de El Arenal en el que se desarrolla toda la historia con La Maestranza como punto nuclear. De hecho, la novela tiene una razón de ser de que se ambiente en Sevilla. “Para mí es una ciudad que es pura pasión y por eso me atrae. Los personajes ahí pueden estar muy vivos. Por otro lado, tiene sus cosas buenas y otras no tanto para una clase alta porque a veces puede ser un entorno muy claustrofóbico”, afirmó el escritor. Es el que, precisamente, sufre Vera con su ex marido, de nombre Borja Manuel y hasta relacionado con Franco, cuyo nombre por aquí también sale.
En Vera, una historia de amor van pasando una serie de cosas que tienen sobre todo que ver con el choque entre la conservadora clase alta sevillana y el mundo marginal (venido en parte de Madrid). Choque de valores. Choque de visiones del mundo que, esto sí, se nota que Del Val conoce bien, seguramente por venir de donde viene, lo cual él nunca ha escondido, y ambientes en los que posteriormente se haya podido relacionar, como él mismo ha señalado
Esta mañana ha estado muy bien arropado junto a Ángela Banzas y José Creuheras para insistir en que una de las palabras que más le gustan es “entretenimiento”. Eso es lo que él quiere. Y que “el lector se emocione, ría, llore, se excite y que al final se quede con una sensación confortable. Y estoy convencido de que esto va a suceder. Y además la novela tiene algo de lo que yo no me puedo desprender que es el optimismo y la esperanza”. Lo ha dicho así, como seña de identidad. Y con muchísima seguridad. Desde luego, posiblemente, junto con la biografía del rey emérito su novela sea el libro del que más se hable del año. Y eso es, al fin y al cabo, lo que también pretendía Planeta.
Juan del Val quiere hablar del amor y quiere que nos vayamos bien entretenidos cuando terminemos de leer su novela, Vera, una historia de amor, que sale este miércoles a la venta. “Si alguien ha pasado un rato entretenido, ya me doy por satisfecho”. Sin más polémicas, sin más disparos a los críticos. Así lo ha contado en la presentación del libro, ganador del premio Planeta -como a estas alturas todo el mundo sabe y, precisamente por eso, en su editorial están encantados (“queremos que del libro se hable”, dijo José Creuheras, presidente del Grupo)- junto al de Ángela Banzas, Cuando el viento hable, finalista, y a quien, también lo sabe, le va a tocar lidiar con un imponente cohete mediático en la gira que ahora comienza.