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Este filósofo francés (muerto) que no conoce casi nadie es el gran referente de la derecha de EEUU
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Este filósofo francés (muerto) que no conoce casi nadie es el gran referente de la derecha de EEUU

René Girard y sus teorías sobre el deseo y la violencia calaron en Silicon Valley y entusiasmaron al inversor Peter Thiel y al vicepresidente J.D Vance, que ahora las han llevado a la Casa Blanca

Foto: El filósofo francés René Girard. (Universidad de Stanford)
El filósofo francés René Girard. (Universidad de Stanford)
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Lleva muerto diez años, pero el filósofo e historiador francés René Girard (1923-2015), conocido principalmente entre los muy cafeteros de la filosofía, se ha convertido en el nuevo gran referente de la derecha estadounidense. Así lo mantiene una gran semblanza publicada en el periódico británico Financial Times, que afirma que este profesor, que en los setenta y ochenta disertó sobre el deseo (y qué y por qué deseamos) y que durante décadas dio clases en universidades estadounidenses —esas que ahora persigue la Administración Trump—, es el anclaje intelectual del movimiento MAGA principalmente gracias al vicepresidente J.D. Vance y a Peter Thiel, el inversor colega de Elon Musk, pero que se ha sabido mantener en las cloacas trumpistas con mucha más inteligencia que el sudafricano.

Thiel llegó a Girard porque fue uno de sus alumnos en sus clases de Filosofía en Stanford hacia 1989. El cofundador de Paypal junto a Musk y que también invirtió en Facebook cuando surgió y en LinkedIn —entre otras plataformas— se quedó entusiasmado con las teorías del francés, si bien hay otros exalumnos, como Paul Leslie, que señalan que aprendió su filosofía de una forma un tanto “desviada”. Como este escribió en el artículo De la filosofía al poder: El mal uso de René Girard por Peter Thiel, J. D. Vance y la derecha estadounidense, publicado en la revista Salmagundi, una de las más influyentes en la órbita intelectual de EEUU, “el profundo compromiso de Thiel con la obra de Girard ha sido fundamental para moldear su visión del mundo; sin embargo, tergiversa selectivamente los conceptos girardianos de maneras que distorsionan su significado original. Esto se extiende más allá de Thiel a figuras como su protegido político, J. D. Vance. Examinar como tanto Thiel como Vance tergiversan los temas de Girard muestra cómo sus lecturas erróneas configuran la forma en que se entiende y se ejerce el poder, afectando no solo a los debates académicos, sino también a la propia vida política”.

La filosofía de Girard

Girard, un intelectual de ideología centrista y que, insiste Leslie, hoy estaría muy alejado del trumpismo, tomó relevancia con su teoría de la mímesis y de la violencia en las sociedades primitivas y contemporáneas. En ella manifiesta, como explica su exalumno, que los deseos humanos no son innatos, sino que se moldean imitando a los de los otros. Esta imitación genera rivalidad, ya que los individuos compiten por los mismos objetos o estatus, lo que deriva en conflicto. Para restablecer el orden, las sociedades históricamente han recurrido a la búsqueda de chivos expiatorios, transfiriendo la agresión colectiva a una víctima inocente. Este acto une temporalmente a la comunidad, pero perpetúa ciclos de violencia ocultos por mitos que presentan al chivo expiatorio como merecedor de castigo”.

Desear lo que desea el otro también genera competencia, rivalidad…. Y, luego, además, señalamos a un responsable del enfrentamiento

En lenguaje más prosaico: deseamos, no lo que tienen los demás, sino lo que desean los demás. Si alguien te dice que desea comprarse x coche… es muy posible que acabes pensando que también quieres ese coche. En parte, eso no está mal, ya que si los deseos no fueran miméticos se encontrarían permanentemente fijados en objetos predeterminados, serían, de alguna manera, algo instintivo, y no cambiaríamos de deseo nunca. Ahora bien, esto de desear lo que desea el otro también genera competencia, rivalidad… y es la fuente de nuestros conflictos. Y, luego, además, señalamos a un responsable del enfrentamiento (y del mal rollo): pongan a aquí la raza, etnia o grupo religioso que estimen oportuno.

El filósofo francés incidía también en que es la tradición judeocristiana la responsable de desenmascarar este mecanismo porque da voz a las víctimas y desvela la injusticia de la búsqueda de los chivos expiatorios. Este desenmascaramiento y el reconocimiento de la figura de la víctima es la que hace que la sociedad se frene y rechace la violencia. Pero, una vez más, Girard también se dio cuenta de que la figura de la víctima tiene un lado oscuro: la manipulación del victimismo para justificar la agresión contra otros.

El mal uso de Girard

Según Leslie, hay una tendencia en la política moderna actual que supo ver muy bien Girard y es que muchas veces se invoca al victimismo para justificar políticas agresivas o silenciar a la oposición. Así, la preocupación por las víctimas… es la justificación para crear más víctimas. En febrero de 1993, el francés observó: "Hemos llegado a un punto en que la única manera de ser violento es contra los violentos. Es por eso que todo hoy es propaganda... Siempre afirmas estar luchando contra la violencia de otros".

Si Peter Thiel llegó al francés por sus clases, Vance lo hizo a través de su asistencia a conferencias en las que otros citaban las teorías girardistas del chivo expiatorio… para asimilarlas mal. Como manifiesta Leslie, el vicepresidente no tuvo ningún problema en difundir los falsos rumores sobre inmigrantes haitianos en Springfield durante la campaña electoral. Promovió la narrativa de que estos inmigrantes robaban y se comían mascotas. Lo que estaba haciendo era desplegar la teoría del chivo expiatorio señalando a una comunidad vulnerable como fuente de problemas sociales. Invirtió la preocupación por las víctimas para justificar la marginación de los inmigrantes, alegando defender a los residentes supuestamente perjudicados por forasteros.

placeholder J.D Vance es un gran (y mal) seguidor de Girard. Aquí en la campaña electoral de 2024 (Zuma Press Wire/DPA/Mark Hertzberg)
J.D Vance es un gran (y mal) seguidor de Girard. Aquí en la campaña electoral de 2024 (Zuma Press Wire/DPA/Mark Hertzberg)

“Esta inversión demuestra la facilidad con la que las ideas de Girard pueden malinterpretarse para perpetuar la búsqueda de chivos expiatorios contra la que advierten”, escribe Leslie, añadiendo: “Este enfoque le permite a Vance presentar a sus electores no haitianos como las víctimas reales —junto con sus gatos— mientras justifica, para sí mismo y para los demás, el daño infligido a la comunidad inmigrante; un ejemplo perfecto de cómo la preocupación por las víctimas puede invertirse para justificar la propia búsqueda de chivos expiatorios”.

Thiel es más sofisticado (y peligroso)

Vance es el pincel grueso de la filosofía de Girard con lo del chivo expiatorio, pero Thiel tuvo un acercamiento más sofisticado —se autodenomina “girardiano acérrimo e irredento”— y, por eso, señala Leslie, es mucho más peligroso. De hecho, el inversor ha aplicado los conocimientos girardistas de la violencia en el mundo empresarial… con mucho éxito (sobre todo, para él).

Por ejemplo, ha invertido en negocios que aprovechan la rivalidad, la competencia y el deseo de prestigio… consiguiendo con esto cantidades ingentes de dinero. En lenguaje llano: el mal rollo, las peleas, el malestar… le ha hecho rico. Es el caso de Facebook, una plataforma que Mark Zuckerberg ideó a partir de la comparación con los otros. La web original, que se llamaba Facemash, comparaba fotos de estudiantes generando un “juego” de aceptación o rechazo. Thiel vio enseguida que ahí estaba el deseo mimético de Girard —amplificado después con los likes— e invirtió rápidamente en el negocio. Lo mismo hizo con LinkedIn. El empresario fue capaz de ver que la validación social y el afán por gustar se podían monetizar (aunque fuera agresivo e hiciera daño a tantas personas).

El empresario fue capaz de ver que la validación social y el afán por gustar se podían monetizar (aunque fuera agresivo e hiciera daño)

Si esta es su visión empresarial, su visión política e ideológica no se desliga mucho. En 2004, en una conferencia ante 12.000 personas en la que citó a Roberto Calasso, John Locke y Thomas Hobbes, entre otros, afirmó que el ser humano es una mezcla de violencia maquiavélica, crueldad y pecado original, y que los ideales liberales de la Ilustración poco pueden hacer contra esto. De ahí, señaló, que se produjeran atentados como el 11-S (y el terror islamista). En definitiva, la supervivencia de Occidente solo será posible con mano dura (aquí también sacó a la palestra a Carl Schmitt, otro pensador citado en los últimos tiempos entre los más reaccionarios).

Un pensador centrista

En julio de 2023, Thiel montó la conferencia Novitate a la que asistieron numerosos inversores en Washington para conmemorar el nacimiento de René Girard. El lema era “El nihilismo no es suficiente”, toda una declaración de intenciones con la que, según Leslie, el francés no se sentiría muy cómodo.

placeholder Peter Thiel, cofundador de PayPal e inversor tecnológico. (Reuters)
Peter Thiel, cofundador de PayPal e inversor tecnológico. (Reuters)

Girard fue un joven ateo al que le entusiasmaron los existencialistas Sartre y Camus, aunque luego abrazaría la fe cristiana. Cuando recaló en el mundo académico estadounidense, llegó a invitar a una conferencia a Derrida cuando este aún no era nadie y fue quien le hizo famoso en EEUU, lo cual no deja de ser una gran paradoja, ya que la derecha es hoy muy crítica con los postulados de los posmodernos como Derrida. Todas sus teorías partían de la literatura. Estudió a Don Quijote, Madame Bovary y otros personajes de Stendhal, Proust o Dostoievsky para darse cuenta de cómo deseamos lo que otros desean y eso es causa de competiciones infructuosas, infelicidad y violencia. Sus libros, como El chivo expiatorio, La violencia y lo sagrado o Mentira romántica y verdad novelesca, se pueden encontrar en español publicados por Anagrama.

El filósofo hizo fortuna en Silicon Valley y hoy sus ideas —tergiversadas, no dejan de repetir sus herederos intelectuales— han llegado a la Casa Blanca. Así es el mundo en el que vivimos.

Lleva muerto diez años, pero el filósofo e historiador francés René Girard (1923-2015), conocido principalmente entre los muy cafeteros de la filosofía, se ha convertido en el nuevo gran referente de la derecha estadounidense. Así lo mantiene una gran semblanza publicada en el periódico británico Financial Times, que afirma que este profesor, que en los setenta y ochenta disertó sobre el deseo (y qué y por qué deseamos) y que durante décadas dio clases en universidades estadounidenses —esas que ahora persigue la Administración Trump—, es el anclaje intelectual del movimiento MAGA principalmente gracias al vicepresidente J.D. Vance y a Peter Thiel, el inversor colega de Elon Musk, pero que se ha sabido mantener en las cloacas trumpistas con mucha más inteligencia que el sudafricano.

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