Dinosaurios a tamaño real y pura aventura: llega la exposición de 'Jurassic World'
La nueva exposición interactiva en Espacio Ibercaja Delicias de Madrid permite cumplir uno de los sueños de todo adulto: ver a un tiranosaurio rex de cerca (y sobrevivir a ello)
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Quizá si la exposición interactiva de Parque Jurásico hubiera existido cuando Hunter S. Thompson inventó el periodismo gonzo, habría elegido escribir sobre ella y no tendríamos ningún conocimiento sobre la decadencia y la perversión del derby de Kentucky. Por suerte para algunos no fue así, porque Jurassic World: The Experience, surgió en 2016, y después de pasar por otras ciudades del mundo (Bangkok, Singapur, Bogotá o Londres, nos cuentan sus artífices) aterriza por primera vez en Madrid ahora, para celebrar los 30 años de la icónica saga cinematográfica.
En realidad, así de primeras lo de los 30 años tiene más de reclamo publicitario que de verdad. Si somos totalmente exactos con las fechas, la película de Steven Spielberg (una de las franquicias más taquilleras de la historia) se estrenó concretamente un 11 de junio de 1993 ( va a hacer 32 años), y estaba basada a su vez en la novela de Michael Crichton publicada en 1990 (que son 35 años). El filme logró un Oscar a mejores efectos especiales, mejor sonido y mejor edición de sonido, pero como no todos los días uno puede ver en persona un velocirraptor, podemos hacer la vista gorda y redondear un poco con las fechas.
Por hacer memoria, aunque no es realmente necesario: Parque Jurásico contaba la historia de un parque temático lleno de dinosaurios y ubicado en una isla remota llamada Isla Nublar a la que había que acceder en helicóptero, un poco como las parejas que deciden celebrar su luna de miel en las Maldivas. Jurassic World: The Experience, no está tan alejado geográficamente, pero sí se encuentra en un lugar bastante marciano (sobre todo si uno vive a una hora en metro) que bien podría competir con la propia isla.
Se encuentra concretamente en el Espacio Ibercaja Delicias, al que uno accede tras llegar al bello Museo del Ferrocarril y después de caminar diez minutos en línea recta hasta el destino. Encajado entre unas vías del tren y varias carpas circenses, donde hay desde un gran cabaret a varios puestos dedicados a Coca-Cola, Tanqueray o Mahou (Ipa, dato importante), Jurassic World: The Experience no se encuentra en un lugar especialmente apto para calurosos, aunque hay que admitir que se trata de un enclave bonito y, sobre todo, ecléctico. Lo conforma una enorme carpa a la que solo supera en tamaño la carpa aledaña, dedicada a la tienda del museo. Porque, ¿qué es un museo sin una tienda de regalos aledaña?
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Es innegable que los dinosaurios tienen algo, en su carácter extinto y majestuoso, que llama la atención de los seres humanos desde que son pequeños. En el caso de la saga de Spielberg es particularmente sorprendente: el próximo 2 de julio, el director Gareth Edwards estrena Jurassic World: El Renacer, película que demuestra que el mundo concebido por Spielberg sigue fascinando y siendo rentable. El cineasta y catedrático Luis Deltell responde a El Confidencial acerca de la fascinación por una franquicia de (más) de 30 años: "El acierto de Spielberg y del nuevo Hollywood en general fue recuperar lo mejor del lenguaje clásico y del cine de género y actualizarlo con ideas modernas. Creo que sus películas pueden ser leídas como clásicas, sin serlo. En el caso de Parque Jurásico, funciona como película genérica de aventuras y de suspense, como las que se hicieron en los años 30 del siglo pasado, pero también muestran una gran modernidad. A mí personalmente me gusta por su carácter genérico, es una película relativamente previsible pero sorprendentemente bien ideada. Los efectos especiales son geniales, pero lo que realmente nos aterra es ese vaso que tiembla".
En el Espacio Ibercaja no hay vasos que tiemblen, pero sí "trabajadores del parque" que parecen entusiasmados con hacer la visita. "Si todavía no tenéis un dinosaurio favorito os aseguro que hoy lo vais a tener", nos indican antes de entrar en el "ferry" que nos llevará a nuestro destino y donde nos ponen un vídeo introductorio, mientras nos explican que la empresa Neon Global ha sido la encargada de crear la experiencia. "Por mucho que os acerquéis al tiranosaurio rex no os pasará nada", también bromean, lo que siempre es un alivio, teniendo en cuenta que una de las mayores contradicciones de la saga de Spielberg es que el parque siguiera abierto película tras película, después de tantos accidentes y muertes. (Si Parque Jurásico tenía algún tipo de moraleja era justo esa, que no debemos jugar a creernos dioses).
La diferencia entre la exposición (interactiva) de Jurassic World y las exposiciones inmersivas (tan de moda en nuestros días) se observa rápidamente desde que uno "se baja del ferry y entra en el parque": interactivo significa que, literalmente, interactúas con los dinosaurios. No solamente estás inmerso en el decorado salvaje (y selvático) del Parque Jurásico, sino que puedes ver dinosaurios a tamaño real que se mueven, hacen ruidos y parece que van a comerte en cualquier momento, mientras te explican cuánto medían estos bichos o cuál era su dieta.
Son muñecos, vale, pero son muy realistas y siguen siendo mejores que una exposición de Van Gogh en la que no hay ningún cuadro de Van Gogh. Como curiosidad: el ruido del T-Rex en la película de Spielberg se logró mezclando los sonidos de un elefante, un tigre y un cocodrilo. Aunque a día de hoy la ciencia ya ha concluido que el sonido que harían estos animales sería más similar al de las aves, ese es el que ha quedado en el imaginario colectivo. Y, de todas formas, nadie busca mucha ciencia cuando va a visitar una exposición interactiva de Parque Jurásico.
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La visita recorre varias salas y en cada una de ellas es un dinosaurio en concreto el protagonista de la función. Incluso hay un conveniente guiño a la película con un laboratorio en el que se guarda el famoso ámbar, del que se consiguieron los dinosaurios gracias a un minúsculo mosquito. Los guardas del parque (o actores) parecen tan inmersos en contar la historia que a estas alturas parece que la gente comienza a creer que todo lo que se ve ahí es real. Y no deja de ser curioso desde un punto de vista sociológico ver a adultos acariciando con el dorso de la mano a una especie de marioneta que se mueve. "No se acerquen a la pared ni a la valla", advierte un "guarda". "No está electrificada, por favor. A mi anterior compañero se lo comieron". Todo el mundo se apiña como si realmente fuera a aparecer un tiranosaurio rex en cualquier momento (spoiler: aparece). "Madre mía, es que ahí entramos perfectamente", una mujer señala una calavera. "Dios mío, vamos a morir", declara, tajante, una chica muy metida en el papel.
No deja de ser curioso ver a adultos acariciando con el dorso de la mano a una especie de marioneta que se mueve
Es bastante difícil para la arriba firmante salir de la exposición sin reflexionar amargamente que ojalá esto hubiera existido en 1996 cuando tenía cinco años. Porque si hay alguien para quien está enfocada la exposición es, claramente, los más pequeños. Lo bueno que tiene, entre otras cosas, es que la pueden disfrutar desde los niños hasta los adultos que los acompañan. Porque si algo nos demuestra el entusiasmo del grupo que ha hecho la visita es que, a cualquier adulto, en el fondo, le apasionan los dinosaurios. La duración está entre 45 y 60 minutos y abre sus puertas a partir de mañana, día 30 de mayo. Es, por citar un poco a Foster Wallace, algo supuestamente divertido que probablemente (sí) volveré a hacer.
Quizá si la exposición interactiva de Parque Jurásico hubiera existido cuando Hunter S. Thompson inventó el periodismo gonzo, habría elegido escribir sobre ella y no tendríamos ningún conocimiento sobre la decadencia y la perversión del derby de Kentucky. Por suerte para algunos no fue así, porque Jurassic World: The Experience, surgió en 2016, y después de pasar por otras ciudades del mundo (Bangkok, Singapur, Bogotá o Londres, nos cuentan sus artífices) aterriza por primera vez en Madrid ahora, para celebrar los 30 años de la icónica saga cinematográfica.