Es noticia
Estrella Morente: confesiones (y cante) de furgoneta: "El silencio puede ser el mejor amigo"
  1. Cultura
entrevista

Estrella Morente: confesiones (y cante) de furgoneta: "El silencio puede ser el mejor amigo"

La cantaora, la gran atracción de la duodécima edición del festival Música en Segura, se sincera en esta entrevista realizada nada más bajarse del escenario, en el vehículo que la llevará a Madrid

Foto: Estrella Morente. ( Juan Antonio Parta)
Estrella Morente. ( Juan Antonio Parta)
EC EXCLUSIVO

Aunque no es el mejor momento para hacer una entrevista, Estrella Morente (Granada, 1980) se lo toma con calma. No tiene prisa. Ha caído la noche en la Sierra de Segura y amenaza con llover. De hecho, chispea. Se ha instalado el frío dando un "cuchillazo", que diría la entrevistada, que colocándose sobre los hombros un mantón se acomoda a la vez dentro de la furgoneta que en un rato –ya de madrugada– la va a llevar hasta Madrid. Acaba de bajar del escenario. Todavía no ha saludado a las autoridades. Morente ha dado algunos buches de agua y un tiento de aceite de oliva sobre el escenario instalado en el patio de máquinas de la cooperativa Orze-Oliva, en Orcera (Jaén), donde estos días se celebra la duodécima edición del festival Música en Segura. Este año, Estrella Morente es la atracción principal de la primera jornada, la de inauguración, atrayendo a más público (6.000 personas en total asisten a los cuatro días de festival, del 14 al 18 de mayo) que habitantes tiene el pueblo (más de 1.700).

Este año, Estrella Morente es la atracción principal de la primera jornada, la de inauguración del Festival Musical en Segura

Escribía Estrella Morente en su poemario Mis poemas y un cante: "En la ciudad de la Alhambra / La luz vi un día / Allí me parió en Graná / La mare mía / Mi mare tiene los ojos como la Alhambra / Mi pare canta en la fuente / Soy de Granada». Y es, ante todo, andaluza. Quienes han ido a verla esta noche en Orcera pueden dar fe. (Daniel Broncano, creador y fundador del festival, se refiere a esta zona como “el Suristán” por su ubicación geográfica, limítrofe con La Mancha y Murcia). La mayor de los Morente se encuentra ahora mismo a más de 200 kilómetros de Granada. El viaje hasta este punto le ha parecido “una belleza” y “una maravilla”. Dice la cantaora que hace años que no veía el campo tan bonito: “La lluvia lo ha puesto precioso y también veo a los trabajadores contentos, recogiendo las cosechas. Estamos en las entrañas de la cooperativa, donde se encuentran todas las herramientas de trabajo. Como decía en el escenario, que esto salga y llegue al mundo”.

Cuenta que su padre, Enrique Morente, les recordaba la importancia del sacrificio y el valor de los trabajos más duros en el campo, en la mar y en la mina, cosas que tienen que ver –indica Estrella– con la raíz de la tierra. “Se ha hecho de noche, pero podría volver a amanecer y seguiríamos hablando de Andalucía y de la importancia que tiene para mí haber cantado hoy aquí. ¿De dónde eres?”, termina preguntando la propia entrevistada al entrevistador.

Silencios

PREGUNTA. ¿Qué silencio recuerdas más: el de tu padre antes de cantar o el tuyo después de escucharlo?

RESPUESTA. No sabría decirte cuál de los dos era más impactante para mí, pero te puedo decir lo impactante que era para él el silencio. De hecho, en el poemario también hay algún poema que está dedicado a la importancia de los silencios.

P. "La importancia de los silencios es tanta como la de que no suena. No es lo mismo un silencio de blanca que un silencio de negra. Hay silencios hacia dentro y otros que suenan fuera".

R. Así es. Te voy a hacer una confesión: aunque lo he convertido en poema, en realidad es una reflexión de mi padre que tengo interiorizada de alguna forma desde niña. Él nos lo recordaba siempre. Nosotros hemos estudiado música desde niños, tanto mi hermana Soleá como Kiki; desde chicos hemos tenido contacto con el piano, con la guitarra, con el solfeo... Y recuerdo que eso nos lo dijo aprendiendo una lección de lo que eran los silencios y la importancia del silencio de la blanca como el silencio de negra. A mí me costaba comprenderlo, por lo que fuera, y me atrancaba como cría que era. Pero él se emperró en hacer mucho hincapié en ello para que no fuera algo más, porque el silencio –decía– nos iba a acompañar a lo largo de nuestra vida. Cuando uno está en conexión con el silencio, se convierte en el mejor amigo de uno mismo porque está escuchándose por dentro, su respiración, el aire, una gota de agua caer en un charco. Está muy bien tener opinión, pero el saber escuchar y la importancia del silencio es muy importante.

Interludio

Después de interpretar la malagueña Que te quise con locura sobre las tablas, Estrella Morente ya hizo una primera referencia al silencio. “He disfrutado mucho de ellos hoy”, repite ahora, en la furgoneta, arropada por la quietud del campo. “Estábamos en un paraíso en medio de la nada, y lo único que se oía eran pájaros pasando. Entre la afición tan bonita y la escucha de la gente… El silencio, la entrega… He disfrutado mucho esos tercios largos. Yo lanzaba la voz y se iba al infinito”. Y aunque el viento estaba por llevarse el cante, el sonido se ha mantenido hasta el final. “Parecía que cantábamos en el Carnegie Hall de Nueva York, rodeados de grúas y tractores”, continúa. “El aire nos ha respetado”.

En un lance de la tarde, a eso de la mitad del espectáculo, Estrella Morente se levantó enérgica de su silla y saludaba al respetable moviendo su mano como si fuera una paloma. Ovación. Se quedaba a solas la guitarra de José Carbonell Montoyita. Ni un bisbiseo se oía, sólo los zapatos de Morente al volver del camerino después. Para no interrumpir con su caminar, la artista prefirió esperar viendo el atardecer mirando hacia El Yelmo.

Morir siendo amanecer

P. Me dijo una vez Tomatito que se toca como se siente. ¿Es así?

R. Hay quien dice que se torea como se siente y se canta como se siente. Pero es que también se cocina y se escribe como se siente. Yo iría un poco más allá: no solo como se siente –estoy de acuerdo totalmente con el maestro Tomate–, porque somos lo que comemos y lo que escuchamos, y esto tiene la capacidad de moldearnos. El artista, su obra –ya sea pintor violinista, guitarrista, cantante o bailarín–, está compuesta de todo lo que ha visto, del que se ha cruzado en el metro, del niño que ha visto llorando, de la injusticia que ha escuchado en el telediario. O del alegrón porque un hijo ha sacado una buena nota.

P. ¿Qué sería del flamenco sin el drama?

R. Una de las cosas que intentaba trasladarle a nuestro público es el ligazón del cante flamenco a los trabajos de la tierra, sobre todo el más antiguo: martinete, cantes de trilla, debla... Si te vas a las alegrías, estamos hablando de marineros. Los fandangos de Huelva... Todas esas letras hablan de los trabajos de la mar, de las redes, de los pescadores. Y si mencionamos los cantes de levante, ya nos vamos a la mina. Son los trabajos donde se juegan el pescuezo y la vida. Entonces, claro que el flamenco tiene drama. Pero también mucha alegría, porque de la misma manera que cantaban con el sudor en el campo, cosechando o arando con la trilla, también celebraban un bautizo un domingo o una romería con cantes y bailes.

placeholder Estrella Morente. ( Juan Antonio Parta)
Estrella Morente. ( Juan Antonio Parta)

“Quiero morirme siendo ayer... Quiero morirme siendo manantial... Quiero morirme siendo amanecer...” Hoy ha fusionado Estrella Morente el final de la mencionada Que te quise con locura con Crisol, las bulerías grabadas por su padre en 1992. Estrella quería contar demasiadas cosas y las explicaciones a veces tienen que ser las justas, las que entran. “Crisol es para mí un poema que tiene mucha importancia, que musicó mi padre, y ha sido uno de los textos que cantaba hace muchos años”, cuenta en la furgoneta. “Tiene unas connotaciones familiares muy especiales. Es una muestra más de ese cariño y de ese amor que le tenemos en mi casa a la poesía y desde el flamenco. Cantar hoy aquí a Federico García Lorca, a Miguel Hernández o a Antonio Machado no deja de ser una reivindicación y un recuerdo a mi padre, que fue un loco de los buenos textos. Como él decía, no todo el mundo tiene que ser Cervantes ni todo el mundo tiene que ser Lorca”.

Villancicos en mayo

P. ¿El flamenco es creyente por tradición o por convicción?

R. El flamenco forma parte de la propia fe y cada uno lo puede entender como quiera. Mi padre presumía de ser ateo y me di cuenta un día de que no era verdad. Era un hombre al que no le gustaban las mentiras, pero en eso exageraba y era más discreto y menos patriótico de la cuenta (yo me entiendo). Pero tenía una parte mística y una muy buena de bondad, y si Dios significa algo, eso es amor. Él vivió una época donde pasaron muchas cosas y siempre decía que las guerras venían de la religión. Creo que quería pulirnos esa parte cuando veía que nos poníamos demasiado “capillitas” (risas). Pero de ateo nada; es alguien que construye la misa flamenca y que llega a alcanzar esas cotas de misticismo, acercándose a Santa Teresa de Jesús, a San Juan de la Cruz, a Fray Luis de León y a todos estos textos sacros. Un día le pregunté: “Papá... Para ti, ¿Omega ha sido el disco más impactante?”

P. ¿Qué le respondió?

R. Me dijo que no, que había sido el más divertido. Honestamente su contestación era “ninguno”, porque era así de humilde y creía que ningún disco estaba terminado, pero me acabó diciendo que si tuviera que medio quedarse con un disco, ese era Misa flamenca. La importancia de los textos sacros, el bucear en todo ese lenguaje del castellano antiguo, ese dialecto, esas formas, esas expresiones rítmicamente le llamaban mucho la atención. Hubo una serie de villancicos que él me hizo grabar. Ahora mismo voy a recordar uno.

(Estrella Morente se aclara la garganta y cierra los ojos. Se esfuerza en poner en pie uno de los villancicos -Qué quieres que te traiga, que voy a Burgos-. Baja levemente la cabeza para que la voz coja impulso. Mide el volumen levantando unos centímetros la barbilla. Segundos de silencio. Ha parado de llover. Con los párpados cerrados, la cantaora comienza a cantar, casi como en susurro).

A terminate a quererme... No seas como el dinero... Que de andar en tantas manos... Se le borran los letreros... Con la bordada que vas al baile con la de seda no hay de qué... Lo que a mí me gusta es tu cuerpo... Tu garbo y talle... Que rubita y ven, que rubita y ven…

A estas horas ya no queda gente por los alrededores de la nave de la cooperativa. Algún coche rezagado que se pierde por el camino al filo de la madrugada. Hay quien diría que ya no son horas de cantar. Pero esto que acaba de suceder es un regalo de medio minuto. “Había algo de la música medieval, un poco del folclore... De todo lo que él consiguió aunar en mi disco Calle del aire. Me recopiló canciones sefardíes... En fin, me enrollo más que la pata un romano”, bromea Estrella Morente.

Milagro de media noche

Podría estar Estrella horas hablando sobre el camino tan extenso y tan amplio del campo de creación. “Desde entonces tengo esa curiosidad y la necesidad de acercarme a los textos sacros". Pone de ejemplo Le di caza al alcance, dedicado al poema Tras un amoroso lance de San Juan de la Cruz, con Michael Nyman. “Todo eso en conjunto no es más que la veneración, la admiración absoluta; la necesidad y la curiosidad por seguir el camino que él nos enseñó, que era el del aprendizaje, el de no parar de leer. Decía que la literatura era lo único capaz de contarte realmente tus orígenes". La pregunta (“¿el flamenco es creyente por tradición o por convicción?”) parece que amerita de una respuesta desarrollada. Es la última.

"Tengo esa curiosidad y la necesidad de acercarme a los textos sacros"

Recordando a su padre, Estrella se emociona, dice que se le coge un nudo en la garganta. “Me gustaría mucho poder compartirlo con él. Pero lo comparto con su memoria y su memoria nos acompaña. Antes, en el escenario, y ahora aquí contigo. Hay mucha gente que son hijos de ese pensamiento, de esa teoría, de ese caminar tan precioso”. Y exclama: “¡Bendito sea Dios! Que me dio la suerte de tener ese padre maravilloso del cual me he acordado hoy muchísimo, aquí en la cooperativa”. Van cerca de treinta minutos de entrevista. Es el cierre. No queda un alma. Pero en el bar todavía siguen haciendo bocadillos.

Aunque no es el mejor momento para hacer una entrevista, Estrella Morente (Granada, 1980) se lo toma con calma. No tiene prisa. Ha caído la noche en la Sierra de Segura y amenaza con llover. De hecho, chispea. Se ha instalado el frío dando un "cuchillazo", que diría la entrevistada, que colocándose sobre los hombros un mantón se acomoda a la vez dentro de la furgoneta que en un rato –ya de madrugada– la va a llevar hasta Madrid. Acaba de bajar del escenario. Todavía no ha saludado a las autoridades. Morente ha dado algunos buches de agua y un tiento de aceite de oliva sobre el escenario instalado en el patio de máquinas de la cooperativa Orze-Oliva, en Orcera (Jaén), donde estos días se celebra la duodécima edición del festival Música en Segura. Este año, Estrella Morente es la atracción principal de la primera jornada, la de inauguración, atrayendo a más público (6.000 personas en total asisten a los cuatro días de festival, del 14 al 18 de mayo) que habitantes tiene el pueblo (más de 1.700).

Música
El redactor recomienda