Dos hombres encuentran con un detector de metales misteriosas joyas de hace 1.400 años que ya estudian los arqueólogos
El terreno en el que se hallaron ya está siendo analizado como un potencial nuevo yacimiento arqueológico
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Lo que parecía un día más de detección de metales acabó con el hallazgo de dos piezas únicas de oro y granate con más de 1.400 años de antigüedad. El descubrimiento, realizado por Paul Gould y Chris Phillips en una zona rural del suroeste de Inglaterra, ha despertado el interés del Museo Británico y podría tener implicaciones relevantes para la arqueología anglosajona. Los objetos datan del siglo VII y presentan una factura artesanal excepcional.
Ambas joyas fueron localizadas utilizando detectores de metales durante una excavación. Se trata de una cabeza de cuervo de oro con incrustaciones de granate y un anillo o banda decorada con gemas triangulares, cuya función aún no está del todo clara. La cabeza, que pesa cerca de 60 gramos, presenta un diseño minucioso: un ojo hecho de granate, bordes delimitados por esferas doradas y zonas laminadas que recuerdan al patrón de gofre característico del arte anglosajón. El otro ojo, sin embargo, se encuentra perdido.
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Según informa Live Science, durante la limpieza inicial realizada por el Museo Británico, los conservadores descubrieron pequeños alfileres en el interior de la pieza, lo que sugiere que podría haber estado adherida a otro objeto mayor, posiblemente la punta decorativa de un cuerno para beber. Esta hipótesis recuerda a piezas similares halladas en enterramientos como el célebre Sutton Hoo. "La iridiscencia aún se aprecia", comentó Phillips, quien añadió que no hay ninguna otra pieza conocida igual.
Por su parte, el anillo —también compuesto de oro y granates— fue descubierto en el mismo contexto y presenta todos sus elementos decorativos intactos. Aunque aún no se ha determinado si se trata de una joya independiente o de un fragmento ornamental integrado en un objeto más complejo, los arqueólogos no descartan ninguna hipótesis.
Ambos objetos se entregaron al Programa de Antigüedades Portátiles del Reino Unido, que coordina los hallazgos arqueológicos realizados por particulares. Como explica Live Science, dado que las piezas están hechas de metal precioso y superan los 300 años de antigüedad, han sido clasificadas como posibles “tesoros” bajo la legislación británica. El terreno en el que se hallaron ya está siendo analizado como un potencial nuevo yacimiento arqueológico.
“Esperamos participar en cualquier investigación adicional del sitio y continuaremos detectando con todos los procedimientos correctos establecidos”, declaró Phillips. En el vídeo que documenta el descubrimiento, no ocultaba su emoción: “Es increíble. Estoy un poco emocionado”. Los arqueólogos también han resaltado que estos objetos podrían tener vínculos con contextos escandinavos o germánicos, dada la simbología del cuervo, frecuente en la mitología nórdica y asociada con el dios Odín.
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Lo que parecía un día más de detección de metales acabó con el hallazgo de dos piezas únicas de oro y granate con más de 1.400 años de antigüedad. El descubrimiento, realizado por Paul Gould y Chris Phillips en una zona rural del suroeste de Inglaterra, ha despertado el interés del Museo Británico y podría tener implicaciones relevantes para la arqueología anglosajona. Los objetos datan del siglo VII y presentan una factura artesanal excepcional.