Es noticia
'La canción': la loca historia de cómo llegó la Tanqueta de Leganitos a lo más alto de Eurovisión
  1. Cultura
En Movistar +

'La canción': la loca historia de cómo llegó la Tanqueta de Leganitos a lo más alto de Eurovisión

Fran Araújo y Pepe Coira rescatan en esta serie la gesta de la primera victoria de España en Eurovisión con el 'La, la, la' de Massiel en 1968

Foto: Carolina Yuste es Massiel en 'La canción'. (Movistar )
Carolina Yuste es Massiel en 'La canción'. (Movistar )

"Cuando la leyenda se convierte en hecho, imprime la leyenda", sentenció Maxwell Scott (Carleton Young) en El hombre que mató a Liberty Valance (1962). Y es lo que han hecho los guionistas Fran Araújo y Pepe Coira, pareja creativa detrás de Rapa y Hierro, con el arranque de su última serie, La canción, una cápsula del tiempo a ese 1968 en el que la España franquista se convirtió en el epicentro de moda gracias a la repetición de una sola sílaba: el La, la, la de Massiel. Bueno, más que de Massiel, de Ramón Arcusa y Manuel de la Calva, el Dúo Dinámico, los compositores de uno de los temas más recordados del concurso. Al menos aquí. A lo largo de sus tres capítulos, que se han estrenado este jueves en Movistar+, La canción reproduce el frenético y pedregoso camino que llevó al La, la, la "hasta la victoria, Franco".

En una entrevista en 2008, José María Íñigo, experto presentador eurovisivo, dejó caer que "a España le interesaba mucho ganar Eurovisión, por tener un cierto renombre en algo, y el festival de Eurovisión le venía muy bien". Faltan siete años para la muerte de Franco y el tirano busca imprimir una falsa sensación de modernidad en un país en pleno desarrollismo turístico. Lo demuestran películas como Bahía de Palma (1962), de Juan Bosch, en la que Arturo Fernández interpreta a un pianista de hotel que se enamora de la alemana Elke Sommer, portadora del primer bikini de la historia del cine español, o El turismo es un gran invento (1968), de Pedro Lazaga, con Paco Martínez Soria entregándose al hedonismo y desenfreno multicultural marbellí. España debía disimular la caspa y los grises en unos sesenta que en el Primer Mundo estaban llenos de color, de amor libre y de oposición a las dictaduras.

Tal fue el impacto de Eurovisión en España que el propio José María Íñigo participó en 1969 en una película-venganza contra el formato, Un, dos, tres... al escondite inglés, dirigida por Iván Zulueta -con quien Íñigo trabajaba en el programa musical Último grito- y producida por José Luis Borau, en la que un grupo de melómanos deciden boicotear al representante español en Mundocanal, un certamen parodia de Eurovisión, en el que participan grupos como Los íberos, Fórmula V, Los buenos y Los mitos, entre otros.

En ese contexto, La canción imagina a un Franco septuagenario (Luis G. Gámez) de cacería, al que le sobreviene la ocurrencia de ganar Eurovisión para limpiar la imagen de España. Y le encomienda a Manuel Fraga (qué bien volver a encontrarnos con Xosé A. Touriñán, el Agorastocles de Justo antes de Cristo), ministro de Información y Turismo, que lo consiga. A partir de ahí, la serie inventa a Esteban Guerra (Patrick Criado), su protagonista, un joven ambicioso salido de un pasado humilde en Palencia y bien dispuesto a escalar en el organigrama de RTVE, encargada de organizar la expedición española en una Eurovisión convocada por la televisión pública inglesa.

placeholder Los Francisco Franco y Carmen Polo de 'La canción'. (Movistar )
Los Francisco Franco y Carmen Polo de 'La canción'. (Movistar )

Alrededor de Guerra pululan personajes reales, como Joan Manuel Serrat (Marcel Borràs, uno de los renovadores, junto a Nao Albet, del teatro de las últimas décadas), Massiel (Carolina Yuste, ganadora de dos goyas por La infiltrada y Carmen y Lola), Artur Kaps (Alex Brendemühl interpreta a este realizador televisivo austríaco afincado en madrid) y Enrique Balmaseda (Carlos Santos), quien llegó a ser director del ICAA, y personajes ficticios como Lucía (Laia Manzanares), la novia farmacéutica de Esteban, cada vez más atraída por los movimientos estudiantiles antifranquistas.

Y es esta integración del contexto histórico en la ficción -incluso a través de imágenes super8 de archivo- con lo que juega La canción para reforzar la verosimilitud del relato. Incluso la fotografía de Andreu Ortoll (también responsable de la imagen de época de Te estoy amando locamente, 2023) recurre a un ruido digital que imita la textura de las cámaras de la época -como cantaba la bruja Avería, "Orticon, Plumbicon y Saticon", que eran algunos de los sistemas que usaban en RTVE- y que juega a diluir la frontera entre la imagen documental y la ficción construida. La serie recorre los espacios supervivientes de aquellos sesenta -¿dónde está ese maravilloso aeropuesto revestido de madera?-, del Madrid de los edificios institucionales por la mañana y de los espectáculos de travestis por la noche, en una permanente tensión entre la represión y el cambio.

placeholder Patrick Criado y Eneko Sagardoy en 'La canción'. (Movistar )
Patrick Criado y Eneko Sagardoy en 'La canción'. (Movistar )

La canción, dirigida por Alejandro Marín (Te estoy amando locamente), imprime un ritmo rápido, humor y bastante carácter a una cuenta atrás para ganar Eurovisión llena de obstáculos: los juegos de poder dentro de la corporación televisiva, las agendas propias dentro del gobierno franquista, las reivindicaciones políticas de artistas críticos con el régimen, como Joan Manuel Serrat (al que en Madrid se empeñan en llamar Juan Manuel), los costes económicos de la gira de promoción de cualquier artista televisivo, sobre todo para un país poco boyante, la rivalidad intrínseca a este tipo de competiciones y los pequeños azares personales e impredecibles. Porque en un universo paralelo Joan Manuel Serrat -que fue la primera opción para Eurovisión 1968- cantó su versión lánguida del La, la, la y el Congratulations de Cliff Richard se hizo con la victoria.

El tándem Patrick Criado y Alex Brendehmul funciona como dúo de contraste: Criado compone un personaje de andares rígidos y pensamiento encorsetado que se irá relajando a medida que descubre mundo, mientras que Brendemühl aporta con su acento germano deslizado una vis cómica de un hombre de vuelta de todo, que sobrevive hasta las grabaciones de los números orquestados de Cugat y su Chihuahua. Y, por fin, aparece Massiel, la tanqueta de Leganitos, hija de un representante musical con las ideas muy claras de cómo triunfar en la industria y que en esos momentos se encontraba de gira por Latinoamérica -con parada en la Cuba castrista-, con una Carolina Yuste que aporta madurez, serenidad y determinación al personaje.

Es difícil desprenderse de la estética Cuéntame en las producciones de época españolas, pero La canción lo consigue la mayor parte del tiempo. Sin ser demasiado arriesgada en la puesta en escena -es fiel a su vocación popular-, tampoco cae en el acartonamiento. Existe una ambición formal -dentro de los límites de una superproducción que se intuye cara- y un cuidado por el detalle que la aleja del simple plano-contraplano funcional, aunque se hubiese agradecido algo más de osadía, algo más de descontrol. Aun así, la serie si se detiene -también en imágenes- en las grietas del discurso oficial, siempre con una mirada de soslayo -entre la ternura y la crítica- de aquellos dejes de una España en minoría de edad, dependiente de los vaivenes del padrecito Franco. Y no faltan los guiños y el subtexto queer, sin ponerlos en primer plano. Eso sí, siempre en el código de una comedia familiar que lo pise demasiados callos. Habiendo dejado atrás la censura del régimen, hoy nos encontramos en la censura del consumo, en la que se recurre a códigos velados para contentar a unos y no soliviantar a otros.

En resumen: La canción es una serie disfrutona y disfrutable, amable y que aprovecha la resurrección de esta nueva Eurovisión fenómeno posmoderno, con personajes entrañables y cuidado formal, la tercera vía entre las series radicalmente autorales y las ficciones tradicionales, una mirilla confortable a un pasado en constante reescritura.

"Cuando la leyenda se convierte en hecho, imprime la leyenda", sentenció Maxwell Scott (Carleton Young) en El hombre que mató a Liberty Valance (1962). Y es lo que han hecho los guionistas Fran Araújo y Pepe Coira, pareja creativa detrás de Rapa y Hierro, con el arranque de su última serie, La canción, una cápsula del tiempo a ese 1968 en el que la España franquista se convirtió en el epicentro de moda gracias a la repetición de una sola sílaba: el La, la, la de Massiel. Bueno, más que de Massiel, de Ramón Arcusa y Manuel de la Calva, el Dúo Dinámico, los compositores de uno de los temas más recordados del concurso. Al menos aquí. A lo largo de sus tres capítulos, que se han estrenado este jueves en Movistar+, La canción reproduce el frenético y pedregoso camino que llevó al La, la, la "hasta la victoria, Franco".

Series Movistar+ Música
El redactor recomienda