La serie (y pódcast), la película y el libro que te cuentan el gran apagón (y te alivian)

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“A las 16:46 horas del 13 de abril del 2018 el mundo se apagó. Una tormenta solar de alta intensidad inutilizó todos los satélites y gran parte de los sistemas eléctricos de la tierra, afectando a las comunicaciones, a los transportes, a los hospitales o al suministro de agua. Desde hacía años, numerosos científicos habían advertido sobre las fatales consecuencias de una tormenta de este tipo, pero nadie sabía cuándo llegaría exactamente. ¿Cuáles fueron las consecuencias de este suceso? ¿Cómo fueron las primeras reacciones de los ciudadanos?”

Así comenzaba el pódcast El gran apagón que la plataforma Podium estrenó el 7 de junio de 2016. La idea era de José A. Pérez Ledo y estaba dirigido por Ana Alonso. A lo largo de tres temporadas de ocho episodios, cada uno contaba qué sucedía en nuestro país cuando todo se paraba y las comunicaciones quedaban cortadas. Y, por supuesto, no era nada bueno, aunque en este caso ficticio sí se sabía la causa: un fenómeno atmosférico.

La serie daba cuenta de catástrofes que en la vida real no ocurrieron, lo que demuestra que nuestra mente es una máquina de paranoias cuando no tenemos información fiable. Por ejemplo: los hospitales dejaban de funcionar, por lo que muchos pacientes no podían ser operados, tratados… con fatales consecuencias. ¿Y qué ocurría con los aviones? Desaparecía el control y se estrellaban… En cuanto a la seguridad en las calles, todo se militarizaba.

La serie ofrecía catástrofes que en la vida real no ocurrieron: muestra cómo la mente es una máquina de paranoias cuando no tenemos información

Por la parte informativa, empezaban a cundir las grandes teorías de la conspiración. Uno de los capítulos, de hecho, comienza así: “¿Por qué el gobierno no avisó de lo que iba a ocurrir? ¿Son los medios de comunicación cómplices de ese silencio? ¿Por qué el Museo del Prado cerró el día anterior al apagón sin explicar nada? ¿Qué relación tiene este hecho con la tormenta solar?”. Ayer el Museo del Prado fue desalojado en cuanto se supo que no se iba a restablecer el servicio eléctrico con facilidad, pero este martes ya reabrió con normalidad. Y si en la ficción la pinacoteca era clave… aquí, de momento, entre cuadros de Velázquez y Goya no ha ocurrido nada. Igual tener ficciones tan apocalípticas nos alivia cuando vemos la realidad.

La serie

En 2021, este pódcast se convirtió en una serie de televisión, Apagón, que fue estrenada por Movistar + en septiembre de 2022. Eran cinco capítulos que estuvieron dirigidos por Rodrigo Sorogoyen, Raúl Arévalo, Isa Campo, Alberto Rodríguez e Isaki Lacuesta. En ellos se contaban cinco historias diferentes protagonizadas por distintas personas que se enfrentaban al apocalipsis de las comunicaciones averiadas.

¿Qué sucedía? La serie ponía imágenes al audio del pódcast y pudimos ver a los personajes llenando sus coches con bidones de agua y con toda la comida no perecedera posible. Y velas, y pilas. Los políticos deciden parar los colegios, los hospitales, el comercio, la industria. “Sí, porque podemos perderlo casi todo y tardar años en recuperarlo”, dice uno de los personajes con cara de vamos a morir todos. En un hospital otro llega a decir: “¡No se atenderá a mayores de 70 años!”. Hay que indicar que este guion, aunque procedía del pódcast, se reelaboró después de la pandemia de 2020. Otro asunto que intensifica la serie es el de la seguridad y el miedo: “Han entrado a robar, están por todas partes”, dice otra. Todo siempre con música angustiosa. Ayer lunes la gente se pudo poner la música (grabada) que quiso.

La película

En noviembre de 2023 se estrenó Dejar el mundo atrás, otra película apocalíptica que pasó brevemente por las salas y enseguida recaló en Netflix. Estaba destinada para ello: una cinta de consumo en casa. No obstante, era una gran producción protagonizada por Julia Roberts y Ethan Hawke. Y parte del dinero lo habían puesto los Obama (que ya había estado detrás de otras películas de Netflix). Y en ella sucedía, obviamente, lo terrible: un gran apagón y todo saltando por los aires. Por otro lado, estaba basada en un super bestseller homónimo de Rumaan Alam que había sido publicado en 2020 (año de la pandemia, año para títulos de mucha catástrofe).

La historia comienza con un gran fallo eléctrico planetario que obliga a dos familias desconocidas a convivir en una casa de vacaciones. Entre que entran del shock y salen, otra vez el cúmulo de desgracias: los barcos que se estrellan en la costa y los aviones que se caen. En esta película también la naturaleza hace su aparición. La salvaje de forma incontrolada. Por ahí se pueden ver ciervos, flamencos… Es una casa en el bosque y los animales acuden en busca de refugio. También se habla en la película de desconfianza hacia los extraños cuando hay un colapso… mucho más que de solidaridad. Por cierto, aquí salen también un montón de coches Tesla empotrándose unos contra otros. Igual es una premonición del coche de Musk.

Y, de nuevo, las teorías de la conspiración que siempre llegan cuando pasa algo que nos descoloca completamente. En este caso se habla de un programa militar para derrocar al Gobierno mediante ciberataques y hackeos de la red. La primera etapa era desconectarlo todo, la segunda la desinformación y la tercera el golpe de Estado. ¿Estaremos ahora en alguna de ellas?, sería la pregunta apocalíptica. La película, por otro lado, tuvo unas críticas nefastas.

Y el libro

Poco antes de que el mundo se confinara por la pandemia del Covid-19, el escritor estadounidense Don DeLillo terminó su novela El silencio. DeLillo está considerado uno de los mejores escritores de EEUU y su nombre ha sonado más de una vez para el Nobel. Este, sin embargo, no tuvo el gran aplauso de la crítica, pero sí es una novela que aborda muy bien qué puede pasar cuando todo se para en un mundo que ahora ya está totalmente dominado por la tecnología (y detrás los números y las matemáticas). Y ese es precisamente el terror: ¿qué nos puede ocurrir a todos nosotros, que hemos entregado nuestra alma a la máquina, cuando la máquina deja de funcionar?

Lo llamativo de esta novela es que, a diferencia de las apocalípticas, DeLillo no cae en el delirio. Al contrario, ¿qué sucede cuando desaparece lo digital? Que volvemos a la conversación y a pensar en el otro y en nosotros mismos desde un punto de vista más introspectivo. Mientras lo digital ha traído la intoxicación informativa, la paranoia, el misticismo alucinado y la desconexión en nuestras relaciones (digitales), si eso se acaba podría regresar la paz.

Igual eso es lo que necesitamos y lo que nos puede enseñar el día de ayer.