El misterioso mecanismo de Anticitera podría ser un juguete, según un nuevo estudio

Un nuevo estudio propone que el famoso mecanismo de Anticitera, tradicionalmente considerado como el primer ordenador analógico de la historia, podría no haber sido una herramienta astronómica funcional, sino más bien un objeto decorativo o incluso un juguete. Este giro en la interpretación del artefacto pone en duda la visión predominante sobre su precisión y utilidad científica en la antigua Grecia.

El mecanismo, descubierto en 1901 en un naufragio frente a la isla griega de Anticitera (en el Mar Egeo), ha fascinado durante décadas a arqueólogos, ingenieros e historiadores. Con sus complejos engranajes de bronce, se pensaba que servía para predecir fenómenos astronómicos como eclipses, fases lunares y movimientos planetarios. Su sofisticación ha sido descrita como un logro tecnológico sin precedentes en el mundo antiguo, informa Science Alert.

Sin embargo, un equipo de investigadores de la Universidad Nacional de Mar del Plata, en Argentina, ha realizado simulaciones computacionales que sugieren que el mecanismo tal como se ha conservado podría no haber funcionado correctamente. El análisis se centró en la forma triangular de los dientes de sus engranajes y en los errores potenciales de fabricación, concluyendo que estos defectos habrían producido desajustes y atascos frecuentes.

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El estudio advierte que estos problemas mecánicos habrían impedido el movimiento fluido necesario para realizar cálculos astronómicos fiables. Por ello, los autores plantean que el objeto pudo haber tenido una finalidad simbólica o educativa, más que científica.

Los investigadores también subrayan que su propuesta no pretende negar la complejidad del mecanismo, sino replantear algunas suposiciones que se han mantenido durante años sin una base empírica sólida. Dado que solo se conservan fragmentos del dispositivo original, los modelos modernos incluyen inevitablemente ciertas conjeturas sobre su estructura y propósito.

Los autores plantean que el objeto pudo haber tenido una finalidad simbólica o educativa, más que científica

En cualquier caso, el estudio no busca zanjar el debate, sino abrir nuevas líneas de investigación. Para los autores, cuestionar la precisión del mecanismo no resta valor a su importancia histórica, sino que permite explorar otras posibles funciones de un objeto que sigue desconcertando más de un siglo después de su hallazgo.