Monstruosos, frágiles, arrogantes: así es hoy la masculinidad según este artista contemporáneo
El alemán Thomas Shütter, famoso por explorar desde hace años la naturaleza de los hombres a través de sus obras, es el protagonista de una gran retrospectiva en la Punta della Dogana en Venecia
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¿Qué significa ser hombre hoy? El artista alemán Thomas Schütte (Oldeburg, 1954), uno de los más lúcidos y provocadores creadores del panorama actual, lleva tiempo haciéndose esa pregunta, explorando la masculinidad a través de sus obras. El resultado son unas perturbadoras esculturas que con frecuencia caricaturizan a los hombres, les desnudan a golpe de sarcasmo y de ironía, revelan su arrogancia y les muestran en ocasiones como monstruos, otras veces como seres frágiles y conmovedores.
Ahí están por ejemplo sus Efficiency Men, una escultura que data de 2005 y que muestra a tres figuras a medio camino entre los aliens y los monstruos de las películas de terror, con esqueletos de hierro, el cuerpo cubierto con mantas y encorvados, con aspecto de cuervos dispuestos a abalanzarse sobre sus presas. Schütte realizó esa obra durante un debate en el Parlamento alemán sobre fondos de inversión, y no es difícil ver en ella una alegoría de las fuerzas que gobiernan el mundo, capaces de lo que sea en nombre de la eficiencia. Hoy, los Efficiency Men podrían ser Donald Trump y Elon Musk…
¿Quiere otro ejemplo? Una de las esculturas más conocidas de Thomas Schütte es El Hombre en el Fango, una obra que realizó por primera vez en 1982 y de la que desde entonces ha hecho una veintena de versiones. La obra muestra una figura masculina atrapada en un charco de fango, a un hombre con las piernas hundidas en el barro. El propio Schütte ha comentado en alguna ocasión que ese trabajo es en buena medida fruto de una afortunada casualidad: estaba realizando una maqueta en cera de la obra y no conseguía que la figura del hombre se mantuviera en pie, así que se vio obligado a ir añadiendo cera y más cera alrededor de las piernas hasta que logró que la efigie quedase erecta. Pero el efecto final le gustó y decidió dejarlo. La escultura se había convertido en un elogio del fracaso, del fracaso masculino, una oda a unos antihéroes apresados por su propio material, por sus propios pensamientos e ideas.
“El fracaso está en cualquier obra, en cualquier trabajo. El fracaso está en la vida. Cualquier pequeña acción puede desembocar en el fracaso”, nos cuenta el propio Schütte, uno de los creadores contemporáneos más relevantes y respetados.
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El MoMA de Nueva York acaba de dedicarle a Schütte una importante exposición, que se inauguró en septiembre pasado y se pudo visitar hasta el 18 de enero. Y ahora este artista inclasificable y considerado uno de los principales reinventores de la escultura actual es el protagonista absoluto de una gran retrospectiva en la Punta della Dogana en Venecia.
Este magnífico edificio, igual que el Palacio Grassi también en Venecia, es desde hace algunos años propiedad del mecenas y millonario empresario francés François Pinault, quien ha rehabilitado ambos espacios y los ha reconvertido en magníficas salas de exposiciones. Pinault, ya se sabe, no sólo es el suegro de la actriz Salma Hayek, sino que también posee una de las colecciones de arte contemporáneo más importantes del mundo, compuesta por unas 10.000 obras. Y en esa colección, ocupa desde hace 20 años un lugar prominente Thomas Schütte.
Buena parte de las obras de Thomas Schütte que forman parte de la colección Pinault, así como otras prestadas por el propio artistas, integran ahora Genealogías, como se llama la gran retrospectiva que hasta el próximo 23 de noviembre la Punta della Dogana dedica al artista alemán y que permite al espectador una visita total a su mundo. La muestra incluye muchas de sus famosas esculturas, pero también obras en papel nunca vistas o expuestas en muy pocas ocasiones. Es el caso de la colorida serie Banderas Deka, realizada por Schütte en 1989, en la que ya se encuentran muchos de los temas de su repertorio y expuesta solo ese año. O la extraordinaria serie de acuarelas que Schütte pintó durante los tres meses que en 2022 estuvo hospitalizado a causa de una crisis nerviosa, que nunca antes se habían expuesto y que permiten aproximarse al lado más íntimo del trabajo de este creador.
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Pero, sin duda, las obras más impactantes de la retrospectiva del Palacio della Dogana son sus esculturas de hombres. Nada más entrar en el edificio, el visitante se topa con tres monumentales esculturas de unos jóvenes que parecen querer moverse, pero que no son capaces de hacerlo porque están atrapados, tienen los pies hundidos en el pedestal. Sí, se trata de una versión del Hombre en el Fango.
En otra sala nos topamos con las esculturas de rostros masculinos gesticulantes y deformes que se han convertido en sello distintivo de Thomas Schütte. Fue en 1992, cuando vivía en Roma, cuando empezó a trabajar en esas esculturas, una mezcla de bustos de la Roma clásica, las caras de personas reales que se topaba por las calles y el escándalo de Manos Limpias, que llevó a numerosos políticos y empresarios a ser acusados de corrupción. La obra Fratelli (hermanos) muestra los bustos de cuatro hombres, que parecen conspirar entre ellos. En la misma sala, colgando de las paredes, se encuentran los dibujos de la serie Criminali (Criminales), retratos de hombres vestidos de presos que mueven al espectador a plantearse preguntas sobre el crimen y la culpa.
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Schütte también ha realizado unas muy turbadoras cabezas dobles de hombres, como por ejemplo El bueno y el malo. Y en la Punta della Dogana tiene también una gigantesca escultura en bronce de nada menos que 4 metros de altura titulada Vater Staat (Papá Estado). Realizada en 2010, es la particular reinvención de Schütter de las monumentales esculturas que, a lo largo de la historia, han tratado de ensalzar y dignificar a déspotas y dictadores de variado plumaje. Pero esta obra no enaltece nada: la imagen del Estado que ofrece es envejecida e inmóvil.
En la retrospectiva de la Punta della Dogana también están los Geister (espíritus). Se trata de unos gigantescos seres fantasmagóricos que a menudo muestran aspecto introspectivo y melancólico. Junto a ellos encontramos a los Wichte, seres inquietantes de aspecto grotesco y distorsionado, que reflejan a la vez poder y vulnerabilidad, que provocan tanta fascinación como incomodidad.
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Y aún hay más, mucho más, en Genealogías. La exposición, comisariada por Camille Morineau y Jean-Marie Gallais en colaboración con el propio artista, permite al visitante adentrarse en el amplio mundo de la naturaleza humana de Schütte y recorrerlo, comprobando que existen motivos y obsesiones que han acompañado a este creador o largo de toda su carrera como artista y en los que ha trabajado en una enorme variedad de escalas (desde las más pequeñas hasta las absolutamente monumentales), materiales (incluidos arcilla, bronce, aluminio, cerámica o vidrio) y técnicas (pintura, grabado, escultura). Pero siendo siempre Thomas Schütte.
¿Qué significa ser hombre hoy? El artista alemán Thomas Schütte (Oldeburg, 1954), uno de los más lúcidos y provocadores creadores del panorama actual, lleva tiempo haciéndose esa pregunta, explorando la masculinidad a través de sus obras. El resultado son unas perturbadoras esculturas que con frecuencia caricaturizan a los hombres, les desnudan a golpe de sarcasmo y de ironía, revelan su arrogancia y les muestran en ocasiones como monstruos, otras veces como seres frágiles y conmovedores.