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La Cábala judía a la que reza Madonna tuvo su época de esplendor en la España del siglo XII
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el interés global por el misterio

La Cábala judía a la que reza Madonna tuvo su época de esplendor en la España del siglo XII

El poeta Peter Cole reúne los poemas místicos de la tradición judía en un gran volumen que cuenta cómo parte de ellos surgieron en nuestro país antes de la expulsión y cómo hoy siguen atrayendo a millones de personas

Foto: Madonna en un centro de rezo de la cábala judía en Nueva York. (Getty)
Madonna en un centro de rezo de la cábala judía en Nueva York. (Getty)

Shalom ben Yosef Shabazi fue un poeta judío de Yemen del siglo XVII -aunque hoy ya no queden, entonces allí había una importante comunidad judía- que era una estrella en su país. Su gran éxito era el poema Quién me besó, sobre un beso misterioso, cuya sensualidad lírica procedía de la tradición del verso hebreo andaluz cabalístico de los siglos XII, XII y XIV que había viajado desde la España judía a través del Mediterráneo hasta Palestina y después se había dispersado por países como el propio Yemen, pero también Siria o Irak a través de los judíos. Shabazi provocaba fervor, como un artista que ahora llena estadios.

En el siglo XIX, Shabazi empezó a ponerse de moda en Palestina y sus poemas cabalísticos arrasaron. Eran eróticos, festivos, muy vivos. En los años setenta y ochenta del siglo XX, la artista yemení Ofra Haza lo llevó a la canción e Im Nin'alu subió a la lista de éxitos en Israel. El triple salto mortal llegó cuando Madonna, de la cual es conocida su curiosidad por la cábala judía, incluyó este poema en su gira Paradise/Confessions de 2006 interpretado por un cantante israelí. Aquellos versos hebreos andaluces del medievo habían hecho el gran viaje desde España hasta Palestina, Yemen y, finalmente, Madonna. También la cantante israelí y trans Dana Internacional (de ascendencia yemení) los interpretó sobre un escenario. Una historia increíble.

Aquellos versos hebreos andaluces del medievo habían hecho el gran viaje desde España hasta Palestina, Yemen y, finalmente, Madonna

Pero es que así es el gran recorrido de la poesía de la cábala, los poemas místicos de la tradición judía que el poeta estadounidense Peter Cole (1957) ha recogido en un reciente volumen publicado por la editorial Vaso Roto y de cuya traducción se ha encargado Aurelio Major. Cole ya estudió la poesía hebrea española creada entre el año 950 y 1492 en el libro The Dream of the Poem, pero ahora nos adentra en esta tradición, que sigue siendo esotérica, misteriosa, que está en los márgenes del judaísmo oficial, y que tuvo una maravillosa época de esplendor en la España del siglo XII. De hecho, algunos de los más importantes poetas cabalísticos nacieron en nuestro país. Después vendrían los pogromos (como la masacre de 1391) y la expulsión, y de ahí que muchos poemas, sobre todo los más religiosos y que se cantaban en las sinagogas, hayan acabado al otro lado del Mediterráneo. Pero todo empezó antes aquí.

placeholder El poeta estadounidense Peter Cole a su paso por España. (cedida)
El poeta estadounidense Peter Cole a su paso por España. (cedida)

“La cábala judía no se puede entender sin España. Empezó en La provence, en Francia, y luego se diseminó por Gerona, Zaragoza, Guadalajara. Su libro más importante, el Zohar, que es como la Biblia de la cábala, probablemente fue escrito en Guadalajara o alrededores. No sabemos quién lo escribió aunque seguramente fue Moisés de León, o el grupo que iba a con él”, comenta Cole en conversación con El Confidencial aprovechando una visita a Madrid.

El poeta y estudioso recalca que aquella España tenía grandes escritores judíos que hoy apenas conoce nadie, pero que eran muy importantes en aquella época, sobre todo. Como el malagueño Ibn Gabirol, que era un hispanojudío andalusí -la mezcla total- que es uno de los grandes poetas que cantó al amor, al vino, pero también tenía poemas místicos, y al que se le considera uno de los precursores de la cábala. O como Yehuda Halevi, que era de Tudela.

La cábala española

La cábala judía comenzó, dice Cole, en pequeños grupos. De ahí todo ese misterio que aún sigue guardando. No era lo oficial. Y tenía una serie de aspectos que iban más allá del judaísmo. Por ejemplo, la naturaleza femenina de la Shejiná que aparece en el libro Séfer Bahir, que se va erotizando con cada pasaje -ahí podemos encontrar cierta conexión con Madonna- o la noción de la transmigración de las almas en la cual los escritos cabalísticos trabajan con detalle. El rito también de la unión de lo masculino y lo femenino que se da los sábados por la noche entre himnos y poesía y que es un simbolismo del coito, al fin y al cabo. La cábala tiene mucha pulsión sensual.

¿Quién me besó?, de Shalom Ben Yosef Shabazi

"¿Quién me besó con los besos de Su amir

extasiándome en la cámara del rey?

Al alba apareció el amado de mi alma;

suspiró al instante de sentirlo cerca.

Si Su piedad por mí no me traspasaba

ella se habría ido y dejado mi cuerpo.

¿Cómo sujetas mi ser, alma mía, para

que yo, carne, por tu caridad exista?

Tú, que sabes de los retos del destino,

mira, cuerpo y alma se exaltan unidos:

el misterio doctrinal es guía de Ella;

y halla perfección y el vigor de la mente;

y el día que quiera tornar ha de volverse

a Metatrón y sus pendones y huestes.

Recibe, Hacedor, a tu siervo confeso:

para que pueda ser inscrito en lo eterno:

Dispensa a mi progenie bondad y riqueza.

Atiende a mi dificultad y mi ruego.

Tú que a los humildes redimes y salvas

ten compasión del que ha llegado a tu puerta". 

En esa España que seguía estos ritos religiosos vivían poetas cabalísticos como el ya citado Moisés de León como uno de los autores del Zohar, que en sí no es un libro de poesía aunque sí incluye aspectos poéticos y personajes como Lilit, que ha llegado a nuestros días como el símbolo de la femme fatale. Otros nombres que se citan en el libro son el catalán Ben Najmán, de la Escuela de Gerona, los hermanos Kohen o Abraham Abulafia, que nació en Zaragoza en 1240, y que después de llevar una vida de predicador un tanto loco -para los rabinos era un charlatán- hizo, según Cole, uno de los libros sobre el apocalipsis más alucinantes de la historia y que se adentra en los misteriosos mecanismos del lenguaje, que le obsesionaban. Uno de sus discípulos fue Yosef Chikatilla, de Medinaceli y que vivió en Segovia, y que fue también uno de los cabalistas más importantes de aquel entonces.

En 1492 todo esto desaparecería y los judíos tuvieron que huir con sus poemas. Muchos de ellos recalaron en Palestina, sobre todo en la ciudad de Sefed, que hoy sigue siendo un importante centro de la cábala de raíz ibérica, y de ahí hacia otros países de la zona, y otros a la Turquía otomana. A Esmirna y Tesalónica (actual Grecia) llegarían muchísimos sefardíes (expulsados más tarde de allí, pero eso ya es otra historia).

Activismo literario

Cole es un enorme poeta estadounidense -pueden buscar cómo recita en vídeos en YouTube- que ha vivido 45 años en Jerusalén -aunque ahora pasa más tiempo en EEUU dando clases en Yale- que es de raíces judías aunque su familia no era religiosa, que se siente poderosamente atraído por el misterio de la cábala judía, y que también se siente ideológicamente de izquierdas. Y no le gusta lo que está sucediendo en Israel. “Es un país que cada vez está más escorado a la derecha, y la culpa no la tiene solo el Gobierno sino una sociedad que vota a ese Gobierno. Y es esta sociedad la que está poniendo en peligro a la propia cultura judía”, afirma.

"Israel es un país que cada vez está más escorado a la derecha, y la culpa no la tiene solo el Gobierno"

Él, desde su pequeña atalaya, hace “una especie de activismo literario. Mi poesía no es política, está influida por intereses cabalísticos, es más de introspección, pero también escribo textos políticos y traduzco del árabe y hébreo”, resalta. Precisamente, acaba de traducir al poeta israelí Aharon Shabtai, que tiene 86, con el libro Requiem. “Está escrito antes del 7 de octubre, pero con poemas que sirven para el 8 de octubre, el 10 de noviembre, el 2 de enero…Porque de lo que habla es de la destrucción de Israel como sociedad”, afirma… Antes, cuenta, tenía una pequeña editorial en Jerusalén con su mujer, la escritora Adina Hoffman y publicaban libros “que daban una imagen distinta de lo que está ocurriendo en Israel”.

Y todo este activismo literario no es óbice para que Cole se sienta embriagado por los ritos judíos. Sobre todo desde una de las más alucinantes experiencias que tuvo una noche de Sabbath al poco de instalarse en Jerusalén a finales de los setenta. “Un viejo amigo iraquí (y judío) me dijo: si te gustan las aventuras, vente este viernes a las tres de la mañana a cantar con un grupo en la sinagoga. Y fui y cantamos de las 3 a las 7 de la mañana. Y fue muy divertido. También se bailaba, se bebía whisky… era una fiesta. Todos eran judíos sefardíes de Turquía, Irak, Líbano y alguno norteafricano. Lo que cantamos fueron salmos, cosas cabalísticas que no se entienden. Casi todos los que estaban allí eran gente trabajadora ¡y se levantaron temprano para ir a cantar la única noche que tenían libre! Algunos de estos himnos están en este libro. No he visto nunca nada de esto, ni siquiera en EEUU”.

Boom de la cábala hoy

¿Y por qué la cábala, que son textos del XII, XIII, XIV, sigue provocando tanta curiosidad y acercamiento en tantas personas hoy en día? En gente como Madonna, le pregunto.

“La respuesta rápida es que no lo sé”, señala. Ha ido a buscarla a centros cabalísticos de Los Ángeles, de Nueva York… Pero no la ha hallado. Una vez, dice, iba en un vuelo de Denver a Nueva York y estaba trabajando justamente en este libro. Y al lado iba un hombre, que era un ingeniero de telefonía y que se mostró muy interesado por lo que estaba haciendo porque le interesaba la cábala. “Creo que la gente cuando hace introspección se da cuenta de que esto les interesa. La cábala, con ese misterio, ofrece la promesa de que hay algo más y también una intensificación de la vida interior. Los poemas son alegorías de la introspección. Nos abren el espacio interior y permiten que el alma no se reseque. Tengo 68 años y cuanto más mayor me hago más me doy cuenta de que esta búsqueda la hacemos todos. La cábala ofrece algo que va más allá de lo que ofrecen las religiones oficiales”, ratifica.

"Los himnos cabalísticos nos abren el espacio interior y permiten que el alma no se reseque. Ofrecen una promesa de que hay algo más"

Incluso más que el misticismo cristiano de San Juan de la Cruz o Santa Teresa de Jesús. Cole se ríe cuando le hago la comparación. “Una de las dimensiones geniales del cristianismo, que es un movimiento mesiánico judío, fue la simplificación de los grandes misterios. No hace falta aprender nada para ser cristiano. De hecho, hasta se cambió del latín a las lenguas vernáculas para que se entendiese mejor. El arte visual es justamente parte de esa simplificación, ya que en el judaísmo lo visual no existe solo está la lengua. Por simplificarlo todavía más: San Juan y Santa Teresa son como la versión facilona y mainstream del misticismo”.

Si quieres más algo potente, lee alguno de estos himnos cabalísticos. Dice Cole que no los vas a entender, pero que ahí está la gracia.

Shalom ben Yosef Shabazi fue un poeta judío de Yemen del siglo XVII -aunque hoy ya no queden, entonces allí había una importante comunidad judía- que era una estrella en su país. Su gran éxito era el poema Quién me besó, sobre un beso misterioso, cuya sensualidad lírica procedía de la tradición del verso hebreo andaluz cabalístico de los siglos XII, XII y XIV que había viajado desde la España judía a través del Mediterráneo hasta Palestina y después se había dispersado por países como el propio Yemen, pero también Siria o Irak a través de los judíos. Shabazi provocaba fervor, como un artista que ahora llena estadios.

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