John Ford sentenció al taquillero Cecil B. DeMille por ultraderechista: "C.B., no me gustas"
El director de westerns siempre se jactó de ser conservador, pero defendió la libertad de cada cual en una tensa reunión de directores en un hotel de L.A en la época del macartismo que ahora recrea el pódcast 'Mi nombre es John Ford'
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"Mi nombre es John Ford y hago westerns". Es una frase simple, pero inconfundible. Es una frase que se podía haber quedado perdida en el tiempo, pero que ha pasado a la Historia. Y es una frase que, pese a lo que mucha gente piensa, jamás fue pronunciada en el famoso tribunal de la caza de brujas del senador McCarthy por el que pasaron tantos cineastas en los años cincuenta del pasado siglo, sino en la sala de un hotel ante otros 200 directores de cine. Una reunión, celebrada el 20 de octubre de 1952 en el Hotel Beverly Hills de Los Ángeles, que iba a ser clave para dirimir sobre la libertad, el patriotismo y las ideas de cada cual, algo que quizá no nos pilla tan lejos. Y que ahora se cuenta en la ficción sonora Mi nombre es John Ford, dirigida por el gijonés Alfonso S. Suárez, a partir de una idea de Eva Gallego, y que se puede escuchar en casi todas las plataformas de audio. Y que tiene estupendas sorpresas en las voces de sus protagonistas.
Evidentemente, quien pronunció aquella frase fue el cineasta John Ford, un hombre que nunca había ocultado sus ideas conservadoras y su voto al Partido Republicano, pero que en aquella reunión levantó la bandera de la libertad —de ideas— y se enfrentó a Cecil B. DeMille, el director de las superproducciones —Sansón y Dalila, El espectáculo más grande del mundo, Los diez mandamientos— mucho más escorado a la derecha, mucho más autoritario y que exigía algo que al director de El hombre que mató a Liberty Valance le parecía inconcebible: firmar un manifiesto en el que todos los directores afirmaran ser anticomunistas y estar limpios de cualquier tipo de relación con esta ideología.
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“Cecil B. DeMille lo que quería era que todo el mundo se retratara, y que dijeran, 'no soy miembro del Partido Comunista ni tengo nada que ver con el Partido Comunista'. Entonces, frente a él surgieron los que dijeron, 'no tengo por qué firmar ese papel, no porque sea comunista o porque no sea comunista, sino porque no tengo por qué firmarlo si no quiero'. O sea, como dice otro de los personajes, no se trata de que lo firme porque no lo soy, se trata de que no lo firme, aunque no lo sea”, cuenta Suárez en conversación telefónica con este periódico. Y fue ahí cuando Ford dijo también su famosa frase y añadió después de alabar el cine de DeMille: ‘Pero no me gustas C. B. y no me gusta lo que has estado diciendo aquí hoy. Propongo que demos a Joe [Mankiewicz] un voto de confianza y luego nos vayamos a casa a dormir un poco’. Y eso es lo que acabó ocurriendo. Poco después de aquella reunión, el fulgor de DeMille se iría disipando. Eso sí, a la industria le dio tiempo a darle un Oscar (El mejor espectáculo del mundo) y crear un premio en su nombre ese mismo año de 1952 que se sigue otorgando. El poder siempre ha sido el poder.
Para recrear toda la historia, Suárez y su equipo viajaron a Los Ángeles y acudieron al Hotel Beverly Hills y el salón de cristal —por sus grandes lámparas de cristal— en la que sucedió aquella reunión. Y que, según el director, está prácticamente igual que en los años cincuenta. Allí ahora se celebran bodas y esas cosas tan americanas como las presentaciones en sociedad de las adolescentes. También charlaron con miembros actuales del Sindicato de Directores que les ofrecieron artículos de prensa donde aparecían testimonios de aquella reunión. Porque lo que sí que está ficcionado es el periodista que supuestamente se coló y la grabó —nadie lo hizo— ni las cintas que supuestamente aparecieron en los almacenes de la universidad con toda la grabación. Pero muchas de las frases pronunciadas son literales como la de "es bueno tener ideas, lo peligroso es que las ideas te tengan a ti". Después no extrañan los guiones tan alucinantes de aquella época.
"Ford al final lo que dijo es que le parecía ridículo ver discutir a dos republicanos recalcitrantes como Joseph Mankiewicz y Cecil B. DeMille"
Aunque Ford fuera el que templó los ánimos y escoró la balanza hacia la libertad, en realidad, los protagonistas de la reunión y los que lideraban las diferentes posiciones fueron DeMille y Joseph Mankiewicz —director de Eva al desnudo, entre otras—. Lo paradójico, lo gracioso y lo llamativo es que tampoco Mankiewicz era un hombre de izquierdas. “No, no, era reconocido también intelectualmente, pero no era precisamente un demócrata. Lo que pasa es que él decía, 'no tengo por qué decirle a nadie en qué pienso ni en qué dejo de pensar'. Incluso John Ford al final lo que dijo es que le parecía ridículo ver discutir a dos republicanos recalcitrantes como Joseph Mankiewicz y Cecil B. DeMille. Al final de lo que se trataba era de decir que se podía ser republicano y negarse a firmar ese papel”.
Los mejores dobladores
Otra de las cuestiones interesantes de esta ficción sonora que consta de 10 capítulos es que ha sido grabada por una treintena de los mejores profesionales del doblaje en español. Están los más grandes e importantes, desde Camilo García —como Cecil B. DeMille, y que ha sido la voz en películas de Anthony Hopkins, Gene Hackman, Gérard Depardieu y Harrison Ford, entre otros— a Mario Gas —que ha interpretado la voz de Ben Kingsley o Christopher Walken— o Claudio Rodríguez, que ya ha fallecido y que aquí hizo su último papel como Ford, pero que a lo largo de su carrera fue Charlton Heston, Burt Lancaster o Willy Fog en la popular serie de dibujos animados de los ochenta, La vuelta al mundo en ochenta días.
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El elenco es fundamentalmente masculino, ya que en aquella reunión de directores no hubo ni una sola mujer. Es lo que era aquel mundo del cine, los que dirigían y los que mandaban. Sin embargo, Suárez sí ha querido contar con, al menos, una voz femenina, y ha elegido “a la reina del doblaje, María Luisa Solá, a la que ya alabó Sigourney Weaver en los Goya”. Le ha reservado un pequeño papel como la periodista (y bastante chismosa) Hedda Hopper, “que esta sí que era ultraderechista, era muy política”, se ríe Suárez, aunque Hopper nunca estuvo en aquella habitación (ya le hubiera gustado). Solá, que tiene una voz preciosa, es reconocible enseguida, ya que ha sido la voz en español de Susan Sarandon, Helen Mirren, Judi Dench y la propia Weaver, entre otras grandes actrices de Hollywood.
Con todos los actores en agenda y el guion terminado —”fue lo más complicado porque había que enlazar todos los puntos de vista”—, que también le da cierto punto teatralizado —de hecho, es un pódcast muy teatral—, se llevó a cabo toda la parte técnica con la empresa Traducine y con la productora Marta Baonza, especializada en audiolibros. Todo se grabó en diferentes estudios de Madrid y Barcelona y se contó con jóvenes dobladores de la Escuela de Doblaje de Madrid para recrear los ambientes.
Así se creó esta ficción que cuenta un momento muy puntual, pero que ocurrió de verdad. Y que no se mueve en el eje izquierda-derecha, sino que amplía el foco. “No, esto va sobre qué es el patriotismo, qué es la libertad… Y creo que nos pone en el espejo de lo que está ocurriendo ahora”, zanja Suárez.
"Mi nombre es John Ford y hago westerns". Es una frase simple, pero inconfundible. Es una frase que se podía haber quedado perdida en el tiempo, pero que ha pasado a la Historia. Y es una frase que, pese a lo que mucha gente piensa, jamás fue pronunciada en el famoso tribunal de la caza de brujas del senador McCarthy por el que pasaron tantos cineastas en los años cincuenta del pasado siglo, sino en la sala de un hotel ante otros 200 directores de cine. Una reunión, celebrada el 20 de octubre de 1952 en el Hotel Beverly Hills de Los Ángeles, que iba a ser clave para dirimir sobre la libertad, el patriotismo y las ideas de cada cual, algo que quizá no nos pilla tan lejos. Y que ahora se cuenta en la ficción sonora Mi nombre es John Ford, dirigida por el gijonés Alfonso S. Suárez, a partir de una idea de Eva Gallego, y que se puede escuchar en casi todas las plataformas de audio. Y que tiene estupendas sorpresas en las voces de sus protagonistas.