El enigma de la Catedral de Salamanca: descubren los dibujos ocultos que guiaron su construcción
Bajo la majestuosidad de la Catedral de Salamanca se oculta un legado casi invisible. Trazas geométricas centenarias, grabadas por los antiguos canteros, revelan cómo se proyectaron arcos, bóvedas y escaleras.
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Las piedras doradas de la Catedral de Salamanca, admiradas por su belleza al reflejar la luz, albergan un legado técnico e histórico poco conocido: el arte de la montea. Este sistema de representación geométrica, trazado directamente sobre muros o suelos, fue clave para que los antiguos canteros planificaran la construcción de elementos arquitectónicos como arcos, escaleras o bóvedas. Lejos de ser simples bocetos, estos dibujos a escala real reflejan el proceso de pensamiento y ejecución de los grandes monumentos de la ciudad.
Aunque forman parte del conjunto catedralicio desde sus orígenes, estas representaciones pasaron desapercibidas hasta tiempos recientes. La investigadora Alexandra M. Gutiérrez-Hernández ha estudiado con detalle estas huellas, lo que le ha valido el Premio Villar y Macías del Centro de Estudios Salmantinos. "La mejor fuente para entender cómo se llega de un bloque de piedra a un arco, una bóveda o una escalera", señala. Su trabajo pone de relieve un aspecto fundamental del patrimonio monumental que rara vez recibe atención.
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Los canteros realizaban estas trazas en espacios poco visibles: bajo escaleras, entre tribunas o sobre muros interiores. En algunos casos, las monteas se superponían, ya que se cubrían con yeso una vez concluida su utilidad para dar paso a nuevas. Este procedimiento dejaba tras de sí un auténtico archivo gráfico. Las figuras más comunes eran rosetas, espirales y circunferencias, algunas con una función simbólica protectora, otras como ejercicios de destreza geométrica para los aprendices.
Uno de los ejemplos más destacados se encuentra en un pasillo del triforio, donde se ha conservado el trazado de una trompa compuesta por un diámetro de 88 centímetros y un despiece de quince dovelas. También llaman la atención las composiciones situadas a ambos lados de la Portada del Nacimiento, parcialmente cubiertas por cruces de mármol, que incluyen líneas curvas, molduras y estructuras que parecen representar arcos de medio punto o escarzanos.
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Testimonio silencioso en piedra
Estas representaciones no están limitadas a un único rincón del templo. Se han documentado en al menos 27 puntos diferentes, como el muro que sostiene la verja de la Capilla de San José o la escalera que conecta la torre sur con la Capilla de la Piedad. Su distribución demuestra que estos dibujos fueron esenciales durante toda la evolución constructiva de la Catedral y que acompañaron cada fase de su transformación desde sus cimientos hasta las alturas.
El conjunto catedralicio de Salamanca se presenta, gracias al arte de la montea, como un testimonio visual de la historia constructiva. Más allá del esplendor arquitectónico visible, sus muros contienen la memoria de quienes concibieron y ejecutaron cada rincón del templo. La investigación de Gutiérrez-Hernández no solo recupera este patrimonio oculto, sino que invita a observar la piedra como soporte de conocimiento, habilidad y visión artística.
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