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Verbena, campo y 'brillibrilli': por qué la copla española vuelve a estar de moda en 2025
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Verbena, campo y 'brillibrilli': por qué la copla española vuelve a estar de moda en 2025

Hablamos con tres proyectos de música tradicional mezclada con vanguardia que recuperan el espíritu festivo de la canción popular en los pueblos españoles, resignificando aquello que llamamos 'patria'

Foto: Portada de 'Al Baile Por Ver Amores', el primer álbum de Delameseta.
Portada de 'Al Baile Por Ver Amores', el primer álbum de Delameseta.

Ducha mañanera y a resucitar. Recoge a tu prima, visita antes a tu abuela. Nunca pases a las copas sin un buen bocata de tortilla en el estómago (y guárdate un trocito para luego). Perrea hasta abajo, hasta que no te queden fuerzas, y no te olvides de sentarte en un bordillo, botellita de agua en mano, antes de volver a casa. Estas son, a grandes rasgos, las instrucciones para ir a una verbena. Todos, en algún momento de nuestra vida, nos hemos visto envueltos en este tipo de ambiente festivo. Las noches de verano en los pueblos españoles no serían nada sin sus orquestas, y aunque el desarrollo tecnológico nos ha traído nuevas formas de hacer bailar a la gente (véase una mesa de DJ), tan solo basta con un corrillo, una pandereta y la voz humana para disfrutar, a la par que para transmitir historias colectivas que se resisten a ser olvidadas.

Precisamente a una pandereta (y a sus pandereteras anónimas) está dedicado Al Baile Por Ver Amores, el primer álbum de Delameseta, uno de los dúos que mejor han sabido traer de vuelta ese espíritu festivo tradicional a través del cancionero popular que pasa en el boca a boca por diferentes generaciones. Hijos de la castilla rural, Lucía López-Enríquez y Santi Sierra se conocieron hace unos años en el espacio vallisoletano Andén 47; la primera bailando con su compañía de danza Algazara y, el segundo, con sus proyectos musicales paralelos, como el indie rock de Campo Grande o la electrocumbia de Chacho Cósmico.

"La escuché cantar y le pedí que probara a hacerlo con unos temas que estaba produciendo de música folclórica castellana", admite Sierra en una entrevista conjunta a El Confidencial. Él llevaba varios años con el runrún de querer adaptar y mezclar con electrónica el cancionero popular que se cantaba en los pueblos de su Palencia natal y, por extensión, de cada una de las provincias de Castilla y León. En su disco, podemos encontrar ritmos de jota soriana, la agudilla burgalesa o las rondas leonesas. Todo pasado a través del filtro de la electrónica más bailonga y panderetera.

Delameseta forman parte de una explosión de artistas que están revitalizando el folclore nacional a golpe de sintetizador y baile. No es casualidad que sean un dúo, masculino y femenino, como también lo son otros proyectos como REZELO, en este caso formado por los andaluces Miguel Barrientos y María Bartolomé. Su trilogía de EPs que revisita el cancionero que grabó el poeta Federico García Lorca junto con la bailaora La Argentinita en 1931 no tiene nada de antiguo, pues está cantado bajo la producción musical más vanguardista, incluyendo ritmos que van desde el dembow o el reggaton, hasta el drum'n bass o el trap.

"Mi madre me decía 'ay hija, que folclórica eres' como insulto de 'pesada'; esas artistas estaban asociadas a los programas de corazón"

"Queríamos ver cómo dialogaba la cultura popular de hace 100 años con la de ahora", asegura Bartolomé a este diario. "Buscamos crear un contraste entre el vocabulario que tenían los pueblos de aquel entonces con el que usamos habitualmente desde un enfoque costumbrista". Así, en sus canciones podemos encontrar versos lorquianos plagados de referencias a la cultura popular de la época, junto con términos y expresiones del más puro presente, como "rave" o "Instagram". Se trata, en todo caso, de una reactualización del cante jondo que busca alianzas con la música contemporánea, también en cuanto a temas y visión política. Canciones como "Sevillanas del futuro" retratan los problemas generacionales de los jóvenes andaluces que también se veían en la época del poeta del 27, como es el tener que emigrar fuera de la comunidad por necesidad.

Reinas de la copla en la España vaciada

"Nos gustaría que para que un proyecto artístico fuera viable no tuvieras que salir de tu tierra de raíz", comenta Bartolomé, por su parte, quien nació y creció en Úbeda, en Jaén. "Miguel es de Málaga, donde sí hay mucha más industria cultural, pero al final es que Andalucía es muy desigual. Jaén es una provincia que perfectamente podría enmarcarse dentro de la España vaciada. Queremos reivindicar las zonas rurales y las ciudades pequeñas, no se pueden aglutinar todos los recursos en cuatro puntos de la Península y dejar al resto sin nada".

"¿Cuántas mujeres conoces que sean productoras o ingenieras de sonido? Existe una clara desigualdad al respecto"

De la ruralidad bebe mucho también otro dúo, Jiménez con Jota, conformado por Marina Villuendas y Borja Moreno, de nuevo masculino y femenino, quienes no dudan un segundo en admitir que lo que ellos hacen es copla popular, un género que se distancia de los otros dos expuestos al estar históricamente asociado a las folclóricas y, de manera especial, al franquismo. "Mi madre siempre me decía 'ay hija, que folclórica eres' como insulto de 'pesada'; esas artistas estaban asociadas a los programas de corazón", admite Villuendas. "Era como un insulto para querer expresar lo muy pesado que es alguien, entonces tuve que hacer una ingeniería inversa, reapropiándome de todo ese mundo coplero". Ambas bandas interpretaron parte de su repertorio ayer, 21 de marzo, ante un público entregado en la sala Vesta de Madrid. La copla española está de vuelta en pleno 2025 gracias a estos dúos y, lo mejor de todo: queda mucho futuro por delante.

placeholder María Villuendas y Borja Moreno, de Jiménez con Jota. (Cedida)
María Villuendas y Borja Moreno, de Jiménez con Jota. (Cedida)

El ídolo de Villuendas es Concha Piquer, a quien define como una figura "increíble" que cruzó medio mundo transmitiendo la música española. Ella, junto con Estrellita Castro, forman parte de la primera generación de copla anterior al franquismo. Luego, de los años 50 para adelante, comenzaron a aparecer celebridades como Rocío Jurado o Sara Montiel, protagonista en El último cuplé (Juan de Orduña, 1957), una película que a la coplista le cambió la vida. Este filme, sumado a las canciones que le cantaban sus abuelos, hicieron que desde muy pequeña comenzara a obsesionarse por los ritmos binarios y ternarios de la canción popular. "Mi tía abuela, que estaba senil la pobre, cantaba sin parar "El cordón de mi corpiño", y no paraba de tararearla sin saber de dónde provenía", relata, emocionada. "Luego, cuando ya fui mayor y apareció Internet, supe qué pertenecía a Antoñita Moreno, y ahí empecé a investigar más y más, hasta ahora".

Los hombres: de compositores a productores

Curiosamente, todas aquellas coplistas solo eran intérpretes de canciones que estaban en su mayoría compuestas por hombres, como Antonio Quintero o Manuel Quiroga. Ahora, en el presente, ellos toman el rol de productores, lo que sin duda resulta muy llamativo como lo es el hecho de que estos tres proyectos sean todos un dúo conformado por un hombre y una mujer. Sierra expone dos razones con las que coinciden el resto de sus compañeros: en primer lugar, la precariedad que obliga a que este formato sea el más viable a nivel productivo y económico, ya que es más fácil sostener un proyecto creativo solo con dos personas que con varias y repartir gastos a la par; y, por otro lado, que no haya tantas mujeres en la música al otro lado de los focos.

"No tienes vida. Si quieres que la música salga a flote, tienes que sacrificarlo todo"

"¿Cuántas mujeres conoces que sean productoras o ingenieras de sonido?", se pregunta Sierra. "Existe una clara desigualdad de género a ese respecto". Barrientos, de REZELO, nombra por su parte a la artista charra Cristina Len, quien el año pasado deslumbró a la crítica musical con su álbum TMLM. "Es evidente que el mundo de la producción musical necesita de más mujeres", admite, especificando que a él le encantaría que se sumase al proyecto más gente hasta conformar una banda.

placeholder Naturales y costumbristas. REZELO bajo el objetivo de María S. Morato.
Naturales y costumbristas. REZELO bajo el objetivo de María S. Morato.

Más allá de los temas de desigualdad de género, los seis artistas entrevistados coinciden en que ninguno puede dedicarse plenamente a sus proyectos musicales. Todos tienen que alternar su vena folclórica con trabajos que les permitan sobrevivir o bien sumarse a proyectos ajenos con los que generar más ingresos para llegar a fin de mes. "No tienes vida al margen de esto", asume Villuendas, de Jiménez con Jota. "Si quieres que la música salga a flote, tienes que sacrificar todo lo demás". Bartolomé, de REZELO, opina algo similar, admitiendo que "muchas veces el poco tiempo libre que te queda quieres dedicarlo a descansar y no puedes, si quieres que el proyecto siga adelante".

A qué llamamos 'patria'

Inevitablemente, y como decíamos con anterioridad, es lógico que en las letras se cuelen temas políticos. Sobre todo teniendo en cuenta que la copla fue exportada como máximo capital cultural español por la dictadura al mundo entero. En la canción "a.k.a. España" de Jiménez con Jota podemos leer (y cantar) el significado que ellos dan a la palabra 'patria': "mi patria es una mesa de sonrisas / es una copa, es una misa / es un redoble de tambor / mi patria es un clavel un dragón rojo / que me mira de reojo / si no vuelvo nunca más".

Precisamente, nadie siente tanto amor por su patria como el que se ve obligado a dejarla atrás, ya sea por motivos políticos o económicos. "Cuando vives en el extranjero y te encuentras a un español, sea de la ideología que sea, algo se te remueve por dentro", expresa Villuendas. "Ahora, ponte a la inversa, en la piel de todos los refugiados o personas en busca de asilo que vienen a nuestro país. Todos conocemos a alguien que se ha tenido que marchar por el motivo que sea, y durante siglos España ha sido un país de emigrantes e inmigrantes. Entonces, ten cuidado con tu discurso xenófobo porque te puede tocar a ti mañana".

Al término de la canción, Villuendas canta contra el complejo que muchos que se consideran de izquierdas tienen hacia los símbolos nacionales. "A ver, yo no me pondría una bandera de España, pero me fastidia mucho que tenga esa connotación tan conservadora", asevera. Otra de sus canciones más políticas es "Belchite", en la que canta contra la desmemoria de tal tragedia ocurrida durante la Guerra Civil. Como aragonesa, desde muy pequeña percibió que "belchite" era una palabra maldita que las personas más mayores de su familia tenían pavor de pronunciar. "Me parece muy importante que no olvidemos todo lo que nuestros abuelos nunca se atrevieron a decir por miedo. Hay que traerlo de vuelta por la memoria de toda la gente que nos precedió", concluye Villuendas. Y, precisamente por ello, se mantienen fieles a su misión, en una carrera artística que aún no ha hecho más que comenzar, y que seguro que les deparará grandes éxitos y alegrías.

Ducha mañanera y a resucitar. Recoge a tu prima, visita antes a tu abuela. Nunca pases a las copas sin un buen bocata de tortilla en el estómago (y guárdate un trocito para luego). Perrea hasta abajo, hasta que no te queden fuerzas, y no te olvides de sentarte en un bordillo, botellita de agua en mano, antes de volver a casa. Estas son, a grandes rasgos, las instrucciones para ir a una verbena. Todos, en algún momento de nuestra vida, nos hemos visto envueltos en este tipo de ambiente festivo. Las noches de verano en los pueblos españoles no serían nada sin sus orquestas, y aunque el desarrollo tecnológico nos ha traído nuevas formas de hacer bailar a la gente (véase una mesa de DJ), tan solo basta con un corrillo, una pandereta y la voz humana para disfrutar, a la par que para transmitir historias colectivas que se resisten a ser olvidadas.

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