La redención de Karla Sofía Gascón: "La cancelación puede ser tan justa como arbitraria"
La actriz presenta 'Lo que queda de mí', su libro de memorias literarias, en un acto que supone la culminación de su proceso de rehabilitación
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Se la consideró una auténtica apestada y, como tal, fue apartada, cancelada, arrinconada. Se la relegó de la vida pública y de la promoción de Emilia Pérez, la película por la que optaba al Oscar como mejor actriz. La editorial Dos Bigotes, que había anunciado que iba a publicar su novela de tintes autobiográficos, también se echó atrás y decidió suspender el acuerdo. No la invitaban a galas, no era bien recibida en casi ningún sitio, nadie quería ser visto a su lado.
Pero Karla Sofía Gascón es mucha Karla Sofía Gascón. Después de pasar por su particular travesía del desierto -tras salir a la luz el pasado 31 de enero unos viejos tuits calificados de racistas e islamófobos-, la actriz ve ahora cómo el muro de hielo que se había alzado a su alrededor comienza poco a poco a derretirse.
El mismísimo Ted Sarandos, CEO de Netflix (la plataforma que distribuye Emilia Pérez en EEUU y que decidió dejar a Karla Sofía Gascón fuera de la promoción de la película, llegando incluso a borrar la imagen de la actriz de los carteles publicitarios) acaba de anunciar que la compañía está abierta a volver a trabajar con ella. “Claro que sí. Hay que ser tolerante con la gente que comete errores”, subrayaba.
Además, Karla Sofía Gascón tiene proyectos cinematográficos en marcha (incluido el rodaje de la película argentina Las Malas). Y a eso se suma que la semana que viene saldrá a la venta en España
“Me ha dolido, he sufrido, me he sentido destrozada. Pero no renuncio a lo que he vivido. Si lo hiciera no sería yo”, subrayaba la actriz este jueves en la comida de presentación de Lo que queda de mí, en la que una vez más volvió a disculparse (“¿Cuántas veces tengo que pedir perdón por unos tuits de hace años?”) y volvió a rechazar las acusaciones de racista e islamófoba de las que ha sido objeto.
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“Soy menos racista que Gandhi y menos de Vox que Echenique”, soltaba entre risas, al tiempo que se quejaba de la enorme hipocresía que ha percibido. “Los que me criticaron, ¿qué dijeron después de los atentados del 11-S y del 11-M? Según he calculado, yo habré escrito unos 20.000 posts en las distintas redes sociales. No fue casual que buscasen determinadas palabras en mi perfil, fue algo absolutamente intencionado”, denunciaba, sin concretar en ningún caso quién sería la mano negra detrás de su cancelación. “Es obvio que hay intencionalidad, que han intentado sacarme de la ecuación y lo han conseguido. Y para ello, han creado una determinada imagen de mí, sin sacar a la luz las cosas que yo he escrito contra por ejemplo la extrema derecha o la Iglesia católica”.
Lo que queda de mí arranca con una mujer que trata de suicidarse y que en ese agónico momento hace repaso de su vida. “Refleja un momento muy difícil de mi vida, una situación muy complicada en la que todo se derrumbó a mi alrededor”, confesaba la actriz, destacando que su libro combina lo real con la ficción. “Tendrá que ser el lector el que descubra lo que es verdad y lo que es falso”.
El libro concluye con un breve epílogo. “La cancelación es un fenómeno de nuestro tiempo, un arma de doble filo que puede ser tan justa como arbitraria. Pero la vida no puede reducirse a una imagen estática, a un instante descontextualizado, a un error convertido en dogma”, escribe la actriz. “Si hay algo que he aprendido en este proceso es que nadie es perfecto, que la redención no es un lujo, sino un derecho”.
Se la consideró una auténtica apestada y, como tal, fue apartada, cancelada, arrinconada. Se la relegó de la vida pública y de la promoción de Emilia Pérez, la película por la que optaba al Oscar como mejor actriz. La editorial Dos Bigotes, que había anunciado que iba a publicar su novela de tintes autobiográficos, también se echó atrás y decidió suspender el acuerdo. No la invitaban a galas, no era bien recibida en casi ningún sitio, nadie quería ser visto a su lado.