Los Oscar en la era Trump: mucha presencia europea (aunque se barrerá para casa)
Parece que habrá pocas sorpresas esta noche, con 'Anora' como ganadora y Adrien Brody y Demi Moore alzándose con el Oscar. Aunque de ir, será Karla Sofía Gascón la que acapare las miradas
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Llegan los primeros Oscar de la segunda era Trump —o postwoke, para algunas personas— aunque si hubiera que juzgar el contexto histórico por las películas nominadas, sería difícil adivinarlo. Pocas galas se recuerdan tan cargadas de polémica, si no es por el uso indebido de la Inteligencia Artificial es, sin duda, por los tuits de Karla Sofía Gascón. La controversia en torno a la actriz trans ha convertido de un plumazo a una película que, a priori, parecía progresista (Emilia Pérez) en un producto cancelable y quizá "indigno" de llevarse el Oscar a Mejor película internacional. Aunque la cancelación tiene las patas cortas (y quizá podamos ver finalmente a la de Alcobendas en la gala). Será también una gala en la que coinciden Trump en el poder y la nominación de Sebastian Stan por interpretarle en El aprendiz (también está Jeremy Strong de actor de reparto por la misma película), lo que pone de manifiesto la diferencia que existe entre el mundo del cine y el real, como bien se encargó de decir Ricky Gervais hace unos años: "Si ganáis un premio esta noche, no uséis esta plataforma para dar un discurso político. No estáis en posición de aleccionar a la gente. No sabéis nada sobre la vida real".
A pesar del tono político que irremediablemente pueda tener la gala o si los ojos de todo el mundo están puestos en KSG, el futuro al que se enfrenta la industria parece bastante ambiguo, según reflexiona en este periódico el historiador del cine y audiovisual y crítico cinematográfico español, José Luis Sánchez Noriega. "En Estados Unidos cualquier industria es muy sensible a las políticas del gobierno, ya que no existen tantos mecanismos de regulación como en Europa. Las empresas suelen adaptarse rápidamente a la dirección política dominante. Sin embargo, Hollywood, como industria cultural, siempre ha tenido una tendencia progresista en términos de discurso, aunque no necesariamente en sus estructuras".
"En este momento, el cine estadounidense no va a hacer una apología de Trump, pero tampoco se va a lanzar a una crítica frontal porque necesita sobrevivir en un entorno incierto. A diferencia de Europa, donde el cine suele ser un sector progresista por naturaleza, en EEUU la figura del productor tiene más peso. Los estudios buscan películas que vendan en un mercado global, y eso los lleva a ser ambiguos para no alienar a ningún sector del público. Es una estrategia de supervivencia, más que un posicionamiento ideológico firme", señala el historiador.
No habrá muchas sorpresas en los premios, aparentemente, y los dados ya parecen estar lanzados. A grandes rasgos hay un musical polémico sobre el cártel mexicano, un musical "normal" (Wicked), un Papa muerto, una scort que querría ser rica, un arquitecto judío lidiando con su trauma, un músico folk y una profesora de fitness que se inyecta una sustancia para ser más joven y guapa. Si todo sigue la senda marcada, Anora —esa Pretty Woman de la generación Z, más social y con un final amargo— será la película favorita de la noche, y su director, Sean Baker (The Florida Project) podrá ser también el que se lleve la estatuilla a Mejor director. Los nombres de los actores que la madrugada del día 3 se irán con un premio bajo el brazo también parecen estar bastante seguros a estas alturas. Adrien Brody parece tener todas las papeletas como actor principal, tras su trabajo en The Brutalist, y solo compite contra él Timothée Chalamet, que en los últimos tiempos parece estar cogiendo carrerilla por su interpretación de Bob Dylan en A completely unknown.
"El cine no va a hacer una apología de Trump, pero tampoco se va a lanzar a una crítica frontal"
Emilia Pérez se ha desinflado, eso es innegable a estas alturas. Todavía con la duda planeando en el ambiente de si su protagonista, la española Karla Sofía Gascón, acudirá finalmente a la gala (Variety apuntaba que sí), no parece que el musical narco que tantas críticas ha despertado en México tenga muchas posibilidades de rascar algo, más allá de Zoe Saldaña, que tiene bastantes probabilidades de llevarse el Oscar a Mejor actriz de reparto. Su contraparte masculina sería Kieran Culkin, el hermanísimo de Macauly, que ha convencido a todo el mundo con su actuación en A real pain, película dirigida y protagonizada por Jesse Eisenberg.
Un poco más complicado de predecir es el Oscar a Mejor actriz protagonista. Hasta ahora, Demi Moore parecía la favorita tras su terrorífica y gore actuación en La sustancia, de Coralie Fargeat, una suerte de redención de la actriz en otro tiempo mejor pagada de Hollywood en un filme que es una brutal y sangrienta crítica sobre la cosificación de la mujer y el edadismo. Sin embargo, Mikey Madison (protagonista de Anora) podría finalmente arrebatarle el premio, lo que convertiría a la película de Baker en la favorita absoluta de la noche (y haría irónicamente real la premisa de La sustancia, favoreciendo a la actriz más joven). Por otro lado, todo apunta a que Cónclave, de Edward Berger, será la película que se vaya con las manos vacías, pues ni Ralph Fiennes ni Isabella Rossellini tienen muchas probabilidades de alzarse con premios (aunque siempre puede haber sorpresas).
En cuanto a la Mejor película internacional, a falta de Emilia Pérez, todo apunta a que la brasilera Aún estoy aquí será la que se lleve el premio (su protagonista, Fernanda Torres, está nominada como Mejor actriz principal). Flow, la película letona visualmente onírica de un gato que intenta sobrevivir en un mundo postapocalíptico, será probablemente la que se alce con el Oscar a Mejor película de animación (aunque también compite como Mejor película extranjera), o al menos eso aseguran las encuestas. Aunque la competencia en esta categoría es particularmente sobresaliente este año, y siempre podría llevarse el premio Robot Salvaje, que ha sido muy aclamada.
Parecen más complicados de predecir los actores protagonistas que los de reparto (Kieran Culkin y Zoe Saldaña están en todas las apuestas)
De hecho, Flow parece la clara demostración de que Europa cada vez tiene más importancia en los premios de la meca del cine, una tendencia que se observó ya el año pasado con propuestas como Anatomía de una caída o La zona de interés. De las diez películas que compiten este año a los Oscar, cuatro son extranjeras (Emilia Pérez, Aún estoy aquí, La sustancia y Cónclave), y dos de los cinco directores son franceses (Jacques Audiard y Coralie Fargeat), pese a que parece que son los productos norteamericanos (Adrien Brody, Anora, Demi Moore) los que finalmente acabarán triunfando. Pero, ¿significa eso que está Hollywood en decadencia y hay una falta clara de ideas?
El cineasta y catedrático Luis Deltell no lo ve así. "Ha habido momentos —sobre todo en los años cincuenta y sesenta— que el cine europeo fue mucho más valorado y admirado por Hollywood y el público estadounidense", señala a El Confidencial. "El éxito del neorrealismo, del cine italiano de los sesenta... no se puede comparar con la situación actual. Creo que por curiosidad y por aciertos del cine europeo —latinoamericano, asiático o africano— Hollywood mira puntualmente a otros lugares. Pero lo cierto es que la tendencia es a generar ellos su propio discurso que intentan imponer en el mundo".
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"No creo que Hollywood esté en crisis. Lo que está en crisis es el espectáculo cinematográfico como tal, el asistir a una sala de cine, el ver largometrajes con público… pero la construcción de historias audiovisuales (series, películas, documentales...) está más viva que nunca y Hollywood muestra una enorme capacidad de creación. No percibo la decadencia de Hollywood, sino el final de una época en la que espectáculo era acudir semanalmente a una sala para compartir con desconocidos experiencias e historias. Eso creo que sí se ha perdido".
Esta noche, con el cine más vivo que nunca para los que forman parte de él, conoceremos todas las respuestas.
Llegan los primeros Oscar de la segunda era Trump —o postwoke, para algunas personas— aunque si hubiera que juzgar el contexto histórico por las películas nominadas, sería difícil adivinarlo. Pocas galas se recuerdan tan cargadas de polémica, si no es por el uso indebido de la Inteligencia Artificial es, sin duda, por los tuits de Karla Sofía Gascón. La controversia en torno a la actriz trans ha convertido de un plumazo a una película que, a priori, parecía progresista (Emilia Pérez) en un producto cancelable y quizá "indigno" de llevarse el Oscar a Mejor película internacional. Aunque la cancelación tiene las patas cortas (y quizá podamos ver finalmente a la de Alcobendas en la gala). Será también una gala en la que coinciden Trump en el poder y la nominación de Sebastian Stan por interpretarle en El aprendiz (también está Jeremy Strong de actor de reparto por la misma película), lo que pone de manifiesto la diferencia que existe entre el mundo del cine y el real, como bien se encargó de decir Ricky Gervais hace unos años: "Si ganáis un premio esta noche, no uséis esta plataforma para dar un discurso político. No estáis en posición de aleccionar a la gente. No sabéis nada sobre la vida real".