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A la gente le gustaría leer más, pero se ha dado cuenta de que ya no es capaz
  1. Cultura
los problemas de la atención

A la gente le gustaría leer más, pero se ha dado cuenta de que ya no es capaz

Un estudio en Australia señala que más del 50% de los lectores leen menos de lo que ellos quisieran. Las razones apuntan a la distracción constante e incluso a la incapacidad para decidir qué libro leer

Foto: Dos mujeres leyendo en la playa en los años 30. (Getty Images/Topical Press Agency/E. Dean)
Dos mujeres leyendo en la playa en los años 30. (Getty Images/Topical Press Agency/E. Dean)

A mucha gente le gustaría leer muchos más libros de los que lee, pero se ha dado cuenta de que ahora le resulta imposible. Y no es porque tenga más trabajo o tenga actividades extraescolares o tenga que cuidar a los niños o a sus padres o a su perro. Es porque se distrae con cualquier cosa o hacer cualquier otra actividad (incluso la más nimia) le parece mejor. Y esto, que casi cualquiera podría constatar sin pruebas, pero sin ninguna duda, ahora ya está datado. Ya hay quien le ha puesto una cifra a esta distracción.

Ha sido una investigación de la Universidad de Monash, en Australia, que ha descubierto que los lectores más ávidos, pero también los que lo son menos o los que no lo son casi nada, tienen grandes problemas con las distracciones e incluso con la motivación para coger un libro entre las manos. Es más, dan problemas hasta los audiolibros… Uno puede ir paseando por el parque y el ladrido de un perro lo cambia todo. La atención se pierde en un suspiro.

El estudio, realizado para el departamento de investigación sobre la conducta en colaboración con la ONG Australian Reads y basado en una encuesta a 1.622 australianos mayores de 16 años, ha sacado a la luz que en la actualidad poco menos del 50% de los australianos leen habitualmente por placer, en comparación con el 80% que ve películas o televisión por puro disfrute. Y tanto los lectores (54,9%) –considerados aquellos que habían leído al menos un libro en los últimos 12 meses: un nivel casi irrisorio– como los no lectores (49,8%) declararon que leían menos de lo que ellos querían. Solo el 17% de los lectores lo indicaron como el pasatiempo al que dedicaban más tiempo.

Cualquier cosa acaba siendo mejor que leer (como mirar una pantalla). Muchos tampoco acaban de encontrar el libro adecuado

¿Qué les ocurre a todas estas personas que quisieran leer más pero no pueden? Que cualquier cosa acaba siendo mejor (por supuesto, mirar una pantalla de móvil o cualquier pantalla), o incluso que no acaban de encontrar el libro adecuado cuando se pone a ello por lo que acaban abandonando la búsqueda. Más o menos lo mismo que ocurre cuando se navega por una plataforma durante interminables minutos para decidir qué película o serie ver -la abrumadora cantidad de contenido- y acabar apagando el televisor con una sensación enorme de frustración.

Todo esto también está llevando a otro dato: según la National Arts Participation de Creative Australia casi el 30% de los australianos no han leído ni escuchado un solo libro en un año.

En la investigación han hablado con diferentes expertos para tratar de ver qué hacer al respecto. Hay quien apuesta por libros más cortos y sencillos -de lo que se deduce que todo sea cada vez más corto, más sencillo o definitivamente estúpido-. Otros señalan que está bien apuntarse a plataformas de suscripción de libros para tener una prescripción más ajustada a lo que uno le guste, tener libros visibles en la casa o llevar uno en el bolso por si hay momento libre (y no sacar el móvil). Pero en definitiva se trata de centrarse en que un libro es un disfrute. Al fin y al cabo eso es para lo que se han escrito siempre, aunque ahora cada vez más personas sean incapaces (y no porque no quieran) de hacerlo.

A mucha gente le gustaría leer muchos más libros de los que lee, pero se ha dado cuenta de que ahora le resulta imposible. Y no es porque tenga más trabajo o tenga actividades extraescolares o tenga que cuidar a los niños o a sus padres o a su perro. Es porque se distrae con cualquier cosa o hacer cualquier otra actividad (incluso la más nimia) le parece mejor. Y esto, que casi cualquiera podría constatar sin pruebas, pero sin ninguna duda, ahora ya está datado. Ya hay quien le ha puesto una cifra a esta distracción.

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