Hubo una mujer infiltrada en ETA durante ocho años y no tienes ni idea de quién fue
Hablamos con la directora y el elenco de 'La infiltrada', película que ficciona la historia de Elena Tejada, la policía que fue fundamental para desmantelar el Comando Donosti en la vida real
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No podía ser una mejor semana para el estreno, teniendo en cuenta que llevamos varios días con la polémica por el fallo parlamentario que permite recortar condenas a una cuarentena de presos de ETA. Parece difícil que Arantxa Echevarría (Carmen y Lola, Chinas) haya urdido un plan maestro y retorcido para que todo el mundo esté hablando de la banda terrorista, pero de cualquier forma le ha salido bien la jugada: este viernes llega a los cines su película La infiltrada, que ficciona la impresionante historia de Elena Tejada, policía que durante ocho largos años se infiltró en la izquierda independentista vasca y llegó a convivir con dirigentes de ETA en su piso.
"Fue la primera persona, no la primera mujer, de la policía nacional infiltrada en ETA" cuenta Echevarría a este periódico. "Cuando nos enteramos que fueron ocho años nos sorprendió que conociéramos al Lobo o a los infiltrados en la Guerra Civil y no supiéramos nada de ella. Supongo que porque era una chica nunca salió a la luz. Por eso lo que mola mucho es que nos hemos juntado dos guionistas (Amèlia Mora y yo) con mujeres productoras para hablar sobre la historia de una mujer, una heroína, con un thriller, que es algo históricamente masculino. Y todo transcurre en dos mundos muy machistas: el de la policía, que en aquella época era un mundo masculino, machista y homófobo, y el de ETA, que era exactamente igual. No había ninguna mujer en la cúpula, las que había se dedicaban a satisfacer sexualmente a los héroes".
La historia nos traslada a principios de los años 90 y, concretamente, a la vida de Mónica (su nombre real en la película)/ Aranzazu (su nombre como infiltrada), interpretada por Carolina Yuste, policía nacional nacida en Logroño que acepta abandonar toda su vida para irse a vivir a San Sebastián e infiltrarse en ETA durante años. Capitaneada por el inspector Ángel (alias El inhumano, interpretado por Luis Tosar) y confiando a ciegas en él, sus actos van encaminados a terminar con la banda terrorista desde dentro, convirtiéndose en uno de ellos. A cualquiera le resultaría de primeras un poco incomprensible que una persona pueda arriesgar su vida y abandonar a todos los que quiere por ayudar a la patria, más aún en un operativo que, como advierte el personaje de Tosar al principio de la película, jamás conocerá nadie: "Si mueres no tendrás un funeral de Estado. Para el mundo no existes".
Pero Mónica/Arantxa acepta y, en ocasiones, llega tan lejos en su valiente sacrificio, que es imposible no pensar que algo de adictivo hay en la adrenalina que provoca el hecho de que puedan descubrirte en cualquier momento y meterte un tiro entre ceja y ceja. El personaje de Yuste acepta (todo por el bien del operativo) vivir con dos terroristas (Iñigo Gastesi y Diego Anido) que en cualquier momento pueden descubrirla y asesinarla sin muchos escrúpulos o pudor.
"Se mueve en dos mundos muy machistas: el de la policía nacional y el de ETA, que no tenía mujeres en su cúpula"
Gastesi se pone en la piel de Kepa Etxebarría, antiguo miembro del Comando Donosti que atentó contra el funcionario Juan José Baeza y que a día de hoy se encuentra en libertad y es ilustrador de cuentos, lo que es bastante alucinante. "En realidad, cualquier oficio sería bastante alucinante", bromea Gastesi. "Vamos, que si ahora fuera panadero nos sorprendería igual, eh". Anido parece que no se cansa de interpretar fabulosamente a personajes psicológicamente terroríficos (memorable es su papel como Lorenzo en As Bestas de Sorogoyen), y aquí se pone en la piel de Sergio Polo, autor material del atentado que acabó con la vida del comandante Luciano Cortizo en León en 1995. A ambos se les pasó por la cabeza contactar con sus personajes para preparar los papeles, pero acabaron desechando la idea.
"En mi caso exploré más la parte del joven chaval con ilusión y ganas de gustar, de tener éxito en lo que hace, que eso es más común a todo el mundo", señala Gastesi. "Yo me planteé si merecía la pena poner energía en contactar con el personaje real porque hay un sector de la población que somos unos fantasiosos", indica Anido. "Pero enseguida me puse a investigar y me di cuenta de que es algo que no mola. La persona detrás de mi personaje es muy hermético y arisco, así que entendí que contactar con él era algo muy difícil y me lo quité rápido de la cabeza".
Luis Tosar, sin embargo, sí pudo contactar con la persona que había detrás de su personaje, algo que le fue imposible a Carolina Yuste puesto que Elena Tejada, cuyo trabajo fue fundamental para desarticular el Comando Donosti durante la llamada "tregua trampa" de 1999, para el mundo no existe y actualmente vive en el extranjero. "Al tener la ventaja de que hayamos podido hablar con gente muy cercana a ella hemos podido empaparnos un poco de los hechos y hacer ciertas pinceladas que te van contando, rasgos de ella... pero al final la historia que han creado Arantxa y Amèlia va más allá: es la historia de una chavala de 20 años que renuncia a su vida para estar ocho años interpretando a un personaje. Eso da cierta libertad, siendo siempre cariñosa, respetuosa y cuidadosa con el personaje real detrás, claro", cuenta Yuste a El Confidencial.
"En el caso del personaje que yo interpreto tampoco se basaba en hacer una recreación fiel al personaje real sino trabajar sobre él", explica Tosar. "Ha sido muy útil y generoso por su parte haber contado la historia tal como la vivieron. Son declaraciones que son oro puro, esa sensación que logran transmitir de esos años tan violentos de ETA, que prácticamente atentaban diariamente... es maravilloso. Pero es cierto que luego intenté preservar el personaje que estaba escrito, no tratando de ser un documental o una película totalmente realista tenía la sensación de que el camino a seguir iba más por ahí".
"Hemos sanado heridas, pero quedan cicatrices. La política sigue polarizando todo y todos los bandos usan el nombre de ETA"
"Rodar en Donosti ha sido super chulo", admite la directora. "Claro, ella existe de verdad y estuvo ahí ocho años. La mayoría de la gente decía que la conoció porque hizo submarinismo o iba a clases de euskera con ella, también fue gogó de discoteca... de hecho, una cosa alucinante que nos sucedió es que daba clases de tango (como se ve en la película) y buscamos a un profesor que, casualmente, había sido el suyo. Claro, es que Donosti es muy pequeño, si tú te tirases ocho años ahí también te conocería todo el mundo".
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Para Echevarría no hay tanta diferencia entre su película anterior (Chinas) y La infiltrada: "Al final en ambas películas hablo de la soledad y de no ser comprendido, del conflicto ya sea emocional o mediante las armas, pero siempre con mujeres protagonistas en un ambiente que les perturba, donde tienen que luchar contra mucha testosterona y el patriarcado y que de ahí sacan su valía. Esta es una historia internacional que puede interesar a cualquiera, de hecho en uno de los pases una persona de Venezuela me dijo que se sentía identificado con todo lo que había pasado. Desgraciadamente, el terrorismo es una lacra mundial, y aquí hablamos de un thriller que es un género accesible".
¿Han sanado las heridas y por eso la ficción de ETA está en auge? La primera afirmación es compleja, teniendo en cuenta lo que ha transcendido esta misma semana. Echevarría no tiene tantas dudas: "Yo creo que la sociedad vasca y España en general hemos curado heridas. Sigue habiendo cicatrices, porque es algo muy duro y complejo, pero sí creo que hay un deseo de pasar página. El problema es que la política sigue polarizando todo y todos los bandos usan el nombre de ETA. Creo que, en parte, deberíamos intentar olvidar, y lo digo aunque esta película haga memoria histórica (sobre todo enfocada en los chavales de 18 años que no saben ni lo que fue la ETA) porque al final recordarlo para no volver a repetirlo también es importante. Pero me dan cierta tranquilidad otras obras como Maixabel (Icíar Bollaín) o Patria (basada en la novela de Aramburu), porque demuestran que el país ya está suficientemente maduro como para poder hablar de ello".
No podía ser una mejor semana para el estreno, teniendo en cuenta que llevamos varios días con la polémica por el fallo parlamentario que permite recortar condenas a una cuarentena de presos de ETA. Parece difícil que Arantxa Echevarría (Carmen y Lola, Chinas) haya urdido un plan maestro y retorcido para que todo el mundo esté hablando de la banda terrorista, pero de cualquier forma le ha salido bien la jugada: este viernes llega a los cines su película La infiltrada, que ficciona la impresionante historia de Elena Tejada, policía que durante ocho largos años se infiltró en la izquierda independentista vasca y llegó a convivir con dirigentes de ETA en su piso.