El embrujo de Ortega arranca la temporada en Valdemorillo
La feria madrileña inicia un curso taurino que destaca por la pujanza de los novilleros, el misterio de Morante, la tiranía de Roca y la despedida de Cayetano
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Anunciados ya los carteles de San Isidro y a punto de cerrarse los de Sevilla, corresponde a la feria de Valdemorillo la inauguración oficiosa de la temporada taurina. Y tiene sentido que el primer cartel de los tres en juego consista en una apuesta por las novilladas y los novilleros.
Tres de los más pujantes del escalafón -El Mene, Alejandro Chicharro y Javier Zulueta- se anuncian este viernes en la plaza madrileña remarcando un relevo generacional que concede optimismo al porvenir de la tauromaquia. Hacía décadas que no bullía tanto la categoría de los aspirantes. Las grandes ferias -y las pequeñas- se han sensibilizado con el ímpetu de los delfines al acecho en sintonía con la renovación de los públicos. La temporada de 2024 se cerró con la actuación estelar de Olga Casado en Vista Alegre. La de 2025 se nutre de un pelotón de chavales entre los que sobresalen Marco Pérez, Diego Bastos, El Mella, Aarón Palacios, el mexicano Osornio y los tres espadas citados en el coso de Valdemorillo.
Son los protagonistas de un prolegómeno que predispone la inminente alternativa de Chicharro -la toma en Valencia el 15 de marzo- y que calienta la actuación de los “mayores” en las tardes del sábado y el domingo.
Interviene en primer lugar el rejoneador Diego Ventura como prologuista de José María Manzanares y Sebastián Castella -toros de Capea-, mientras que el domingo llama la atención el mano a mano entre Emilio de Justo y Juan Ortega, no tanto por las ganaderías en juego - José Vázquez, Gercigrande y El Parralejo- como por el contraste de estilos y de partidarios.
Corresponde a Juan Ortega postularse como la referencia de los toreros de arte
El diestro extremeño y el matador sevillano se desempeñaron como claros protagonistas de la temporada 2024, aunque corresponde a Ortega postularse como la referencia de los toreros de arte. Fue en Valdemorillo justo hace un año donde comenzó el ciclo virtuoso del trianero. Acudieron al reclamo los periodistas del corazón por la espantá de la boda de Jerez, pero el episodio mediático se disolvió como una anécdota al tiempo que prosperaban los hitos de una campaña extraordinaria. No ya por la cima de la faena en La Maestranza, sino por la insólita regularidad de un torero exquisito que mira de reojo la reaparición de Morante de la Puebla. Anunciado está el “monstruo” en Olivenza el 8 de marzo. Encabeza el cartel de Sevilla el Domingo de Resurrección. Y se anuncia dos tardes en la feria de San Isidro, pero los vaivenes del ejercicio pasado y la inestabilidad de su ánimo mantiene la incertidumbre en la temporada que se avecina.
¿Las claves? Roca Rey está llamado a confirmar sus galones, su tiranía y su repercusión popular en la grada. Estrena apoderamiento después de haber cambiado a Roberto Domínguez por su hermano. Y se perfila como el dominador del escalafón, en cabeza de los matadores más aguerridos que lo persiguen, incluidos Daniel Luque, Borja Jiménez, Ureña y Román.
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Se despide Cayetano de los ruedos, comparecen Pablo Aguado y Diego Urdiales como depositarios del misterio, se yergue Perera como figura de los veteranos, presume Talavante de su prestigio en las grandes ferias y se le propone una temporada delicada a los matadores en segunda línea que no terminan de romper. Empezando por Ginés Marín, Tomás Rufo.
Y no es cuestión de ponerse extravagante con las apuestas, pero tiene sentido prestarle atención a un matador francés que no figura en las quinielas y que ya ha dado razones para convertirse en una alternativa: Clemente se llama. Y no es de Ronda, sino de Burdeos.
Anunciados ya los carteles de San Isidro y a punto de cerrarse los de Sevilla, corresponde a la feria de Valdemorillo la inauguración oficiosa de la temporada taurina. Y tiene sentido que el primer cartel de los tres en juego consista en una apuesta por las novilladas y los novilleros.