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'Whitehorse, Canadá': Las despedidas son siempre muy duras y esta obra es fantástica
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En Nave 73 todos los domingos

'Whitehorse, Canadá': Las despedidas son siempre muy duras y esta obra es fantástica

El dramaturgo y director Juan Jiménez Estepa firma un montaje estupendo lleno de humor y sensibilidad sobre la fuerza de los apegos y qué hacer cuando uno tiene la necesidad de abandonarlo todo

Foto: Carlos Algaba y Eva García-Vacas en 'Whitehorse, Canadá', en la Nave 73. (Eslinga Producciones)
Carlos Algaba y Eva García-Vacas en 'Whitehorse, Canadá', en la Nave 73. (Eslinga Producciones)

Al dramaturgo y director Juan Jiménez Estepa le gusta soltarnos cuatro verdades a la cara. Tiene muy cogida la medida a una generación urbanita que está en los cuarenta, que quizá estuvo viviendo en Lavapiés, pero ahora se ha marchado a una urbanización en Tres Cantos porque “Lavapiés está muy sucio”. Una generación a la que sus padres ya se le están haciendo mayores y hay que cuidarlos (Los hombres tristes), una generación que ya ha tenido que renunciar a alguno de sus sueños (La medida exacta del universo) y una generación que envejecerá (más o menos sola) en una sociedad individualista (Cuando sea mayor).

Su última etapa en este análisis de los conflictos de los cuarentañeros de ciudad es la estupenda Whitehorse, Canadá que se puede ver todos los domingos de febrero en la sala Nave 73 (no muy lejos de Lavapiés). En ella el protagonista es Alonso, profesor en un colegio privado, con cierto síndrome de burn out vital y que quiere cambiar radicalmente de vida. Pero de forma extrema. Adiós amigos, adiós familia, adiós ligues, adiós hasta a su querido perro Omán. Y bienvenida Canadá.

El dramaturgo se hace la pregunta: ¿es posible desaparecer completamente y empezar de nuevo lejos de todo esto? ¿Es posible decir adiós y desligarnos de nuestros apegos? ¿Y cómo se van a quedar los que nos quieren? How to dissapear completely?, que cantaban los Radiohead. Y la banda británica aquí no es baladí: la obra tiene una banda sonora de pop rock indie dosmilero que es una protagonista más. Solo la Pavana para una infanta difunta, de Ravel -no hay melancolía y tristeza más descarnada- interrumpirá los acordes nostálgicos de la generación que ha llegado a los cuarenta y algo y dice: y ahora qué hago.

La obra esquiva muy bien el rollito indie tristón de cuarentañeros comportándose como niños (un clásico del que ya estamos un poco hartos)

El texto de Jiménez Estepa es muy rico en matices y esquiva muy bien el rollito indie tristón de cuarentañeros comportándose como niños (un clásico del que ya estamos un poco hartos). Quizá en algún momento sí se le escapa, pero no es condescendiente con su protagonista. A ratos, muchos de ellos, queda como un inmaduro irresponsable y egoísta con sus zapatillas converse. Sobre todo cuando confronta su despedida con aquellos que le quieren y que no entienden su decisión (acaso sea en realidad bastante incomprensible). Y duda. Y sufre. Aquí los personajes están fantásticamente bien elegidos y todos ellos nos van a llevar por una montaña rusa de emociones. Nos van a hacer reír a carcajadas, pero también nos van a emocionar. La obra es todo un viaje que además no da ni un solo respiro.

Alonso está interpretado por Carlos Algaba que consigue muy bien mostrarnos a ese cuarentañero confundido consigo mismo quizá porque tiene demasiado tiempo libre y muy pocas preocupaciones, como le espeta su hermana, madre soltera (abandonada por sus parejas) de dos niños pequeños y un poquito más de trabajo. Este papel, por cierto, lo borda Teresa Mencía con una vis cómica maravillosa. En realidad, esta capacidad humorística la tienen las tres actrices de la obra. También está estupenda Eva García-Vacas como la madre con varias escenas -ay, ese gazpacho canadiense- que recuerdan al Almodóvar más alocado. Y Elisa Berriozabal sube el listón con su primera aparición como esa directora de colegio con ecos de la Ana Milán de Camera Café y también como esa amiga a la que le confía su perro y sus añoranzas (tan de esta generación): “¿Cómo es posible que vaya a echar más de menos a mi perro que a mi hermana?”. Cierra el círculo de forma muy sostenida Patrick Martino, el ligue de última hora que le dirá a las claras que por mucho que quiera aislarse de los demás, “siempre habrá alguien que se meta en tu vida, afortunadamente, porque así son las relaciones humanas”.

placeholder Todo el elenco de 'Whitehorse, Canadá' (ESLINGA PRODUCCIONES)
Todo el elenco de 'Whitehorse, Canadá' (ESLINGA PRODUCCIONES)

Teatro cinco firma la escenografía de Whitehorse, Canadá, lugar por cierto que existe, muy cerca de Alaska y donde “se llega a los 20 grados las dos semanas que dura el verano”. Es parca, muy de sala independiente, pero no se necesita más: unos troncos cortados para sentarse, para deambular, para ver un pequeño piso de Madrid o una arboleda canadiense hasta con un río. La magia del teatro.

No desvelo el final, pero la última escena tiene una gran belleza. La imaginación y la realidad. La voluntad y el deseo. Varios ojos entumecidos había entre las butacas. Porque, quién no ha tenido el gusanillo de abandonarlo todo y desaparecer, quién no ha tenido que decir adiós con todo su corazón porque no había otra salida para empezar a vivir. Y a quién no se le ha roto el alma porque alguien ha salido de su vida. La fuerza de los apegos y el amor. De eso va este texto riquísimo, con unas interpretaciones estupendas y que deja un bonito sabor de boca. Las pequeñas salas a veces dan estas sorpresas.

Al dramaturgo y director Juan Jiménez Estepa le gusta soltarnos cuatro verdades a la cara. Tiene muy cogida la medida a una generación urbanita que está en los cuarenta, que quizá estuvo viviendo en Lavapiés, pero ahora se ha marchado a una urbanización en Tres Cantos porque “Lavapiés está muy sucio”. Una generación a la que sus padres ya se le están haciendo mayores y hay que cuidarlos (Los hombres tristes), una generación que ya ha tenido que renunciar a alguno de sus sueños (La medida exacta del universo) y una generación que envejecerá (más o menos sola) en una sociedad individualista (Cuando sea mayor).

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