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Esta antropóloga está convencida: los hombres tienen igual instinto maternal que las mujeres
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Esta antropóloga está convencida: los hombres tienen igual instinto maternal que las mujeres

Sarah Blaffer Hrdy (Dallas, Texas, 1946) sostiene que los varones tienen exactamente la misma propensión biológica para cuidar a los bebés que las mujeres y que sólo hay que activarla

Foto: La primatóloga y antropóloga evolutiva Sarah Blaffer Hrdy. (Ari Hoover)
La primatóloga y antropóloga evolutiva Sarah Blaffer Hrdy. (Ari Hoover)
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Sarah Blaffer Hrdy (Dallas, Texas, 1946) es una reputada primatóloga y antropóloga evolutiva, conocida especialmente por sus estudios pioneros en el comportamiento tanto de las mujeres como de los primates hembra. Pero cuando en 2014 se convirtió por primera vez en abuela y David, su yerno, optó por dedicar su vida al cuidado de su hijo, Sarah Blaffer Hrdy se hizo una pregunta: ¿Y si los hombres estuvieran igual de preparados biológicamente que las mujeres para cuidar de los bebés? ¿Y si tuvieran profundamente arraigado el instinto de atender a los recién nacidos, y solo necesitaran activarlo para que este se pusiera en marcha? ¿Sería posible que los hombres establecieran con un bebé vínculos prácticamente iguales a los que establece una madre?

La respuesta es sí, sí y otra vez sí.

De eso va Padre en Escena, su nuevo y brillante ensayo, declarado uno de los mejores libros de 2024 por The Telegraph y New Statesman, entre otros medios, publicado ahora en España por la editorial Capitán Swing y en el que Blaffer Hrdy hace añicos los estereotipos de género al demostrar que tanto hombres como mujeres tienen la capacidad biológica de ser cuidadores.

PREGUNTA. Mi abuela decía que el cuidado de los hijos era algo innato a las mujeres y solo a las mujeres. ¿Se equivocaba?

RESPUESTA. Entiendo a su abuela. Cuando yo crecí, jamás vi a un hombre cambiar un pañal, eso era algo impensable a mediados del siglo pasado. Pero era algo generacional. Hoy en día son muchos los jóvenes que se asombran de que antes se pensara que solo las mujeres podían cuidar de los bebés.

P. Sus investigaciones, efectivamente, revelan que los hombres pueden cuidar de los bebés exactamente igual que las mujeres, ¿no?

R. Así es. Excepto amamantarles, pueden hacer todo aquello que hacen las mujeres.

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P. ¿Diría entonces que el "instinto maternal" está presente en los hombres igual que en las mujeres?

R. Absolutamente. Se puede llamar instinto maternal o un instinto de cuidado ancestral. Pero ese instinto está ahí y bajo las condiciones adecuadas se activa. En estos momentos asistimos, de hecho, a un inusual experimento: tenemos parejas de hombres, de padres homosexuales, que recurren a la gestación subrogada para tener un bebé. Estos hombres cuidan a los bebés desde su nacimiento sin la intervención de mujer alguna y siendo solo uno, o ninguno de ellos, el progenitor. Y lo que vemos es que en ellos se activa, no solo la corteza frontal, sino también las zonas más antiguas del cerebro, el sistema límbico, y en concreto el hipotálamo y la amígdala. La amígdala es la parte de mi cerebro que hacía que yo me sobresaltase cada vez que escuchaba por la noche que mi bebé se despertaba, la que hacía que saltara de la cama para asegurarme de que seguía respirando y estaba bien. Pues cuando esas parejas homosexuales son las principales cuidadoras de un bebé, les sucede lo mismo. Yo creo que existe un sustrato maternal en el cerebro de los hombres que, en circunstancias muy especiales, cuando las estrellas se alinean, se activa.

P. ¿Y qué hace que se active esa parte maternal del cerebro masculino?

R. Lo principal para activar esta parte del cerebro masculino es estar en contacto con los bebés. Contacto íntimo y prolongado, eso es lo que se necesita. Un mes de contacto íntimo y prologado es suficiente para activar esa parte del cerebro en un hombre. Lo que está claro es que el potencial está ahí.

"Lo principal para activar el cuidado maternal masculino es estar en contacto con los bebés"

P. A nivel evolutivo, ¿cuándo desarrollaron los hombres esa capacidad de cuidar de los bebés en igualdad de condiciones que las mujeres?

R. En el Pleistoceno, una época de clima implacable en la que se sucedían las inundaciones con los periodos de sequía. Para evitar extinguirse los simios, en su camino hacia el Homo sapiens, tuvieron que reproducirse más rápido y fue entonces cuando empezaron a desarrollar lo que los biólogos llaman la crianza cooperativa, aquella en la que además de los padres genéticos otros miembros del grupo ayudan a cuidar de las crías y a proveerles de alimentos. Nuestros antepasados se convirtieron en criadores cooperativos por las duras condiciones a las que se enfrentaban, exactamente igual que ocurre con otros mamíferos y aves que tienen que hacer frente a depredadores o a la escasez de alimento. Alrededor del 10% de las 9.000 especies de aves se han convertido en criadores cooperativos, y no es casualidad que sean aquellas que viven en climas impredecibles con precipitaciones impredecibles. Aproximadamente el 3% de los mamíferos también son criadores cooperativos, y por lo general se trata de aquellos que viven en condiciones particularmente duras y que necesitan al grupo para cuidar de sus crías. Un ejemplo son los macacos de Berbería que viven en las montañas del Atlas de Marruecos. Cuando las hembras dan a luz y empieza a nevar, es muy duro para ellas cargar con sus bebés y mantenerlos alimentados, así que se los dan a los machos para que ellos carguen con ellos. Y los machos lo hacen.

Hace 1.800 años, en el Pleistoceno, nuestros antepasados tuvieron que hacerse mucho más dependientes de los demás para poder sobrevivir. Los matones, los machos dominantes, empezaron a ser menospreciados y expulsados del grupo. Lo que se necesitaba entonces eran machos dispuestos a ayudar a cazar, a compartir la comida que consiguieran, a cuidar de las crías.

P. Usted sostiene que los hombres no solo pueden cuidar de sus hijos tan bien como las mujeres, sino que cuando lo hacen experimentan un aumento de la oxitocina, la hormona que en las mujeres estimula el parto y la lactancia. ¿Cómo actúa la oxitocina en los hombres?

R. Es algo fascinante. La oxitocina es una molécula muy antigua, que se remonta a unos 700 millones de años atrás, y también está relacionada con la hormona prolactina. Solemos pensar en la prolactina como una hormona que promueve la lactancia, pero originalmente la prolactina era una hormona que controlaba el equilibrio hídrico en los peces. En los caballitos de mar, por ejemplo, la hembra deposita sus huevos dentro del macho y él los fertiliza. La prolactina, en ese caso, interviene para que ese macho de caballito de mar comience a producir, dentro de su bolsa, los nutrientes que los embriones necesitan para desarrollarse. Y está el trabajo del neurocientífico Larry Young, quien tomó genes de un ratón de pradera, que es monógamo y destaca por su cuidado paternal, y los introdujo en un ratón de montaña. El resultado fue que los ratones de montaña comenzaron a producir receptores para la oxitocina, por lo que se volvieron más sensibles a esa hormona, y se hicieron monógamos y los machos comenzaron a cuidar de las crías. El cuidado de las crías por parte de machos y hembras es algo que vemos en varias especies y que está en la biología del ser humano.

placeholder Portada de 'El padre en escena', el nuevo libro de Sarah Blaffer Hrdy.
Portada de 'El padre en escena', el nuevo libro de Sarah Blaffer Hrdy.

P. ¿Un padre entonces está biológicamente programado para hacer lo que sea con tal de proteger a su hijo, tal y como haría una madre?

R. Yo creo que sí, quiero creer que sí, todo parece indicar que sí. Sin embargo, el mundo está actualmente en un estado muy crítico y nuestros legisladores, la mayoría de ellos hombres, se muestran indiferentes al respecto. ¿Por qué no están más preocupados por el cambio climático? ¿Por qué no les inquieta la amenaza de una guerra nuclear? Ellos tienen hijos y nietos, como los tengo yo, ¿por qué entonces esos asuntos no les importan tanto como a mí?

P. ¿Y cuál es la respuesta?

R. Creo que esos hombres no se han implicado tanto como las mujeres en el cuidado de sus hijos. Yo creo que si los hombres se involucraran más en el cuidado infantil, quizá cambiarían sus prioridades psicológicas, preocupándose menos por su estatus dominante y más por el entorno que heredarán sus descendientes. Aunque debo admitir que era más optimista cuando comencé este trabajo de investigación de lo que lo soy ahora.

P. ¿Cuándo comenzó la investigación que ha culminado en la publicación de 'El padre en escena'?

R. Empecé en 2014, cuando nació mi primer nieto, y he trabajado en este asunto durante diez años. Al principio, las cosas parecían mejorar, pero luego empezaron a torcerse, y vimos cosas como el retroceso en los derechos reproductivos que Estados Unidos vivió a partir de 2016. Ahora, muchos estados no solo quieren prohibir el aborto, sino también el control de la natalidad. Quieren que las mujeres se queden en casa y fuera del lugar de trabajo, lo que supondría una gran pérdida. La situación es realmente desalentadora. Pero debemos mantener la esperanza. ¿Recuerda la caja de Pandora? Después de que se abriera, lo único que quedó dentro fue la esperanza. Es a eso a lo que nos debemos agarrar.

"Ellos tienen hijos y nietos, como los tengo yo, ¿por qué entonces esos asuntos no les importan?"

P. ¿El estereotipo del hombre-macho es entonces una construcción cultural y social?

R. Los hombres tradicionalmente han sido criados para ser fuertes, dominantes y evitar mostrar debilidad. Pero eso no les beneficia en absoluto. Las investigaciones muestran que los hombres que participan en el cuidado infantil son más saludables, viven más tiempo y encuentran un nuevo sentido a sus vidas. Necesitamos cambiar las estructuras sociales, ofrecer permisos parentales tanto a hombres como a mujeres y, sobre todo, debemos respetar a los hombres que cuidan. En lugar de considerarlos como hombres débiles o blandengues, debemos reconocerlos como modelos a seguir.

En las sociedades de cazadores-recolectores, por ejemplo, los hombres eran respetados por su generosidad y apoyo al grupo, no por ser autoritarios. Hoy necesitamos recuperar esa visión. Además, hay evidencias de que los hombres que cuidan de sus hijos desde su nacimiento experimentan una reducción en sus niveles de testosterona, lo que les permite ser más sensibles y receptivos a las necesidades de los bebés. Si comenzamos a ver a los hombres como cuidadores potenciales y no como competidores, podríamos transformar nuestras estructuras sociales y familiares para mejor. Estamos en un momento crucial para redefinir lo que significa ser padre y madre en nuestra sociedad.

"Estamos en un momento crucial para redefinir lo que significa ser padre y madre"

Sin embargo, en muchos países de América Latina y en Estados Unidos, todavía vemos estereotipos muy dictatoriales respecto a la masculinidad. Se espera que los hombres sean fuertes, estén al mando, sean dominantes, que nunca muestren debilidad y no se involucren demasiado en el cuidado de los hijos. Pero no estamos ayudando a los hombres con estos estereotipos. En Estados Unidos recientemente se ha publicado un informe realizado por Angus Deaton, Premio Nobel de Economía, y su esposa, la economista conductual Anne Case, sobre lo que denominan "muertes por desesperación", y entre las que se incluyen las muertes por sobredosis de drogas o suicidios. Pues bien: tres de cada cinco de estas muertes están protagonizadas por hombres.

P. ¿Cuál considera que es el motivo por el que muchos hombres se pueden sentir así de mal?

R. Los hombres están desanimados. No se sienten necesarios. Sienten que las mujeres les están quitando sus trabajos y que ya no tienen nada. Por eso son tan susceptibles a la propaganda que difunde la política estadounidense en estos momentos, y que les dice: "Te vamos a hacer fuerte de nuevo, tendrás de vuelta lo que es tuyo". Muchos hombres sienten que están perdiendo todo. Pero no están perdiendo. Tienen la oportunidad de ganar. Hay una crisis de cuidados, y en ese contexto hay muchas maneras en las que los hombres pueden sentirse útiles, necesarios. Eso les ayudaría psicológicamente, mejoraría su salud y vivirían más tiempo. Los datos, de hecho, muestran que los hombres que cuidan gozan de mejor salud y viven más años. No le estamos haciendo ningún favor a los hombres con las definiciones machistas de masculinidad. La idea de que tienen que ser el único sostén de la familia, de que tienen que mantener a los suyos por sí mismos… La realidad es que hay muy pocos momentos en la historia en los que los hombres realmente hayan hecho eso.

Sarah Blaffer Hrdy (Dallas, Texas, 1946) es una reputada primatóloga y antropóloga evolutiva, conocida especialmente por sus estudios pioneros en el comportamiento tanto de las mujeres como de los primates hembra. Pero cuando en 2014 se convirtió por primera vez en abuela y David, su yerno, optó por dedicar su vida al cuidado de su hijo, Sarah Blaffer Hrdy se hizo una pregunta: ¿Y si los hombres estuvieran igual de preparados biológicamente que las mujeres para cuidar de los bebés? ¿Y si tuvieran profundamente arraigado el instinto de atender a los recién nacidos, y solo necesitaran activarlo para que este se pusiera en marcha? ¿Sería posible que los hombres establecieran con un bebé vínculos prácticamente iguales a los que establece una madre?

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