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El Museo Banksy que ha abierto en Madrid... y no tiene absolutamente ninguna obra de Banksy
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Hay otro en Barcelona

El Museo Banksy que ha abierto en Madrid... y no tiene absolutamente ninguna obra de Banksy

El centro, inaugurado hace un par de semanas, asegura en su página web "albergar la mayor colección de obras de Banksy en Europa". El problema es... que no las ha hecho el famoso artista, se trata de reproducciones

Foto:  'Guardia de la Reina orinando' en el Museo Banksy de Madrid. (Ada Nuño)
'Guardia de la Reina orinando' en el Museo Banksy de Madrid. (Ada Nuño)

Son las diez de la mañana y el Museo Banksy prácticamente ha abierto sus puertas para nosotros. Antes de entrar, lanzamos al aire (y en la recepción) algunas preguntas convenientes: "¿Hay alguna obra de Banksy aquí expuesta?". "No", nos indican. "Son obras que han hecho artistas urbanos españoles y europeos para el museo". "¿Se les da algún tipo de crédito? ¿Aparece su nombre o podemos saber cuánto han cobrado por la pieza?", "no lo sé. Se les han dado los utensilios para reproducir las obras". La entrada podría haber costado 15 euros pero gracias a que cubriremos un reportaje al final se ha quedado solo en 11. "Pero esto va un poco en contra del mensaje del propio Banksy sobre la mercantilización del arte, ¿no?". Encogimiento de hombros.

El Museo Banksy abrió sus puertas en Madrid hace dos semanas. Es el segundo en nuestro país, pues hay otro abierto en Barcelona. Según señala su propia web: "Estos museos son únicos en el mundo, ya que albergan el mayor número de obras murales a tamaño real de Banksy jamás reunidas, ofreciendo una experiencia incomparable para los amantes del arte urbano y la crítica social". El único detalle que no se menciona, claro, es que las obras "expuestas" no son de Banksy, sino reproducciones hechas por otros artistas.

El único detalle que la web no menciona es que las obras "expuestas" no son de Banksy, sino reproducciones hechas por otros artistas

Es muy pronto todavía, a excepción de una mujer con un paraguas, que lee atentamente los rótulos de las obras, por ahora no hay más visitantes. Sin ponernos muy reflexivos acerca de la reproductibilidad técnica del arte, otra inevitable pregunta planea en el ambiente: ¿tiene sentido pagar 15 euros por entrar a un museo de Banksy en el que no hay absolutamente ninguna obra de Banksy?

Tan amado como denostado, desde que el misterioso Banksy comenzó sus andanzas en el mundo del grafiti en su Bristol natal, a mediados de los 80, ha ido adquiriendo, poco a poco, fama mundial. El enigma en torno a su identidad es uno de sus mayores atractivos: desde un artista completamente desconocido a Robert del Naja, cantante de Massive Attack, se ha teorizado mucho sobre quién (o quiénes) están detrás de sus famosos grafitis, que suelen ser críticos y políticos, aparecen de la noche a la mañana en lugares tan insólitos como la franja de Gaza y se asemejan bastante al estilo del parisino Blek le Rat (lo que le ha valido críticas).

El museo también menciona esta similitud artística a lo largo del recorrido, que es bastante completo y, como nos señalaban al principio, no hace ninguna referencia a los verdaderos artistas detrás de las obras. De hecho, en consonancia con las exposiciones inmersivas tan de moda estos días, las salas del museo parecen las de un garaje, y hay tanto cuadros como grafitis donde se habla un poco del recorrido del artista y del significado de sus obras. Pero, ¿quiénes han participado en todo esto?

placeholder  'El hijo de un inmigrante de Siria' en el museo Banksy de Madrid. (Ada Nuño)
'El hijo de un inmigrante de Siria' en el museo Banksy de Madrid. (Ada Nuño)

En realidad, no es la primera vez que Banksy llega a nuestro país. En 2018 pudimos ver en Ifema la exposición no autorizada Banksy, ¿genio o vándalo?, que aterrizaba con cierta polémica: la justicia belga confiscó casi 60 obras un par de semanas antes por dudas sobre los permisos. Sin embargo y a diferencia de este museo, según Sold Out (promotora del evento junto a IQ Art Management), de las 70 creaciones que se incluían en la muestra, había "obras originales, esculturas, instalaciones y fotografías". De hecho, muchas de ellas se habían expuesto anteriormente en Moscú antes de llegar a Madrid. Volvió de nuevo en 2021.

Vardar sabe perfectamente que Banksy nunca le denunciará porque revelaría su identidad

En el caso de este museo de Banksy recién abierto en la capital es, junto al de Barcelona, los últimos de otros museos que el director de cine y productor belga Haziz Vardar ha abierto en el mundo desde su primera iniciativa en París en 2019. Son solo una parte más de la industria en torno a Banksy, pues las exposiciones no autorizadas o los vendedores que ofrecen pequeñas imitaciones también están ahí.

Vardar siempre monta sus museos de la misma forma: primero busca un local (o nave, como es en este caso) en alquiler. Se acondiciona con los muros necesarios y un grupo de artistas callejeros realizan copias de las pinturas de Banksy, lo cual en realidad no requiere una gran destreza artística: los trabajos suelen hacerse con plantillas derivadas de fotografías. Más importante que la competencia técnica de la obra es el poder de su mensaje. Sin embargo, es inevitable pensar que hay un cierto componente hipócrita en el hecho de que una empresa ajena se lucre del trabajo del grafitero: Vardar sabe perfectamente que Banksy nunca le denunciará, puesto que eso supondría revelar su identidad.

placeholder 'Follow your dreams' en el Museo Banksy de Madrid. (Ada Nuño)
'Follow your dreams' en el Museo Banksy de Madrid. (Ada Nuño)

Al salir del museo intentamos contactar con la organización detrás. Nos contesta Shpend Sokoli, director del Museo y confirma que París y Barcelona abrieron primero, antes de la pandemia, con la exposición llamada The World of Banksy, y que luego se abrieron museos en otras ciudades (Oporto, Nueva York, Bruselas, Praga, Lisboa y ahora Madrid). Efectivamente, Banksy no recibe ningún crédito por estos museos puesto que, como otras exposiciones realizadas sobre él, no están autorizados, la única autorización oficial viene por su empresa, Pest Control. Los artistas que han participado "son anónimos y así quieren seguir siéndolo. Evidentemente han recibido una remuneración por su trabajo".

"Haziz Vardar inició este proyecto museístico a partir de una carrera rica en colaboraciones con los grandes nombres del espectáculo y diversas exposiciones, entre ellas algunas dedicadas a Banksy. Su carrera le ha llevado a observar un creciente interés del público por la obra de este enigmático artista. La idea de crear estos museos surge del deseo de hacer accesible el arte de Banksy a un público amplio, explorando los temas universales que aborda. La trayectoria de estos museos está pues intrínsecamente ligada a la difusión y perpetuación de este patrimonio artístico contemporáneo. Incluso podría considerarse una forma de "democratización" del arte, sacándolo de las galerías tradicionales y poniéndolo al alcance de todos", cuenta.

"Una exposición sobre los Jardines Colgantes de Babilonia o el Coloso de Rodas no pretende presentar los restos originales"

Efectivamente, confirma que la exposición no tiene ninguna relación contractual con el artista. "Banksy también es famoso por estar en contra de los derechos de autor y haberse burlado a menudo de ellos", señala. "En su libro Wall and Piece de 2006 dijo que los derechos de autor son para perdedores y que ‘cualquier imagen en un anuncio que esté en un espacio público que no te da la opción de decidir si lo quieres ver o no, es tuyo, reutilízalo, transfórmalo.’ Es importante recordar que el propio Banksy está implicado en disputas legales con numerosas entidades, entre ellas Disney y Tim Story, en relación con la protección de los derechos de autor y la cuestión de la propiedad intelectual. Sus acciones, especialmente en torno a obras como Winnie the Pooh, Napalm, Mouse in fire, Save or Delete Jungle Book, así como sus apropiaciones de obras de Andy Warhol y Keith Haring".

"La ausencia de cualquier vínculo financiero con el artista no debe interpretarse como una apropiación ilegítima. Es habitual que las instituciones museísticas expongan obras sin pagar directamente a los artistas o a sus derechohabientes. Tomemos como ejemplo a otros artistas importantes: sus familias no reciben ingresos por las visitas en diferentes museos, y, sin embargo, su presencia allí es esencial para nuestra comprensión de la historia del arte. Esta práctica museística bien establecida forma parte de un enfoque de la difusión y conservación del patrimonio artístico que va más allá de consideraciones puramente comerciales. Podríamos hablar incluso de una forma de "dominio público" del arte, donde la obra, una vez creada, pertenece a la cultura y a la historia", señala.

Pregunta: En la página web se afirma que se trata de "la mayor colección de murales de Banksy a tamaño natural jamás reunida", a pesar de que en el museo no hay ninguna obra de Banksy. ¿Por qué venden las exposiciones como presentaciones del arte de Banksy cuando no están autorizadas?

Respuesta: La exposición ofrece una experiencia inmersiva en el mundo de Banksy, recreando obras que, en su mayoría, ya no existen físicamente, al haber sido destruidas, vandalizadas o situadas en zonas de conflicto como Palestina o Ucrania. Del mismo modo que una exposición inmersiva sobre Van Gogh no presenta sus lienzos originales, sino creaciones digitales, nuestro enfoque pretende ofrecer una oportunidad única de admirar obras inaccesibles. Es una interpretación, una reconstrucción, una "evocación" de la obra de Banksy, no una presentación de originales. La analogía con las reconstrucciones históricas es acertada: una exposición sobre los Jardines Colgantes de Babilonia o el Coloso de Rodas no pretende presentar los restos originales, sino que ofrece una reconstrucción que permite captar su grandeza e importancia histórica. Nuestra exposición sigue la misma lógica: hacer tangible un patrimonio artístico efímero y disperso, ofreciendo una experiencia inmersiva y educativa. Podría decirse que es una forma de "memoria artificial" del arte, que preserva y transmite obras que corren peligro de desaparecer.

placeholder 'Pulp Fiction' en el Museo Banksy. (Ada Nuño)
'Pulp Fiction' en el Museo Banksy. (Ada Nuño)

El periodista Max Lakin reflexionaba sobre todas estas cuestiones en un artículo publicado en The New York Times hace apenas un año, cuando se abrió el museo en Nueva York. En este, el precio de entrada para un adulto cuesta nada menos que 30 dólares. "Cuesta lo mismo que el Met, pero al menos en el Met los Matisse son reales", señalaba el periodista, preguntándose si tenía sentido que hubiera un museo dedicado al artista de Bristol en una ciudad que no se caracterizaba precisamente por albergar sus grafitis. "Es un experimento interesante: ¿Es posible tener un museo con solo reproducciones? ¿El arte callejero sigue funcionando cuando se lo saca de la calle? ¿Puede un artista ir en contra del establishment y aun así obtener millones de dólares en subastas?".

"Cuesta lo mismo que el Met, pero al menos en el Met los Matisse son reales"

Si hay algo que se suele reprochar a Banksy es, justamente, esa contradicción entre criticar la mercantilización del arte por un lado y, por otro, lucrarse (y tanto) con sus propias obras. No hay que olvidar algunas de sus mayores polémicas: en 2018 una de sus obras más características (Girl with Balloon, presente en esta exposición) se autodestruyó parcialmente después de venderse por 1.4 millones de dólares. Aunque era un truco para satirizar el comportamiento especulativo del mercado, Sotheby's lo acabó revendiendo en 2021 por 25.4 millones de dólares. En el museo se menciona lógicamente este supuesto desdén del artista por el mundo del arte, pero como bien señala el artículo de Lakin, estos museos fracasan en mostrar una de las ideas más importantes de Banksy (que el arte se ha vuelto inseparable del comercio), no solo por el precio de la entrada, sino porque cualquier poder que tiene el grafiti proviene de la calle y no puede exportarse a un museo.

placeholder  'Los amantes del móvil' en el museo Banksy. (Ada Nuño)
'Los amantes del móvil' en el museo Banksy. (Ada Nuño)

El documental de Banksy Exit Through the Gift Shop (Salida por la tienda de regalos), de 2010, que sirvió en parte para dar a conocer al artista entre el gran público, contaba la historia de otro artista, Thierry Guetta (alias Mr. Brainwash), y pretendía hacer una crítica de la mercantilización del arte callejero, aludiendo con el título a la costumbre de los museos de tener una tienda de regalos a la salida de los mismos. El museo de Banksy también hace un conveniente guiño al documental, con una tienda de regalos a la salida. Como sucede con el resto de la exposición, la línea que separa la ironía de la simple hipocresía es muy fina. ¿Comprando una tote bag en la tienda, apoyamos a los artistas de la exposición o pasamos a formar parte del engranaje que el propio Banksy critica?

Son las diez de la mañana y el Museo Banksy prácticamente ha abierto sus puertas para nosotros. Antes de entrar, lanzamos al aire (y en la recepción) algunas preguntas convenientes: "¿Hay alguna obra de Banksy aquí expuesta?". "No", nos indican. "Son obras que han hecho artistas urbanos españoles y europeos para el museo". "¿Se les da algún tipo de crédito? ¿Aparece su nombre o podemos saber cuánto han cobrado por la pieza?", "no lo sé. Se les han dado los utensilios para reproducir las obras". La entrada podría haber costado 15 euros pero gracias a que cubriremos un reportaje al final se ha quedado solo en 11. "Pero esto va un poco en contra del mensaje del propio Banksy sobre la mercantilización del arte, ¿no?". Encogimiento de hombros.

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