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El Imperio romano creció gracias a una catastrófica erupción volcánica, según dice un estudio
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El Imperio romano creció gracias a una catastrófica erupción volcánica, según dice un estudio

Históricamente se ha pensado que el "peor año de la historia" provocó en parte el declive del Imperio romano, pero una investigación señala que, en realidad, en el siglo VII las cosas no iban nada mal

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Hay un debate eterno y curioso sobre cuál fue el año más complicado para el ser humano, que suele concluir en una fecha exacta: el año 536 d.C., que contribuyó a la posterior caída del Imperio romano, cuando una erupción volcánica creó un velo de polvo que bloqueó el sol en ciertas regiones del mundo. Esto, combinado a una serie de erupciones volcánicas en la década siguiente habría causado un descenso de la temperatura global. Entre 541 y 544 también se produjo la primera y más grave plaga documentada de Justiniano en el imperio bizantino, en la que murieron miles de personas.

La impresión general es que todo esto (la peste, los cambios en el clima) fue catastrófico para el Imperio romano, provocando su declive. Sin embargo, una investigación llevada a cabo por Lev Cosijns y Haggai Olshanetsky publicada en noviembre (de la que se hace eco Live Science) establece una hipótesis bien distinta: "Nuestros hallazgos revelan que no hubo un declive en el siglo VI, sino más bien un récord en población y comercio en el Mediterráneo oriental".

Para establecer la hipótesis, utilizaron datos a gran y microescala de varios países y regiones. Los datos a microescala se encargaron de examinar pequeñas regiones y demostrar cuándo se produjo el declive de esos lugares. Se volvieron a examinar casos concretos, como el sitio de la antigua ciudad de Elusa en el desierto del Néguev (al noroeste de Israel), pues investigaciones anteriores afirmaban que este yacimiento había sufrido un declive a mediados del siglo VI.

Un nuevo análisis del carbono 14 (método para comprobar la edad de un objeto hecho de material orgánico) del yacimiento demostró que la conclusión era incorrecta y que el declive de ese lugar en concreto no comenzó hasta el siglo VII. En el caso de los datos a gran escala, incluyeron nuevas bases de datos compiladas a partir de estudios arqueológicos, excavaciones o hallazgos de naufragios. Las bases de datos de estudios y excavaciones (que comprendían decenas de miles de yacimientos) se utilizaron para cartografiar los cambios generales en el tamaño y el número de yacimientos para cada período histórico. Por otro lado, la base de datos de naufragios mostraba el número de naufragios por cada medio siglo, lo que se utilizaba para destacar el cambio en el volumen del comercio naval.

El declive se produjo en el siglo VII, por lo que no se puede relacionar con un cambio climático repentino ni con la plaga que sucedió medio siglo antes

Los resultados llegaron a varias conclusiones. Por un lado, el registro arqueológico mostró que existía una alta correlación entre varias regiones que abarcan las actuales Israel, Túnez, Jordania, Chipre, Turquía, Egipto y Grecia. Por otro, tanto los estudios de casos más pequeños como los datos más amplios mostraron que no hubo disminución de la población ni de la economía en el Imperio Romano de Oriente del siglo VI. De hecho, aparentemente se produjo un aumento tanto de la demografía como de la prosperidad de la zona. El declive se produjo en el siglo VII, por lo que no se puede relacionar con un cambio climático repentino ni con la plaga que ocurrió más de medio siglo antes.

Parece que el Imperio Romano entró en el siglo VII en la cúspide de su poder, pero los errores de cálculo romanos y su fracaso frente a sus oponentes persas hicieron que toda la región entrara en una espiral descendente, lo que debilitó a los dos imperios y permitió el ascenso del Islam. Los investigadores señalan que eso no quiere decir que no se produjeran cambios en el clima durante ese período en algunas regiones del mundo que influyeran en la historia, como sucedió en Escandinavia a finales del siglo VI, donde se dio un declive general y abandono de ciertos lugares.

Hay un debate eterno y curioso sobre cuál fue el año más complicado para el ser humano, que suele concluir en una fecha exacta: el año 536 d.C., que contribuyó a la posterior caída del Imperio romano, cuando una erupción volcánica creó un velo de polvo que bloqueó el sol en ciertas regiones del mundo. Esto, combinado a una serie de erupciones volcánicas en la década siguiente habría causado un descenso de la temperatura global. Entre 541 y 544 también se produjo la primera y más grave plaga documentada de Justiniano en el imperio bizantino, en la que murieron miles de personas.

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