¿Es el resurgir del vinilo? Los datos parecen buenos... aunque hay un pero
En Reino Unido se ha calificado este año como "excepcional" para la música, con ventas que duplicaron los del año 2013. Pero no es oro todo lo que reluce
Es innegable a estas alturas que la llegada del formato digital (y con ella la irremediable piratería y los sitios de streaming ilegales) fue un duro golpe para la industria de la música. No es una afirmación meramente opinativa, sino que los datos están ahí: en su peor momento, allá por 2014, los ingresos por música grabada en Reino Unido cayeron a 1.03 mil millones de libras, según datos de BBC.
Pero la situación parece, finalmente, estar revirtiéndose. Así lo atestigua Kimb Bayley (directora de ERA, el organismo comercial del Reino Unido que agrupa a los minoristas de música, vídeo y juegos, que acaba de publicar sus cifras de ingresos por música grabada en 2024), que ha calificado este año como "excepcional" para la música, con ventas que duplicaron los del año 2013. "Ahora podemos decirlo, la música ha vuelto".
Sin embargo, los ingresos aún están muy por debajo de las cifras que se manejaban en 2001, en parte por culpa de la inflación (el álbum más vendido en aquel año fue uno de Dido, con ventas de 1,9 millones). Todavía hay muchas dudas en torno a cómo se les paga a los artistas en este nuevo escenario del streaming, pues según el Sindicato de Músicos, casi la mitad de los músicos en activo en Reino Unido gana menos de 14.000 libras al año (unos 16.000 euros).
Las cifras parecen aparentemente positivas pero muchos artistas y profesionales de la industria se enfrentan a desafíos generados por el hecho de que los ingresos del streaming son considerablemente menores en comparación con las ventas físicas de discos en décadas pasadas. Además, la concentración de ingresos en un pequeño grupo de superestrellas dificulta la posibilidad de que los artistas emergentes puedan conseguir algo del pastel.
Los ingresos del 'streaming' son considerablemente menores en comparación con las ventas físicas de discos en décadas pasadas
En definitiva, como señala un reciente artículo publicado en The Guardian, el streaming ha representado alrededor del 85% del mercado total de la música el año pasado, mientras que las ventas físicas representaron el 13%. El artículo recalca esto puesto que se sigue insistiendo mucho en el "renacimiento del vinilo", como si realmente la industria estuviese dirigiéndose al renacimiento del CD en formato físico. Esto se debe a que el streaming es el mercado, pero el álbum es la unidad que la industria continúa utilizando para calcular el éxito.
Explica The Guardian que intentar explicar el éxito en términos de álbumes medidos es, en el mejor de los casos, arcaico. Insisten en que se sigue cogiendo la parte probablemente más pequeña del mercado para tratar de explicar la realidad actual. Debería ser al revés: las ventas físicas deberían traducirse en lo que ERA considere que debería ser su equivalente en streaming. Eso sería más apropiado para la realidad actual, un momento en que los oyentes seleccionan con cuidado las canciones que más les gustan de distintos álbumes para sus listas de reproducción. Spotify es el ejemplo más claro de que se está dejando de lado el formato álbum (no se suele mencionar en paquetes de datos anuales Wrapped, que se centran en canciones y artistas).
La última década ha sido sin duda una época de recuperación, pero todavía hay cosas que mejorar. Las cifras superficiales tampoco nos dicen nada de lo que significa hoy para los artistas discográficos, y por qué las regalías de las ventas de CD no siempre se compensan con las regalías de las reproducciones. Mil reproducciones premium pueden "equivaler" a un álbum para los fines de cálculo de la industria, pero las regalías de ellas -que también varían según los términos de sus contratos con las discográficas- pesan mucho menos en los bolsillos de los artistas en comparación con el auge del negocio de los CD. En definitiva, la industria tendrá que establecer en el futuro un nuevo y más adecuado sistema de medición.
Es innegable a estas alturas que la llegada del formato digital (y con ella la irremediable piratería y los sitios de streaming ilegales) fue un duro golpe para la industria de la música. No es una afirmación meramente opinativa, sino que los datos están ahí: en su peor momento, allá por 2014, los ingresos por música grabada en Reino Unido cayeron a 1.03 mil millones de libras, según datos de BBC.
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