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Hallan un hueso de un pene pintado, con 2.000 años de antigüedad
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en la ciudad de ewell

Hallan un hueso de un pene pintado, con 2.000 años de antigüedad

Dada la singularidad del hallazgo y su ubicación, es probable que representase un objeto usado para rituales

Foto: Fuente: Ellen Green.
Fuente: Ellen Green.

Durante unas excavaciones en las afueras de Londres, un grupo de arqueólogos descubrió miles de huesos arrojados a una cantera en tiempos romanos. Uno en particular llamó su atención: un baculum (es decir, hueso del pene) de un perro que había sido pintado de rojo en un extremo. "Es el único ejemplo que he podido encontrar de un pene real que posiblemente haya sido utilizado como objeto de ritual", explicó la bioarqueóloga y líder del estudio, Ellen Green, a Live Science.

En 2015, los arqueólogos que trabajaban en un yacimiento llamado Nescot (en la ciudad de Ewell, a unos kilómetros de Londres) descubrieron un pozo de cuatro metros de profundidad excavado en la piedra caliza. Allí recuperaron una gran masa de huesos humanos y de animales que datan de finales del siglo I y principios del II. Entre ellos se encontraron restos de más de 280 mamíferos (cerdos, vacas, caballos y ovejas), aunque las fuentes cercanas al estudio apuntan que alrededor del 7% eran perros, sin evidencia de haber sido descuartizados, quemados o habrían sufrido alguna enfermedad.

Además, la mayoría de los perros eran de estatura pequeña, en lugar de perros guardianes o de pastoreo. Aunque se han encontrado fosas llenas de huesos y artefactos humanos y animales en toda la Gran Bretaña de la época romana, el hueso del pene pintado del pozo de Nescot es el primero que se encuentra de ese tipo. Utilizando una técnica llamada fluorescencia de rayos X, que puede determinar de forma no destructiva la composición elemental de un objeto, Green descubrió que el hueso estaba cubierto de óxido de hierro. Como en el yacimiento de Nescot no hay óxido de hierro de origen natural y no había artefactos metálicos en el pozo que produjeran óxido, esto significa que alguien pintó específicamente con ocre rojo el hueso del pene de un perro antes de depositarlo en el pozo.

"El pene y se utilizaba como amuleto de buena suerte y para alejar el mal de ojo en tiempos de la Antigua Roma"

"El pene se utilizaba como amuleto de buena suerte y para alejar el mal de ojo en tiempos de la Antigua Roma", explicó. Dada la singularidad del hallazgo y su ubicación en un escondite de huesos y artefactos, es probable que representase un objeto ritual. Otros objetos del pozo de Nescot sugieren que el ritual debía estar relacionado con la fertilidad. El vínculo más obvio es la gran cantidad de animales jóvenes, algo inusual en este tipo de yacimientos.

Además, se sabe históricamente que los perros y los caballos han estado relacionados con las "diosas madres" y con los rituales de fertilidad en la Edad de Hierro y la Europa romana. Y al analizar la estacionalidad de los nacimientos de los animales, Green descubrió que la mayoría nacía en primavera y verano, el período de siembra de cultivos importantes como la cebada y otros cereales, lo que los vincula con la fertilidad agrícola. Según la arqueóloga, el pozo Nescot también se utilizó repetidamente durante aproximadamente medio siglo.

"Es casi seguro que el hueso del pene pintado quedó descarnado cuando se aplicó el ocre", dijo Green. Es imposible saber con seguridad por qué un hueso de pene de perro pintado fue colocado en el pozo de una cantera junto con otros 300 animales y humanos hace casi dos milenios, señaló Green en su estudio, pero la evidencia apoya un vínculo con ideas de abundancia, nueva vida y el ciclo agrícola. "No he podido encontrar ningún otro caso similar de uso romano de ocre rojo sobre hueso, ni ningún ejemplo de la Edad de Hierro Británica", aseguró. "Es un artefacto muy singular de un yacimiento muy singular, y, en definitiva, es un misterio".

Durante unas excavaciones en las afueras de Londres, un grupo de arqueólogos descubrió miles de huesos arrojados a una cantera en tiempos romanos. Uno en particular llamó su atención: un baculum (es decir, hueso del pene) de un perro que había sido pintado de rojo en un extremo. "Es el único ejemplo que he podido encontrar de un pene real que posiblemente haya sido utilizado como objeto de ritual", explicó la bioarqueóloga y líder del estudio, Ellen Green, a Live Science.

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