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La directora que le ha dado el Globo de Oro a Demi Moore: "He vivido la violencia de la película"
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estreno en filmin el 31 de enero

La directora que le ha dado el Globo de Oro a Demi Moore: "He vivido la violencia de la película"

Charlamos con Coralie Fargeat, artífice de 'La sustancia', la película más brutal y gore del año, acerca de los cánones de belleza actuales y otras cuestiones

Foto: Demi Moore y Margaret Qualley, en 'La sustancia'. (Elástica Films/Filmin)
Demi Moore y Margaret Qualley, en 'La sustancia'. (Elástica Films/Filmin)
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A estas alturas uno puede decir sin despeinarse que La sustancia, de Coralie Fargeat, ha sido la película más extrema, gore y punk del año. También ha sido la que ha generado más memes en internet, lo que significa que la gente ha hablado de ella, la recuerda y la tiene presente, sin duda una hazaña en el mundo actual. Arrasó en Cannes y supuso el regreso de Demi Moore (que se alzó el pasado día 5 con el Globo de Oro por su interpretación), una actriz que en los últimos años había estado relegada al completo olvido (pese a haber sido la actriz mejor pagada de Hollywood en los 90) o, en el peor de los casos, al simple rumor sobre su aspecto físico o su adicción al bisturí. La llegada de la película a las salas de cine también fue un éxito. La francesa Coralie Fargeat ha conseguido lo que muchos buscan durante años, a veces durante toda una vida.

Es difícil vivir ajeno a la premisa del filme, pero por si acaso, ahí va: Elizabeth Sparkle (Demi Moore) es una profesora de aerobic/fitness, al estilo Cindy Crawford en los 90, con un físico envidiable, pero que no puede luchar contra el paso del tiempo ni la obsesión de la industria del entretenimiento por la sangre joven. Cuando es apartada del programa de televisión en el que trabaja debido a su edad, decide comenzar a utilizar la sustancia (algo así como un Ozempic de la juventud eterna) que le permitirá volver a ser joven y deseada (su alter ego y versión más joven es interpretado por una estupenda Margaret Qualley como Sue). Eso sí, debe cumplir unas normas muy estrictas y no abusar de la sustancia, o sus sueños pasarán a ser pesadillas.

Como no podía ser de otro modo, las pesadillas llegan rápido con un extra de sangre, vísceras, asco y una crítica poco sutil de lo que los estrictos cánones de belleza actuales suponen en las mujeres. Para algunos, es una genialidad. Para otros, cae justamente en lo que critica en cuanto a la cosificación de la mujer, con demasiados primeros planos del culo de Qualley con unas mallas muy apretadas. Nunca llueve a gusto de todos.

Foto: Margaret Qualley es Sue, la nueva chica de moda en 'La Sustancia'. (Elastica)

¿Y para su directora? Aprovechando su paso por Madrid para participar junto a J.A. Bayona en un encuentro en la Academia de Cine, hablamos con ella para conocer cuál era su intención detrás de su retrato de Dorian Gray particular, en un año en que otras películas (como Pobres criaturas de Lanthimos) también han cogido arquetipos clásicos (Frankenstein en este caso) y los han "feminizado". "La cosificación de las mujeres sucede en todas partes", es lo primero que explica Fargeat, sentada elegantemente en la habitación de su hotel, mientras bebe café. "La película puede parecer una caricatura, pero para mí no lo es. Quería mostrar comportamientos que, lamentablemente, son muy reales y he vivido en primera persona. El exceso de violencia que muestro en la película no es caricaturesco: es simplemente una manera de reflejar lo que sucede, aunque de forma simbólica".

"El mundo encierra a las mujeres en una cárcel muy poderosa, una especie de prisión mental donde creen que, si no cumplen un patrón de belleza ideal, no tienen valor. La sustancia muestra la violencia interna que se desarrolla en las mujeres cuando sienten que no son suficientemente buenas, cuando no encajan en esos parámetros. Cuando no eres joven, hermosa y perfecta, no formas parte de la sociedad, lo que acaba generando un autoaislamiento. Eso se ve con más fuerza en esa escena en la que el personaje de Demi Moore se queda encerrada en casa, convencida de que no vale lo suficiente como para salir al mundo. Cuando se convierte en un monstruo es cuando se libera, deja de preocuparse por cumplir las expectativas de la sociedad y sale", señala.

Para ello, eligió Hollywood como lugar de ambientación del filme, porque la meca del cine "es un símbolo elevado del culto al cuerpo y la obsesión por la belleza, pero en realidad esto está en todas partes, no solo en Hollywood. El mundo está lleno de estas ideas tóxicas sobre el valor de la mujer, que parece reducirse a su juventud y su belleza. Es algo que nos han inculcado desde siempre".

"'El retrato de Dorian Gray' ya hablaba de esto hace más de un siglo, pero ahora todo se ha mezclado con la sexualización femenina"

Quizá una de las mayores sorpresas de la película es la dificultad para categorizarla. Se habla de body horror, se habla de cine extremo al estilo Martyrs, se habla de terror y se compara con Titane de Julia Ducournau o incluso se menciona el cine de Cronenberg. Se piensa en cine de nicho y, sin embargo, ha recaudado 55 millones con un presupuesto de 17, lo que la convierte en un éxito comercial. ¿Cuál es el secreto? "La conexión no depende del género en sí mismo, sino en lo que hay detrás de la obra", opina Fargeat. "La película tiene mucho corazón, todo mi ser está puesto ahí, y además el tema que trata es muy universal: la obsesión por la perfección y el miedo a no ser suficiente. El retrato de Dorian Gray ya hablaba de esto hace más de un siglo, porque refleja una condición humana: nuestro miedo a la mortalidad y el deseo de permanecer eternamente jóvenes. El problema es que, hoy en día, esto se ha mezclado con la sexualización del cuerpo femenino, y eso genera una violencia interna en las mujeres. Nos esforzamos por alcanzar un ideal imposible que ha sido impuesto por otros".

"Mi intención no era hacer una película de terror, me cuesta mucho categorizarla en un solo género porque tiene muchas capas, he intentado romper límites y crear algo que va más allá de lo convencional. Desde luego no pensaba en hacer una película que diera miedo como ocurre con el cine de terror tradicional, lo que buscaba era crear una experiencia visceral, visual e intelectual. Utilizo la violencia y lo grotesco no como un fin en sí mismo, sino como una herramienta para crear emociones y contar algo más profundo. Cuando exageras el cuerpo, cuando lo muestras de forma grotesca, lo sacas de la realidad y lo llevas a un terreno simbólico. Es como un cuadro que no pretende ser realista, sino que genera emociones a través del exceso. Quería que la película fuera un viaje emocional, donde lo visceral se mezcla con lo poético para hablar de nuestra condición humana: nuestros miedos, deseos y luchas internas", indica.

"Quería explorar cómo esa coexistencia de versiones en uno mismo puede convertirse en una lucha interna cuando no se acepta"

La sustancia también pone de manifiesto el dualismo platónico, recalca continuamente que Sue y Elizabeth son una misma persona, pese a que ambas terminen luchando la una contra la otra. Lo decía Heráclito: ningún hombre cruza el mismo río dos veces. "Me encanta esta idea", apunta la directora. "Todos llevamos varias versiones de nosotros mismos dentro. Somos una persona, pero también somos muchas cosas dependiendo del contexto y las relaciones: somos diferentes con nuestros amigos, con nuestras parejas, con la familia, y esa dualidad es fundamental para nuestra identidad. En la película, lo que quería explorar es cómo esa coexistencia de versiones puede convertirse en una lucha interna cuando no se acepta. Vivimos en una sociedad que nos impulsa a perseguir un ideal estático y perfecto, como si no debiéramos cambiar o evolucionar. Pero para mí, la verdadera belleza está en esa imperfección y en la capacidad de aceptar cada parte de nosotros mismos. La película simboliza este proceso: cómo al aceptarnos dejamos de luchar contra quienes somos y nos reconciliamos con nuestra naturaleza múltiple".

Y, especialmente, a Fargeat le interesa el cambio de paradigma con estas películas que han sido históricamente de nicho y ahora son premiadas en festivales importantes e incluso son nominadas a los Globos de Oro. Este cambio es, para ella, un signo de los tiempos que vivimos: "Hay nuevas voces y nuevas visiones en el cine, y eso demuestra que este se encuentra en constante evolución. El cine está más vivo que nunca, es un honor formar parte de este cambio y ver cómo las nuevas voces están siendo escuchadas y celebradas". El 31 de enero llega La sustancia a Filmin.

A estas alturas uno puede decir sin despeinarse que La sustancia, de Coralie Fargeat, ha sido la película más extrema, gore y punk del año. También ha sido la que ha generado más memes en internet, lo que significa que la gente ha hablado de ella, la recuerda y la tiene presente, sin duda una hazaña en el mundo actual. Arrasó en Cannes y supuso el regreso de Demi Moore (que se alzó el pasado día 5 con el Globo de Oro por su interpretación), una actriz que en los últimos años había estado relegada al completo olvido (pese a haber sido la actriz mejor pagada de Hollywood en los 90) o, en el peor de los casos, al simple rumor sobre su aspecto físico o su adicción al bisturí. La llegada de la película a las salas de cine también fue un éxito. La francesa Coralie Fargeat ha conseguido lo que muchos buscan durante años, a veces durante toda una vida.

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