Bernardo de Gálvez, el John Wayne (español) de la guerra de independencia de Estados Unidos
Leonardo Cervera publica una novela histórica que narra las peripecias del militar malagueño que luchó contra los apaches y cuyas victorias militares inclinaron la balanza en la guerra contra Reino Unido
Año 1779. Las tropas británicas están a punto de vencer a las de Estados Unidos, diezmadas, desmoralizadas y sin rumbo estratégico. El Regimiento Fijo de Luisiana, dirigido por el español Bernardo de Gálvez, gobernador interino de ese territorio, disponía de un solo y único batallón formado por 14 oficiales y 439 suboficiales y soldados. Se creó un segundo batallón integrado por inmigrantes canarios y procedentes de la Nueva España (actual México), destino final donde Bernardo de Gálvez pasaría sus últimos años como virrey sucediendo en ese cargo a su padre, Matías de Gálvez. Este segundo batallón fue decisivo para que Estados Unidos no perdiera la guerra.
¿Otro libro sobre Bernardo de Gálvez? Hay personajes históricos sobre los que, por mucho que se escriba, siempre quedarán aristas y flecos en una biografía tan abrumadora, apasionada e intensa. Ángulos no estudiados o apenas esbozados; épocas aun sin descifrar. Lo desconocido como eje fundamental.
En este caso se trata de
Málaga y Estados Unidos. Sobre estos dos ejes territoriales viaja la historia de Cervera, narrada por un servidor ilustrado llamado Juan de Arcila, de la Casa de Gibralfaro. La novela, de 317 páginas y trazada con diálogos que abundan, se enlazan y sirven para encuadrar las distintas escenas, da testigo de un momento clave de la historia de Norteamérica. Arcila, como narrador omnisciente, ve todos los personajes desde fuera. Escribir la novela en primera persona hubiera resultado complicado para el autor, ya que hay partes de la vida de Bernardo de Gálvez totalmente ignotas, con grandes lagunas difíciles de cubrir. Por ejemplo, el año y medio que estudió en Francia.
¿Cómo era el carácter del héroe de la independencia estadounidense? Valiente, quizá rozando lo temerario. Sin duda, alguien audaz. Simpático, cercano y con enormes habilidades sociales. Le gustaban las fiestas y escribía sainetes. Era socarrón y se casó por amor. Fue pionero en la creencia en la igualdad de razas. En ningún caso era un hombre aferrado a lo antiguo o a lo anquilosado.
Bernardo de Gálvez, malagueño de Macharaviaya, pequeña localidad de la comarca de la Axarquía de apenas 400 habitantes y donde cada 4 de julio se organizan desfiles al más puro estilo estadounidense, murió con 40 años. Tras su fallecimiento en Nueva España, comenzó el declive del Imperio español. Más tarde, España se convierte en el ogro para Estados Unidos y esa es una de las causas que explican el escaso apego que hubo en todo el siglo XIX a la figura del malagueño en el país por el que tanto luchó por la independencia.
"España pasó en 15 años de ser el gran amigo y aliado de Estados Unidos a convertirse en enemigos, porque el Imperio español es el dueño del resto de América del Norte y lo último que interesaba era hablar del heroísmo de los españoles. Aquí no hemos sabido honrar a nuestros héroes", explica Cervera a El Confidencial. Malos vecinos, gente atrasada o católicos. Así se definía a España tras olvidar la ayuda de personajes como Gálvez en la Guerra de la Independencia.
En Estados Unidos ahora se idolatra a Bernardo de Gálvez, incluso por encima de Lafayette. En España el desconocimiento es muy grande
Todo cambió a principios del siglo XX cuando, poco a poco y en parte, gracias a los auspicios de la Hispanic Society de Nueva York, el país recobra su memoria. En Estados Unidos ahora se idolatra a Bernardo de Gálvez, incluso por encima de Lafayette. En España su figura no ha traspasado el umbral local o andaluz y solo es alguien reconocido fuera de las fronteras de su tierra natal en el ámbito especializado de la Historia militar.
Cervera quiere reivindicar la figura de Manuel Olmedo Checa como uno de los principales baluartes, desde Málaga, en ayudar a 'resucitar' a Bernardo de Gálvez. Pero el autor de Gálvez: El héroe español en la independencia de los Estados Unidos (Novela Histórica) confiesa que todavía se siente "muy sorprendido" de que no solo el gran público, sino lectores de fuste, sigan ignorando quién fue este malagueño. "El desconocimiento es muy grande y me da mucha pena que así sea", admite.
Hasta principios de este mismo siglo XXI no llegó el reconocimiento estadounidense a Gálvez: ahora ya cuenta con una estatua ecuestre en Washington y es Ciudadano Honorario de Estados Unidos, un privilegio que solo han alcanzado otros siete nombres más, entre ellos, Winston Churchill, la Madre Teresa de Calcuta y el marqués de Lafayette. La concesión a Gálvez de esta prestigiosa condecoración fue aprobada por el presidente Barack Obama el 16 de diciembre de 2014 en una resolución del Congreso de los Estados Unidos.
Paco Reyero, periodista y enviado especial a Estados Unidos para cubrir la convención del Partido Demócrata del pasado verano, las elecciones del mes de noviembre y la toma de posesión de Donald Trump del próximo 20 de enero, ya reflejó en El Confidencial la gran influencia de Gálvez y la necesidad de reconocimiento como puente entre España y Estados Unidos. "Las mansiones de Hollywood, las grandes casas de Miami, el trazado de la ruta 66 (la que atraviesa todo el país desde Chicago hasta Santa Mónica) tiene huella española, la identificación de algo único. La cantidad de imitaciones de la Giralda de Estados Unidos, la Hispanic Society de Nueva York… Gálvez es la marca que abre todo lo que hay detrás con una gran cantidad de historia compartida y tanta herencia que dejó", señaló Reyero, quien en 2019 publicó
¿Cómo llegó Leonardo Cervera a conocer la figura de Gálvez? En 2007 vivía en Carolina del Norte y estudiaba en la Universidad de Duke. Su hijo Leonardo, que por aquel entonces tenía nueve años, tenía que hacer un trabajo escolar y su padre le animó a que el tema fuera la relación entre España y Estados Unidos. En Internet, encontró un vínculo español con la ciudad de Nueva Iberia (en Louisiana). Nueva Iberia es una ciudad muy pequeña, como una calle. Allí, en una librería, encontró un libro de escasas páginas sobre los colonos malagueños. En ese ejemplar figuraba la historia de Francisco Segura, un jovencito de 18 años que participó en la Guerra de la Independencia y que se convirtió en un hacendado rico del condado.
"Esto tiene un tirón"
Cervera escribió entonces a Manuel Olmedo, quien le envió un ejemplar de la revista Péndulo, que edita el Colegio de Ingenieros Técnicos Industriales de Málaga y recoge numerosos estudios de la Historia de Málaga, y donde aparecía un artículo sobre Bernardo de Gálvez. Cervera no lo dudó: "Esto tiene un tirón".
En 2020, tras publicar La guerra de mi abuelo, el jurista y escritor se preguntó cuál podría ser su siguiente libro. Y decidió que escribiría una novela sobre la Málaga del siglo XVIII y Bernardo de Gálvez. La primera intención era llegar hasta la conquista de Panzacola (actual Pensacola). Pero, ¿por qué no seguir un poco más y llegar a la etapa napoleónica? La historia le enganchó de tal modo que escribió infinidad de capítulos que daban para dos o tres novelas. Un editor le dijo: "Esto es impublicable. Hay que adelgazarlo". Y así hizo hasta enviar el manuscrito a Almuzara.
Leonardo Cervera profundizó en la documentación: tiene 50 libros sobre el militar de Macharaviaya y cree que para dentro de año y medio, cuando el 4 de julio de 2026 se cumplan 250 años de la Declaración de la Independencia de Estados Unidos, puede llegar una edición en inglés de su novela histórica y la segunda parte de la misma. El escritor tiene investigada y avanzada la escritura de esa segunda parte, dentro de un proyecto que se contempla que sea una trilogía". "Por eso me ha llevado tanto tiempo, porque he estado escribiendo tres libros o cuatro".
“El choque entre España y los apaches radicó en el control de la explotación minera de la zona de Chihuahua”
La parte más atractiva de la novela es cuando relata la Apachería, el enfrentamiento con los apaches, que fueron arrinconados en el sur de territorio estadounidense tras ser derrotados por los comanches. Para ello, el escritor trascribió los diarios de campaña y averiguó, con más o menos exactitud, las referencias geográficas que había allí y por dónde fue Bernardo de Gálvez con el regimiento de la corona española. "Esos capítulos fueron muy duros", admite sobre su proceso creativo. No se suele contar la convivencia entre las naciones europeas y las indias, que solían poner muchos soldados en el campo de batalla. No eran tribus aisladas o fuerzas militares desordenadas.
Como John Wayne
El choque entre España y los apaches radicó en el control de la explotación minera de la zona de Chihuahua. Al principio los españoles ignoraban a los apaches, pero cuando estos empezaron a robar los caballos y las mulas que necesitaban para explotar las minas de plata se diezmaba el quinto real, el impuesto que había que pagar al Estado (un quinto de lo obtenido) y que luego se cargaba en la flota del tesoro rumbo a la metrópoli.
En ese contexto es donde aparece Bernardo de Gálvez en su lucha cuerpo a cuerpo contra los apaches. El joven militar, entonces de solo 23 años, hacía "sus peleítas tipo John Wayne, pero 150 años antes". Y la comparación con Wayne no es gratuita."Es lo mismo", apunta Cervera. Llegaban los apaches a atacar un pequeño pueblo y los soldados salían detrás de ellos y los perseguían por el desierto y las montañas hasta que lograban alcanzarlos… si lo conseguían.
En la famosa película de John Ford The Searchers, conocida en España como Centauros del desierto, la persecución no es con los apaches, sino con los comanches. Los españoles arrancaban las cabelleras y las llevaban a Chihuahua. "Estaría muy bien que alguien se animara a producir un Western español. Y luego, cuando volvían de luchar contra los apaches, iban a misa".
La traición de los apaches
La leyenda negra. Cervera resalta cómo el trato que tenían los españoles con las tribus nativas era más humanitario que el de los ingleses o franceses. Entre los apaches, dos de ellos, como relata la novela de este autor malagueño, se cambiaron de bando y empezaron a trabajar para él hasta llevarles a las rancherías enemigas. "Es inaudito que unos apaches traicionen a su propia gente. Gálvez no buscaba la exterminación de los otros".
Un hecho: cuando el líder apache Gerónimo se rinde a los Estados Unidos, hablaba español y llevaba un crucifijo colgado del cuello. "Siempre se pinta al imperio español como muy mal organizado o decadente, y la realidad es distinta. Llegaron hasta Alaska y colonizaron California hasta Oregón. Y lograron crear una línea de fuertes (llamados presidios) impresionantes, una especie de Muro de Adriano para protegerse de los indios".
George Washington llegó a reconocer que sin la ayuda de España los Estados Unidos no habrían llegado a existir. Bernardo de Gálvez no luchó de modo altruista. Su causa pasaba por debilitar a los británicos, el tradicional enemigo español. Cervera no lo duda: "Estados Unidos tiene también una deuda económica con España por su ayuda en la Guerra de la Independencia. Es el dinero que pusieron nuestros tatarabuelos. Si pueden devolver ese dinero, que lo hagan".
Año 1779. Las tropas británicas están a punto de vencer a las de Estados Unidos, diezmadas, desmoralizadas y sin rumbo estratégico. El Regimiento Fijo de Luisiana, dirigido por el español Bernardo de Gálvez, gobernador interino de ese territorio, disponía de un solo y único batallón formado por 14 oficiales y 439 suboficiales y soldados. Se creó un segundo batallón integrado por inmigrantes canarios y procedentes de la Nueva España (actual México), destino final donde Bernardo de Gálvez pasaría sus últimos años como virrey sucediendo en ese cargo a su padre, Matías de Gálvez. Este segundo batallón fue decisivo para que Estados Unidos no perdiera la guerra.