Los Reyes Magos no son los padres: el cometa Halley en tiempos de Herodes el Grande
Algunos expertos creen que la estrella que según los evangelios guio a los sabios de Oriente podría ser el famoso cometa, otros apuestan porque lo que vieron en el cielo fue una conjunción de las órbitas de Saturno y Júpiter
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"Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos, diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle. Oyendo esto, el rey Herodes se turbó, y toda Jerusalén con él. Y convocados todos los principales sacerdotes, y los escribas del pueblo, les preguntó dónde había de nacer el Cristo. Ellos le dijeron: ¡En Belén de Judea; porque así está escrito por el profeta!
El evangelio de San Mateo es el único, al margen de los apócrifos, que recoge la increíble y crucial historia bíblica de unos gentiles de oriente, no judíos, que advertidos por una estrella viajan a adorar a un recién nacido, que tiene que ser el mesías y rey de los judíos, y al que llevan obsequios. Mateo no escribe sus nombres, no dice que fueran tres, ni tampoco que fueran reyes, como se establecería siglos más tarde, pero sí que son "magos", que es como se conocía a la clase sacerdotal y política de los partos al oriente de Palestina.
Estos magos, que algunos historiadores interpretan que provienen de los semitas, son considerados sabios en Babilonia, y ejercen como altos funcionarios, tal y como aparece en el libro del profeta Daniel, que es precisamente quién les instruye sobre el "verdadero" Dios de Israel y los planes para su pueblo a través del glorioso rey venidero, es decir, sobre el mesianismo. Los magos irán a Belén, según Mateo, porque aun sin ser judíos habían estado en contacto con los escritos proféticos del judaísmo y entienden que tiene que venir un Mesías, y es importante que esos extranjeros lo reconozcan, tal y como señala el escritor y teólogo estadounidense John MacArthur en su Comentario sobre el Nuevo Testamento de Mateo.
Extranjeros temerosos de Dios
Ni Gaspar, ni Melchor, ni Baltasar, según el evangelio. La cuestión importante para el relato es que estos magos extranjeros temerosos de Dios sin ser judíos reciben la señal en el firmamento, la estrella, que a pesar de la creencia común, en un primer momento no les guía hasta el portal, sino que únicamente les anuncia la llegada del hijo de Dios, tal y como escribe Mateo. De hecho, cuando esos magos-sabios —probablemente astrólogos babilonios— que no sabemos cuántos son, llegan a Jerusalén, tienen que preguntar por el lugar exacto del nacimiento, y los sacerdotes les contestan que según la profecía de Miqueas ese suceso tendrá lugar en la vecina localidad Belén, momento en el cual, ya sí, siguen la estrella que les conduce no a un templo, sino al pesebre.
El relato aparece, recordemos, solo en Mateo, aunque el anuncio a los pastores en el evangelio de Lucas siga la misma línea. ¿Mateo fabrica esa historia crucial de los extranjeros, reconociendo la profecía y adorando al hijo de Dios con oro, incienso y mirra, guiados por una estrella? No, según Antonio Piñeiro, experto en los evangelios y su interpretación histórica, quien explica que el evangelista recoge años después esa historia que en realidad ya se había construido probablemente con elementos del Antiguo Testamento. Entonces, ¿de dónde surgió la estrella?
Estos magos, que algunos historiadores interpretan que provienen de los semitas, son considerados sabios en Babilonia
Siguiendo a Mateo: "Entonces Herodes llamó aparte a los magos y por sus datos precisó el tiempo de la aparición de la estrella. Después, enviándolos a Belén, les dijo: 'Id e indagad cuidadosamente sobre ese niño; y cuando le encontréis, comunicádmelo, para ir también yo a adorarlo'. Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y he aquí que la estrella que habían visto en el Oriente iba delante de ellos, hasta que llegó y se detuvo encima del lugar donde estaba el niño. Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa; vieron al niño con María su madre y, postrándose, le adoraron; abrieron luego sus cofres y le ofrecieron dones de oro, incienso y mirra. Y, avisados en sueños de que no volvieran donde Herodes, partieron por otro camino".
Esa traición será la que mueva a Herodes, según el evangelio, a provocar la matanza de los inocentes, la de todos los niños recién nacidos, por la amenaza del nuevo rey de los judíos y cuya historicidad es más que dudosa, porque aunque se sabe que Herodes cometió atrocidades de esa índole ni siquiera el historiador judío de referencia, Josefo, la recoge y no tendría sentido no hacerlo porque precisamente trata de desprestigiarlo, así que de haberse producido habría sido a muy pequeña escala.
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Por otra parte, toda la historia de la estrella, las atrocidades de Herodes y el éxodo a Egipto de José y María con el niño, podrían ser una reelaboración de otros pasajes del Antiguo Testamento, que sería la historia con la que se encontraría Mateo. Según el historiador bíblico Raymond E. Brown, "un relato sobre unos magos de Oriente que vieron alzarse la estrella del rey de los judíos y fueron guiados por ella hasta Belén. Este relato, que refleja la creencia general de que el nacimiento de los grandes hombres fue anunciado por fenómenos astronómicos, se inspiró inmediatamente en el relato de Balaán de Némesis 22-24: un hombre con poderes mágicos que venía de Oriente y predijo que una estrella se alzaría de Jacob", explica Brown en su libro
Antonio Piñeiro añade, además, que la matanza de Herodes recuerda inevitablemente a la historia del malvado Faraón que quiere acabar con Moisés niño y que mataba a los recién nacidos varones de los israelitas. Del mismo modo, el sueño de José de marchar a Egipto, tal y como aparece en el evangelio de San Mateo, recuerda a José en el libro del Génesis, que mientras duerme también recibe las revelaciones divinas de huir a Egipto, tal y como señala Piñeiro en su
Es una de las posibilidades: que los cristianos, convencidos del nacimiento del Mesías, redondearan la historia de los magos de Oriente recurriendo a otras narraciones bíblicas. Hay, sin embargo, algunas otras explicaciones: Raymond Brown opina que la aparición del cometa Halley en el año 12 a.e.c. y la venida de embajadores extranjeros dos años más tarde a la corte del rey Herodes para felicitarle por la conclusión del gran puerto artificial de Cesarea Marítima y la remodelación de la ciudad, fueron combinados por los cristianos anteriores a Mateo en la historia de la estrella y de los Magos y que Mateo no hizo más que recoger y dar forma a una leyenda ya popular entre los primeros seguidores de Cristo.
Otras explicaciones
Pero no es la única posible. La aparición de la estrella y su incorporación al relato, pudo deberse, según Piñeiro, "a una conjunción de las órbitas de Júpiter y Saturno, que sucede cada treinta años, junto con la de Marte. La unión de las tres acaece cada 257 años. Este fenómeno se menciona en textos astronómicos tan antiguos como textos cuneiformes sumerio-acadios, del segundo milenio a.e.c. Se han hecho cálculos y se supone que tal conjunción se dio precisamente en el 7 a.e.c. y que esta pudo ser la 'estrella' de los Magos", asegura Piñeiro en su libro
Más allá de la mística de la luz en el firmamento, el caso es que de alguna forma esos extranjeros, magos de oriente, son importantes para el relato evangélico, porque tienen prestigio, riqueza y poder y su postración ante el niño es un aldabonazo que se publicita convenientemente. Según teoriza el historiador John MacArthur, pudieron ser de hecho muchos más de tres —tal y como se menciona en algunos evangelios apócrifos— y su presencia resultar incómoda para Herodes, que además es ninguneado cuando estos deciden no señalarle el lugar después de ser guiados por la estrella.
Así, la cuestión de los "reyes magos de oriente" tiene un sentido en el relato cristiano que rompe con el judaísmo: esos sabios y poderosos extranjeros que no son judíos, pero que conocen la tradición profética y reconocen al hijo de Dios, después de haber recibido su señal, explicable como un fenómeno astrológico o como acción divina, según las creencias. En los siglos posteriores se fue conformando la idea de los tres reyes magos de Oriente y su identificación con los continentes. La tradición de los regalos en España del día de Reyes data del siglo XIX y la cabalgata aún es más moderna. La historia de Mateo cuesta creer que sea mentira.
"Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos, diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle. Oyendo esto, el rey Herodes se turbó, y toda Jerusalén con él. Y convocados todos los principales sacerdotes, y los escribas del pueblo, les preguntó dónde había de nacer el Cristo. Ellos le dijeron: ¡En Belén de Judea; porque así está escrito por el profeta!