Villancicos a prueba: ¿cuáles son las mejores y peores canciones de Navidad este 2024?
De Bisbal a José Feliciano, pasando por la Oreja de Van Gogh y el coro de tu parroquia más cercana, estas son las canciones que deberías escuchar y también evitar durante estas fiestas
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F70c%2F0af%2F4b2%2F70c0af4b2d2eaafd2f190c278349a720.jpg)
Si el 22 de octubre de 2001 alguien le hubiera comunicado a David Bisbal, durante su ingreso en la academia de Operación Triunfo que le catapultaría a un éxito sin igual en nuestro país, que algunos años, y muchos discos después, colapsaría el centro de Madrid a base de villancicos, seguramente no se lo hubiera creído. Pero la realidad siempre supera la ficción. El pasado 19 de diciembre, el almeriense se subió al balcón de la Real Casa de Correos de Madrid para deleitar, a pleno pulmón, a todos los que se encontraban en pleno Sol con la presentación de Todo es posible en Navidad. El ciclo del artista se completó con un buen disco de canciones de Navidad, y ahora ya tenemos nueva banda sonora para estos días.
¿A quién no le gusta un buen villancico? El calor del hogar, esa sensación fraternal con amigos, familiares y allegados, una melodía suave —o unas palmas—, y todo el confort que se crea al cantar al unísono sobre un recuerdo que han habitado miles antes que nosotros. Vuelve a casa por Navidad, ¡vuelve a cantar por Navidad! Pero aunque haya tantas canciones navideñas como maneras de celebrar estas fechas, no siempre es oro todo lo que reluce. Así que hoy vamos a escarbar en el baúl de los recuerdos y señalar cuáles son las canciones navideñas que mejor, y peor, pasan la prueba del tiempo.
Los Peces en el Río [bien]
Popularizada durante el siglo XV-XVI, aunque se estima que sus orígenes se encuentran en la tradición árabe del siglo XIII, es la canción que conserva el aura mágica más intacta. Como si se tratara de un pequeño cuento seductor, nos posiciona siempre como voyeurs de un relato intimista y al mismo tiempo nos da la mejor metáfora para las sobremesas. Beber como un pez en el río. ¿Qué sería de las Navidades sin alguno de tus parientes diciendo "yo, como los peces" y a continuación llenándose por enésima vez la copa? Y desata el jolgorio. Da igual cuántas veces se versione, siempre albergará un punto de misterio que hipnotiza a cualquiera, como en su versión actual firmada por La Rebe.
Mi Burrito Sabanero [mal]
Suena en la radio, en el mercado, en el super, en la tienda de juguetes, en la ferretería y si te despistas, cuando abres el grifo para fregar los platos. ¡Hasta en la sopa! Esta canción, de origen venezolano y que fue escrita por Hugo Blanco en 1972, ahora ha llegado a la península, como un alud de ritmo y sabor, de la mano del ya citado disco de villancicos de Bisbal. ¿Es una mala canción? En absoluto. ¿Vamos a acabar más hartos de ella que de las discusiones políticas y la pelea Pablo Motos vs Broncano en las comidas familiares? Pues seguramente. Así que al no poderse consumir con moderación, pronosticó un empacho de sabanero.
Hacia Belén Va una Burra [bien]
Que nadie se asuste, aunque acabemos hartos del burrito, siempre habrá otros animales que nos alegran las fiestas. Es posible que cuando hablamos de Hacia Belén va una Burra, hablamos de la canción más divertida de todo el repertorio navideño. Datada en el siglo XVIII, es la canción de los amantes de los trabalenguas por antonomasia. Es empezarla a cantar y se te llena la boca como cuando comes turrones. Un ratito juguetón para cuando ya se llega a los licores y tu familiar más (a)rítmico empieza a frotar la botella de Anís del Mono para dar comienzo a la cantata.
Noche De Paz [mal]
Un momento, un momento. Que nadie se altere. Entiendo que esto puede causar controversia, pero aquí no venimos a decir si es una buena o mala canción, sino cómo resiste al paso del tiempo. Escrita en alemán en 1816 por el sacerdote austriaco Joseph Mohr, y declarada patrimonio cultural inmaterial por la UNESCO en 2011, es una preciosísima nana que todos sabemos de pe a pa. En algunas ocasiones puede ser reconfortante como volver a creer en la magia de la Navidad, en muchas otras, puede llegar a tener un tono, llamémosle, fantasmagórico. Con una cadencia, en ocasiones narcoléptica, puede llegar a evocar fantasmas del pasado. Esa persona querida que ya no está, un tiempo mejor en el que la familia estaba más unida, un deseo de unas Navidades hogareñas que no se pueden tener. Ante la duda, mejor dejar que otras canciones amenicen la noche para evitar revolver sentimientos.
All I Want For Christmas [bien]
¿Y qué si está en las antípodas de una nana tradicional? Un hit a 150bpm con una ráfaga de voz como la de Mariah Carey. Lo sé, lo sé, este tema del 1994 también está hasta en la sopa, sobre todo desde que en 2019 se convirtió en el tema más escuchado durante las Navidades y hasta ahora. Un villancico pop internacional y del que todo el mundo disfruta. Como si la Coca Cola pudiera convertirse en canción. Efervescente y refrescante, es ideal para las maratonianas jornadas en las que toca comprar regalos, pero te recuerda que al fin y al cabo lo más importante son las personas a las que amamos.
Blanca Navidad [mal]
Desde que en 2016 apareció en la Puerta del Sol de Madrid una lona gigante de promoción de Netflix inspirada en Pablo Escobar, líder del cártel de Medellín, con el mensaje "Oh, blanca Navidad", para publicitar Narcos, este villancico ha visto devaluado en cierto modo su valor. Ya no es nieve lo que ven muchos ahí, sino otra nieve un tanto más ilegal. Este borrón hace que en ocasiones no se pueda disfrutar de su significado original, sobre todo, en un país, en el que poco a poco se van viendo cada vez más reducidos los espacios donde se da este fenómeno meteorológico. Además, una de sus más recientes versiones, una reinterpretación rockerilla de La Oreja De Van Gogh tampoco ayuda a remontar.
Feliz Navidad [bien]
A buen entendedor, pocas palabras bastan. Lo que logró José Feliciano en 1970 con este villancico atemporal, no lo ha conseguido nadie. Con apenas tres frases creó una de las canciones que mejor cuentan nuestra manera de ser. Ligero, divertido e inclusivo, basta con media escucha para sentir que lleva toda la vida contigo. Una gran bienvenida a una Navidad donde todo el mundo tiene su sitio, ¡hasta los anglosajones!, sin necesidad de sobreexplicarse. Claro queda: FELIZ NAVIDAD, PRÓSPERO AÑO Y FELICIDAD. Lo bueno y breve, dos veces breve.
Caga tió [mal]
Esto resonará más en los hogares catalanes que en el resto de España, pero la canción que cantan los niños para lograr que un tronco les defeque regalos, digamos que no ha pasado del todo la prueba del tiempo. Si ya la tradición es, de todas, de las más inverosímiles, la canción que la acompaña no lo mejora mucho. Quizás cantar que se apalee a un tronco para conseguir lo que se quiere mientras hablamos de educar en el diálogo no envejece tan bien como pensamos.
Jingle Bells [bien]
Sí, es verdad que dos de las mejores canciones son en inglés, y que en la tradición hispanohablante tenemos un recopilatorio infinito del que se podrían haber extraído muchas más. Pero no podía dejar fuera no solo el primer villancico que se entonó en el espacio, sino que esta canción de Navidad fue la primera canción retransmitida desde el espacio cuando en 1965 Tom Stafford y Wally Schirra la cantaron durante su misión en el Geminis 6. Esta canción plaga grandes momentos de la cultura pop y sigue tan viva como siempre, apareciendo en especiales de Navidad, películas y posiblemente el baile de final de curso de tus sobrinos.
Campana Sobre Campana [mal]
Quizás hablar de esta canción como una que no pasa el paso del tiempo tiene que ver más con el estado en el que se la escucha que con la propia canción. Su compás repetitivo, marcado por instrumentos de percusión metal, pueden ser el infierno para cualquiera que festejara demasiado fuerte la noche del 24 y ahora tenga que afrontar la gran comida de Navidad. Niños correteando, un latente dolor de cabeza y las campanas repicando. No podemos responsabilizar a un ibuprofeno de salvar esta situación. Pero como bien decía mi abuela, no hay quien vaya de romería que no lo lamente al próximo día.
Si el 22 de octubre de 2001 alguien le hubiera comunicado a David Bisbal, durante su ingreso en la academia de Operación Triunfo que le catapultaría a un éxito sin igual en nuestro país, que algunos años, y muchos discos después, colapsaría el centro de Madrid a base de villancicos, seguramente no se lo hubiera creído. Pero la realidad siempre supera la ficción. El pasado 19 de diciembre, el almeriense se subió al balcón de la Real Casa de Correos de Madrid para deleitar, a pleno pulmón, a todos los que se encontraban en pleno Sol con la presentación de Todo es posible en Navidad. El ciclo del artista se completó con un buen disco de canciones de Navidad, y ahora ya tenemos nueva banda sonora para estos días.