Mentira o verdad antes de la IA: 800 años sin saber qué pasó con los estigmas de san Francisco
Varias exposiciones analizan la evolución en la representación artística del famoso santo y de las cinco llagas que, según sus hagiógrafos, en 1224 desarrolló a imagen y semejanza de las de Cristo en la pasión
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Fue hace ocho siglos, el 17 de septiembre del año 1224. Francisco de Asís, según cuentan sus primeros biógrafos, se encontraba atravesando un momento de crisis espiritual y decidió retirarse a rezar al Monte Alvernia, en el corazón de la región italiana de Umbría. Y allí, entre suaves colinas ondulantes, ocurrió el milagro: se le apareció Cristo en forma de ángel seráfico con seis alas y lanzó contra él cinco rayos luminosos. Esos haces de luz le golpearon en los pies, en las manos y en el costado, provocando en san Francisco heridas idénticas a las que el propio Jesús sufrió durante su calvario al ser clavado a la cruz y atravesado en un flanco por la lanza de un soldado romano.
San Francisco se convertía así en la primera persona en la historia en llevar los estigmas de la pasión de Cristo. El Vaticano reconoce alrededor de 300 casos de personas con esas marcas, entre las que se encuentran Catalina de Siena o santa Gema Galgani. Pero san Francisco fue el primero en sufrir esas heridas, en obtener ese don divino que supuestamente le distinguía como el santo más cercano a Cristo.
Los estigmas de Francisco de Asís —fundador de la orden franciscana, patrón de Italia y de quien tomó prestado el nombre Jorge Bergoglio al ser elegido Papa— son desde hace tiempo objeto de controversia. Sobre todo a partir de que en 1993 la medievalista italiana Chiara Frugoni publicara
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La medievalista ha investigado a fondo el asunto y ha descubierto importantes contradicciones sobre lo ocurrido en el Monte Alvernia. Aunque todas las fuentes concuerdan en que el santo tuvo una visión mientras estaba allí, no todas hablan de estigmas en el sentido de las llagas sufridas por Jesucristo durante su pasión. Fray León, el más célebre discípulo de Francisco de Asís, usa por ejemplo la expresión impressionem stigmatum, pero sin hablar en ningún momento de heridas ni describirlas con detalle, como sí harán luego los hagiógrafos del santo. Según Frugoni, los estigmas a los que hacía referencia Fray León serían las marcas indelebles provocadas por el bautismo, es decir, marcas espirituales y no heridas físicas. Para esta historiadora, los estigmas entendidos como llagas son una invención posterior a la muerte de san Francisco para mayor gloria del santo y de la orden franciscana.
No en vano, la principal prueba de los estigmas de san Francisco es la carta con la que fray Elías de Cortona anuncia a todos los hermanos franciscanos la muerte de su padre espiritual: "No mucho antes de su muerte, el hermano y padre nuestro [Francisco] apareció crucificado, llevando en su cuerpo cinco llagas que son, ciertamente, los estigmas de Cristo". Se trata de uno de los documentos más antiguos de la orden y sobre cuya autenticidad no hay duda alguna.
El debate sigue abierto. Pero, aprovechando que ahora se cumplen 800 años redondos de la fecha en la que Francisco de Asís recibió los supuestos estigmas, se suceden las exposiciones centradas en el santo, "un pensador extraordinario, un hombre gigantesco e imprevisible, dotado de una libertad absoluta, uno de los máximos intelectuales de nuestra historia cultural, un adelantado. Francisco es el cambio, la revolución", en palabras de la cineasta Liliana Cavani, quien ha dedicado tres películas (Francesco, 1989, protagonizada por Mickey Rourke, y dos telefilmes) a la figura del patrón de Italia.
En el complejo monumental de Santa Croce en Florencia se puede contemplar, hasta el 30 de marzo, La cruz que florece y los estigmas de Francisco, una muestra que reúne obras de arte y antiguos documentos a fin de reflejar los cambios en la representación artística del supuesto milagro de los estigmas. Las primeras representaciones de esas heridas, por ejemplo, solo recogen las llagas en los pies y las manos de Francisco de Asís, no la herida del costado. "Plasmar los estigmas, y en especial el del costado, convertía a san Francisco en un nuevo Cristo, por lo que al principio existía el temor de que se pudiera incurrir en una herejía", nos cuenta una de las comisarias de la muestra.
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En la sala capitular del Palacio de la Minerva en Roma, sede de la biblioteca del Senado italiano, se puede visitar hasta el 2 de marzo San Francisco; entre Cimabue y Perugino, que también explora la evolución de la imagen del fundador de la orden franciscana a través de obras de grandes maestros de la Edad Media y del Renacimiento como Perugino, Taddeo di Bartolo, Benozzo Gozzoli o Niccolò di Liberatore. En la exposición destaca un pergamino autógrafo de San Francisco de 1224 cedido por el Sacro Convento de Asís y una efigie del santo pintada por Cimabue y procedente del Museo de la Porciúncula.
No muy lejos, en el Palacio Braschi, también en Roma, se exhiben casi un centenar de obras procedentes del Fondo Antiguo de la Biblioteca Municipal de Asís, la ciudad en la que nació, vivió y murió san Francisco. Entre las piezas que integran la exposición se encuentra la copia más antigua que se conoce del
Mientras tanto, y hasta el 31 de diciembre, en el palacio Monte Frumentario di Asís permanecerá abierta El Cántico, una exposición inmersiva que celebra los 800 años del famoso texto que san Francisco compuso a finales de 1224 y principios de 1225. Por su parte, en el Museo de los Capuchinos de Milán una muestra analiza, hasta el 25 de enero, la iconografía de san Francisco a través de los ojos de artistas que van desde el siglo XV hasta el XX.
En la Biblioteca San Francesco della Vigna, en Venecia, se celebra la figura del patrón de Italia a través de grabados, imágenes sagradas y estampitas que recogen momentos clave de su vida, con especial atención al episodio de los estigmas. La Santa Sede, por su parte, ha inaugurado un nuevo montaje de la Pinacoteca Vaticana que rinde homenaje a Francisco de Asís, sin duda uno de los santos más venerados del mundo entero.
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Pero quizás la muestra más excepcional de todas sea la del museo de Bellas Artes de Lyon, en Francia, dedicada a Zurbarán y que por primera vez en la historia reúne los tres cuadros que el pintor español realizó de san Francisco de pie y momificado, y que proceden del propio Museo de Bellas Artes de Lyon, del Museo Nacional de Arte de Cataluña y del Museo de Bellas Artes de Boston. Una ocasión única, hasta el 2 de marzo, para ver juntas esas tres magníficas obras.
Y seguro que las exposiciones dedicadas a san Francisco de Asís no cesarán en los próximos dos años. Al fin y al cabo, en 2025 se cumplirán los 800 años de su Cántico de las Criaturas y en 2026, de su muerte.
Fue hace ocho siglos, el 17 de septiembre del año 1224. Francisco de Asís, según cuentan sus primeros biógrafos, se encontraba atravesando un momento de crisis espiritual y decidió retirarse a rezar al Monte Alvernia, en el corazón de la región italiana de Umbría. Y allí, entre suaves colinas ondulantes, ocurrió el milagro: se le apareció Cristo en forma de ángel seráfico con seis alas y lanzó contra él cinco rayos luminosos. Esos haces de luz le golpearon en los pies, en las manos y en el costado, provocando en san Francisco heridas idénticas a las que el propio Jesús sufrió durante su calvario al ser clavado a la cruz y atravesado en un flanco por la lanza de un soldado romano.