Las mejores películas de Marisa Paredes, de 'La flor de mi secreto' a 'Entre tinieblas'
Recorremos algunas de las mejores producciones de la actriz que fue presidente de la Academia de Cine del 2000 al 2003 y recibió un Goya en 2018 por su dilatada carrera
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Marisa Paredes nos ha dejado de una manera envidiable, pues ha trascendido que su fallecimiento ha sido repentino y la actriz se encontraba en perfecto estado hasta al menos el pasado domingo, cuando acudió al Teatro Español a ver la representación de Luces de Bohemia en la que participaba su hija la también actriz María Isasi. Después de la función, estuvieron "tomando unos vinos y charlando". Merece la pena irse así, dejando más de 75 películas a sus espaldas, 15 obras de teatro y varios proyectos futuros entre los que se encontraba la obra a obra Cargada de futuro, un espectáculo que mezclaba poesía, recuerdos y cine y donde la actriz iba a aprovechar para reflexionar sobre su propia vida, evocando con imágenes y música la transición política de nuestro país, en el Teatro Bretón de los Herreros en Logroño.
Fue chica Almodóvar y también fue mucho más, pues trabajó con algunos de los directores más importantes a nivel europeo. En El Confidencial queremos hacer un recorrido por algunas de las mejores películas de la actriz que fue presidente de la Academia de Cine del 2000 al 2003 y que recibió un Goya de Honor en 2018 por su amplia y destacada trayectoria.
'Entre tinieblas' (1983)
De las primeras comedias de Almodóvar y con toda la esencia del manchego, dosis de excentricidad, LSD y locura. Una cantante de boleros adicta a las drogas, un novio que muere por una sobredosis de heroína adulterada y un grupo de monjas con una misión curiosa y gustos aún más curiosos escondidos tras sus hábitos, nada del otro jueves en la mente del director. Compartía cartel Marisa Paredes, que era Sor Estiércol (monja adicta al ácido) con otras actrices de la talla de Carmen Maura (con tigre incluido) o una fantástica Chus Lampreave. Quizá no todo funcionaba, pero escandalizó al Festival de Venecia, lo que ya es suficiente.
'Tacones lejanos' (1991)
Poco se puede decir a estas alturas sobre esta película que en realidad trata de la compleja y turbulenta relación entre una madre y una hija, aunque todo se encuentre aderezado con un crimen y tres mujeres implicadas. Almodóvar ya se había consagrado con Átame tan solo dos años antes, y aunque todo de alguna manera parece a veces artificial, ofrecen unas interpretaciones a la altura de las circunstancias tanto Paredes como Victoria Abril, salvando así algo que, con otras actrices menos dotadas, quizá podría haber caído en el disparate absoluto.
'La flor de mi secreto' (1995)
"Ay, Betty, excepto beber, qué difícil me resulta todo". Seguimos para bingo con Almodóvar, pero es que hablar de Marisa Paredes y no mencionar a Leo Macías sería un pecado. La escritora de novela rosa que está obligada por contrato a entregar tres novelas al año —pero se encuentra incapacitada porque todo lo que le sale es novela negra— le valió una nominación al Goya, pero no consiguió alzarse con la estatuilla hasta 2018 cuando recibió el de Honor. "Le gustaría estar cagando a cada momento así que se pone un supositorio de glicerina todos los días", le comenta Rosi de Palma, mientras ella asiente con una seriedad absoluta.
'La vida es bella' (1997)
Es La vida es bella una de esas películas extremas que tienen la habilidad de no dejar indiferente a nadie, ya sea porque le profesan una pasión absoluta o porque, por el contrario, les irrita el excesivo histrionismo italiano de un actor tendente al mimo, como es Roberto Benigni. Sea como fuere, no se le puede quitar el mérito de ser una de las películas más importantes de finales del siglo XX (se llevó tres Oscars de siete nominaciones y el Gran Premio Especial del Jurado en Cannes, entre otros). Paredes hacía el papel de la madre de Dora (Nicoletta Braschi), mujer de Guido (Benigni) y principessa del filme, la cual termina en Auschwitz con toda su familia (pero al menos tiene a Benigni para que le mande mensajes románticos, lo cual siempre se agradece en esta clase de situaciones).
'Todo sobre mi madre' (1999)
Volvemos con Almodóvar y una de las obras más excelsas de su filmografía. Compartía aquí Paredes papel con Cecilia Roth, Penélope Cruz o Candela Peña (y muy brevemente con un jovencísimo Eloy Azorín que corre bajo la lluvia para morir atropellado). Un filme arriesgado en el que se trataban muchos temas que han obsesionado frecuentemente al manchego, que podrá convencer más o menos al espectador pero que sin duda lo hizo a la crítica. Obtuvo el Oscar a Mejor Película Internacional, el Globo de Oro a Mejor Película Extranjera, los premios BAFTA a Mejor Dirección y Película de Habla No Inglesa y se llevó seis Premios Goya. Y encima, sale Toni Cantó travestido.
'El coronel no tiene quién le escriba' (1999)
Cien años de soledad acaba de demostrar que hay que ser muy valiente para trasladar a la gran pantalla cualquier texto de García Márquez, pese a que El coronel no tiene quién le escriba es, probablemente, el más cinematográfico de todos. Se atrevió a finales de los 90 Arturo Ripstein a contar la descorazonadora historia de ese coronel que ha perdido a su hijo y que espera pacientemente una pensión que le prometieron y que nunca llega. La película contaba con un ecléctico reparto que iba de Fernando Luján a Salma Hayek. Pasando, por supuesto, por Marisa Paredes, que repetía aquí tras haber trabajado con Ripstein en Profundo carmesí en el 96.
'El espinazo del diablo' (2001)
La tercera película de Guillermo del Toro, financiada por los hermanos Almodóvar, contaba la historia de Carlos (Fernando Tielve), un niño que llega al orfanato Santa Lucía durante la guerra civil, institución imponente en medio de un páramo desolado (como no podía ser de otra manera en una película de terror) y dirigido por la profesora Carmen (Paredes) y el doctor Casares (Federico Luppi). Aparece también Eduardo Noriega en un momento en el que era habitual ver a Eduardo Noriega. Una película de terror gótico con un niño cadavérico mucho antes de que llegara El orfanato de Bayona, y en donde, como curiosidad, trabajó en el storyboard el historietista Carlos Giménez, artífice de Paracuellos, obra con la que El espinazo del diablo guarda muchísimas semejanzas.
Marisa Paredes nos ha dejado de una manera envidiable, pues ha trascendido que su fallecimiento ha sido repentino y la actriz se encontraba en perfecto estado hasta al menos el pasado domingo, cuando acudió al Teatro Español a ver la representación de Luces de Bohemia en la que participaba su hija la también actriz María Isasi. Después de la función, estuvieron "tomando unos vinos y charlando". Merece la pena irse así, dejando más de 75 películas a sus espaldas, 15 obras de teatro y varios proyectos futuros entre los que se encontraba la obra a obra Cargada de futuro, un espectáculo que mezclaba poesía, recuerdos y cine y donde la actriz iba a aprovechar para reflexionar sobre su propia vida, evocando con imágenes y música la transición política de nuestro país, en el Teatro Bretón de los Herreros en Logroño.