Es noticia
'Chacal': El habla andaluza acaba con todo
  1. Cultura
series

'Chacal': El habla andaluza acaba con todo

La ambiciosa serie se echa a perder por el incomprensible topicazo andaluz y su visión infantil de las mujeres

Foto: 'Chacal' en SkyShowtime.
'Chacal' en SkyShowtime.

Todo iba bien mientras el Chacal mataba gente. O sea, durante quince minutos. La nueva serie de SkyShowtime recalienta un personaje de largo recorrido que, en definitiva, rinde homenaje al trabajo bien hecho. No importa a qué te dediques, lo importante es hacer las cosas bien. Un asesino a sueldo es la viva imagen del profesional, y ser un profesional, claro, no es fácil. Al menos, eso nos han contado durante décadas.

Inició esta mitología una novela de Frederick Forsyth, El día del Chacal (1971), donde un sicario era contratado para matar a Charles de Gaulle. Los que no leemos best sellers conocemos la trama por la película rodada dos años después, con el mismo título, por Fred Zinnemann (Sólo ante el peligro). Es una obra maestra. Ahí vemos que el Chacal es minucioso, se disfraza, tiene un punto asperger y es muy ordenadito. Las balas están siempre ordenaditas. Y para los que sí leen best seller, pero no de los años 70, se hizo Chacal (1997), con Bruce Willis. Ahora el asesino piensa más en sus cambios de peinado que en tener el rifle reluciente. Es otro cine.

Chacal, la serie nueva, recupera el aura de la película de Zinnemann. Tanto Eddie Redmayne como Edward Fox son siesos, flemáticos, matan con parsimonia. En los créditos de inicio se aporta un aire de James Bond al producto, lo que no deja de ser interesante. “James Bond autista”, ha definido alguien en LetterBoxd a este Chacal del siglo XXI.

Durante quince minutos, ya digo, el autista nos atrapa. Qué bien trabaja. El tempo de la serie resulta fantástico, esa minuciosidad con la que se filma un magnicidio. David Fincher quiso hacer lo mismo en The Killer (2023), y ahora podemos asegurar que se le fue la mano en el homenaje. Toda esta gente homenajea a los francotiradores, no nos engañemos. Están de su parte.

Tanto Eddie Redmayne como Edward Fox son siesos, flemáticos, matan con parsimonia

La serie tiene un trasfondo en clave un tanto siniestro. La primera víctima es “un empresario fascista” que podría acabar de canciller de Alemania (¿Trump?). Luego hay un personaje que, apenas disimuladamente, representa a Elon Musk. Tiene 240 millones de seguidores y un software revolucionario llamado River. A este también hay que matarlo. No sé qué nos quiere decir Chacal con todo esto, pero supongo que los que celebraron el tiroteo contra Donald Trump se sentirán bastante cómodos viéndola.

La serie empieza a naufragar con el primer personaje femenino importante. Es una agente de raza negra que tiene mucha ilusión. Ha visto demasiadas veces The shooter (Antonio Fuqua, 2007), y lo sabe todo sobre francotiradores. También es una trepa. Hay escenas larguísimas donde la serie se esfuerza en mostrarnos que en su familia (padre, madre, hija) se quieren mucho. En fin, lo de siempre: mediocridad woke.

Y luego llega Juanma Moreno, presidente de la Junta de Andalucía. No llega él, pero no podemos ignorar la onda expansiva de su reciente “impulso” del habla andaluza. Lo ha impulsado tanto que ha llegado a Hollywood.

Úrsula Corberó, en fin. La actriz española (nacida en Barcelona) interpreta a la novia gaditana del Chacal. Ozú. Su modo de ser gaditana es doloroso, yo creo que por Cádiz ya no se puede pasar. La serie pinta Cádiz que ni Franco en el NO-DO. Todo Cádiz, para Chacal, es una caricatura de Cádiz. Pescaíto, guitarrillas, acentazo. Yo no sé cómo verá esto un espectador de habla no hispana, si a lo mejor ni lo nota y le encanta; pero, para un español, escuchar las imitaciones del acento andaluz de cuatro o cinco personajes es como volver a ver chistes antiguos de Los Morancos. Estas cosas ya no se hacen.

Úrsula está contenta. No puede aspirar a más que a ser la novia decorativa del personaje complejo

Úrsula, claro, está contenta. Tiene un papel curioso en una serie internacional. No puede aspirar a más que a ser la novia decorativa del personaje complejo. Ana de Armas hizo mucho de novia decorativa antes de poder ser actriz. Fue la novia tonta de Edgar Ramírez en Manos de piedra (2016), la novia tonta de Miles Teller en Juego de armas (2016), y la novia tonta de Scott Eastwood en Overdrive (2017). Y de todos era exactamente la misma novia tonta: la latina que está buena y se queda en casa cocinando. Tranquila Úrsula, que de ser novia tonta también se sale.

La serie se va liando con fabricantes de armas difíciles de localizar y activismo de salón, con tiroteos que siempre salen bien (incluso en cámara) y coches bonitos. Pero las tramas secundarias la devuelven al suelo de la absoluta decepción. Lo único que me anima a seguir viéndola en diagonal (SkyShowtime ofreció una primera tanda de tres capítulos) es saber si tendrán el cuajo de pegarle un tiro a dos mil metros de distancia al sosias de Elon Musk.

Son capaces.

Todo iba bien mientras el Chacal mataba gente. O sea, durante quince minutos. La nueva serie de SkyShowtime recalienta un personaje de largo recorrido que, en definitiva, rinde homenaje al trabajo bien hecho. No importa a qué te dediques, lo importante es hacer las cosas bien. Un asesino a sueldo es la viva imagen del profesional, y ser un profesional, claro, no es fácil. Al menos, eso nos han contado durante décadas.

Series
El redactor recomienda