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Paul McCartney: yoga, meditación, dieta vegana y posiblemente la última gira de su vida
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último gran concierto de 2024

Paul McCartney: yoga, meditación, dieta vegana y posiblemente la última gira de su vida

El músico ofrece dos conciertos en el Wizink de Madrid este 9 y 10 de diciembre. Incluye más de 40 temas con grandes éxitos de Los Beatles, Wings y en solitario. A sus 82 años se mantiene en super forma y ahí sigue: "Es por el público"

Foto: Concierto de Paul McCartney en Londres, en 2018. (Getty/WireImage/Samir Hussein)
Concierto de Paul McCartney en Londres, en 2018. (Getty/WireImage/Samir Hussein)

Decía el escritor y editor italiano Cesare Pavese que “lavorare stanca”. Que “trabajar cansa”. Tenía razón y se quitó en medio a los 41 años en una habitación de hotel. Sin embargo, hay otros a los que el carrete no se les acaba nunca y nosotros lo tenemos que agradecer. Uno de ellos es el músico Paul McCartney que a sus 82 años lleva dos de gira -Got Back- sin parar por todo el mundo y con conciertos de varias horas en los que toca temazos de los Beatles, los Wings y de él en solitario. Este lunes 9 y martes 10 de diciembre le llega el turno a Madrid. El Wizink, incluso pese al precio de las entradas (las hay de casi 600 euros), está casi llenito. No sería de extrañar que fuera su última gran gira mundial. Y no estaría mal por trayectoria, años y esfuerzo. Los que acudiremos, por lo menos, ya no nos lo vamos a perder.

Cuando se le ha preguntado en entrevistas por qué sigue, qué le lleva a seguir subiéndose al escenario cuando fue uno de los músicos que inauguró el fenómeno groupie en los sesenta, cuando ha sido uno de los más modernos entre los modernos, cuando fue de los que trajo al mundo occidental la inmersión en el hinduísmo, cuando ha publicado más de veinte álbumes de estudio, cuando ha colaborado con los más grandes -y los más exitosos jóvenes-, cuando tiene alguno de esos himnos que nos han ofrecido tanto calorcito al corazón (cito Let it Be, Yesterday o Blackbird por citar algo como si ustedes no supieran), cuando es el primer músico milmillonario de Reino Unido, en definitiva, cuando se le pregunta por qué se mantiene al pie del cañón solo tiene una respuesta: porque le gusta que nosotros lo disfrutemos tanto.

“Cuando la gente me pregunta por qué sigues haciendo giras, es por el público”, señalaba hace unos meses después de ofrecer un megaconcierto en Brasil. “Ha sido fantástico. Es una nación hermosa. Cuando subes al escenario con un público como ese, la respuesta que recibes es como encontrarte en la calle con un querido amigo al que no has visto en mucho tiempo. Pero es eso multiplicado por 40.000”, añadía. Ya lo decía Joaquín Sabina: la peor droga para desengancharse son los aplausos.

"Sigo haciendo conciertos porque es como encontrarte con un querido amigo al que no has visto en mucho tiempo. Es eso por 40.000"

McCartney terminará este gran tour el próximo 19 de diciembre en el O2 de Londres. Promete darle un gran final a unos conciertos que, según lo ofrecido en otras ciudades, prometen sorpresas como la aparición, gracias a la tecnología, de John Lennon en I’ve got a feeling, además de otros invitados estelares. En otras partes han sido Bruce Springsteen, Dave Grohl, Bon Jovi, St Vincent o Jack White, Veremos qué se cuece en Madrid.

Prácticas hindúes

El impulso del público no es lo único que mantiene a McCartney en activo y con ganas de comerse a miles de personas en cada concierto. Desde hace décadas se conocen los tres hábitos de la religión hindú que afirma practicar diariamente y que son los que, dice, a sus 82 años le permiten montar un tour de dos años.

La relación del ex Beatle con estas prácticas de La India comenzó a finales de los sesenta cuando todos los miembros de la banda viajaron a Rishikesh donde contactaron con el Maharishi Mahesh Yogi. Era una época en la que eran famosos en todo el mundo. Un fenómeno brutal y global. Hay un documental excepcional, Los Beatles y La India, de Ajoy Bose y Peter Compton (actualmente se puede ver en Prime Video y Movistar +) que cuenta esta historia. No es del todo una experiencia bonita y a no todos se les dio bien. De hecho, Ringo Starr se largó de allí en cuanto pudo. Lo del yoga no le fue tanto. Es mucho más conocido como atrapó a George Harrison, que incluso después lanzaría discos a partir del folclore y la religión hindú.

placeholder John Lennon, Paul McCartney, George Harrison y la actriz Mia Farrow junto al Maharishi Mahesh Yogi en marzo de 1968. Ringo Starr ya se había largado (Getty Images)
John Lennon, Paul McCartney, George Harrison y la actriz Mia Farrow junto al Maharishi Mahesh Yogi en marzo de 1968. Ringo Starr ya se había largado (Getty Images)

A McCartney también le sedujo todo aquello y comenzó a practicar yoga y meditación trascendental. A día de hoy sigue en ello y hay algunas de sus rutinas que se pueden copiar ya que están en Internet. Por ejemplo, sabemos que suele practicar unos 10-15 minutos de meditación consistente en ejercicios de respiración y repetición de mantras mientras se está en una posición confortable. En varias entrevistas ha confesado que esta actividad le ha proporcionado una reducción del estrés, conocer mejor sus emociones, más creatividad y una sensación de mayor paz interior, que le es muy necesaria en momentos de zozobra, que hasta un beatle tiene. "Es un regalo para toda la vida. Es algo a lo que puedes recurrir en cualquier momento. Cuando estás descansando, cuando estás en el trabajo o cuando estás en un avión. Es algo fantástico", ha señalado.

Después llegan unos 45 minutos de yoga con algunas posiciones bien conocidas como el saludo al sol, la de la vaca y el gato o la del árbol. Todo acaba con una Savasana (relajación) de varios minutos. Hace un tiempo, McCartney también confesó que practica yoga ocular -una serie de movimientos con los ojos- que, ha dicho, han evitado que hasta la fecha tenga que usar gafas.

"La meditación es un regalo para toda la vida. Es algo a lo que puedes recurrir en cualquier momento. En tu casa, trabajando, en un avión"

La otra práctica para mantener su bienestar tiene que ver con su conocida dieta vegetariana, la cual sigue desde los años setenta. Empezó junto a quien entonces era su mujer, la teclista Linda Eastman -estuvieron juntos hasta la muerte de ella por cáncer en 1998-, ya que los dos se convirtieron en activistas a favor de los derechos de los animales. En su momento contaron que todo empezó mientras observaban unos corderos en su granja de Inglaterra. Linda McCartney llegaría a montar una empresa, Linda McCartney Foods, de comida saludable, que ganó mucho dinero. Desde entonces, el activismo de McCartney en favor de los animales y la ecología no ha parado. Quizá hoy alguien lo llamaría woke.

Conciertazo

En cualquier caso, lo que todos esperan -esperamos- el próximo lunes es un gran concierto, y da igual lo que el músico haya comido antes. Si se echa un vistazo a la set list no faltará un A hard day’s night, Drive my car, I’ve just seen a face, Love me do, Blackbird o Hey Jude de los Beatles, más el mítico Live and let die, de los Wings (junto a Junior´s farm o Let’em in). Antes de la invasión de Rusia en Ucrania tocaba Back to the URSS, pero la sacó de la lista. Ha metido Now and Then, la conocida como última canción de los Beatles publicada hace solo un par de años y que tiene ya cositas de la IA. Viene de tocar en Francia y las críticas han sido bastante buenas.

Así que lo que queremos ver todos es a un pedazo de músico que es historia viva del pop y del rock -es un lugar común, pero es cierto-, que es un auténtico genio con los instrumentos y las composiciones -ha incursionado en todos los géneros y con todo tipo de artistas- y que ahí sigue. Como su colega Bruce, hasta escuchar el último aplauso.

Decía el escritor y editor italiano Cesare Pavese que “lavorare stanca”. Que “trabajar cansa”. Tenía razón y se quitó en medio a los 41 años en una habitación de hotel. Sin embargo, hay otros a los que el carrete no se les acaba nunca y nosotros lo tenemos que agradecer. Uno de ellos es el músico Paul McCartney que a sus 82 años lleva dos de gira -Got Back- sin parar por todo el mundo y con conciertos de varias horas en los que toca temazos de los Beatles, los Wings y de él en solitario. Este lunes 9 y martes 10 de diciembre le llega el turno a Madrid. El Wizink, incluso pese al precio de las entradas (las hay de casi 600 euros), está casi llenito. No sería de extrañar que fuera su última gran gira mundial. Y no estaría mal por trayectoria, años y esfuerzo. Los que acudiremos, por lo menos, ya no nos lo vamos a perder.

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