Una de las grandes joyas de Pompeya vuelve a abrir sus puertas después de seis años
La Casa de la Fuente Pequeña es uno de los enclaves mejor conservados de la ciudad romana y una ventana a la vida diaria de sus habitantes
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Después de un proceso de restauración que ha llevado seis años, vuelve a abrir sus puertas uno de los enclaves más emblemáticos de la maravillosa Pompeya. La Casa de la Fuente Pequeña, que destaca por el estado de conservación de sus frescos y mosaicos, será la protagonista de una nueva iniciativa que tiene por objeto la creación de visitas guiadas a través de los procesos de restauración y conservación de esta joya arqueológica.
De esta manera, los turistas podrán presenciar las labores que se están llevando a cabo en este enclave, que incluyen importantes arreglos estructurales, una reconstrucción total del techo y el refuerzo de las vigas del atrio principal. Además, se ha llevado a cabo un proceso de impermeabilización de los suelos con el objetivo de evitar posibles filtraciones
Esta casa, llamada así en honor a la preciosa fuente que hay en ella, supone una ventana a la vida de los habitantes de la ciudad. Sus coloridos elementos decorativos, en buen estado de conservación, dejan entrever cómo eran sus habitantes, posiblemente gente adinerada. Así lo corroboran los estudios, que determinan que era costumbre de las personas de determinado estatus social invertir en la decoración y el diseño, a fin de remarcar su posición.
Si bien es cierto que la casa no destaca por su tamaño, sí es una de las mejor conservadas, y supone un perfecto punto de partida para estudiar las costumbres de la antigua Roma y las tendencias en la decoración de los hogares. Así, los suelos presentan cuidados mosaicos que evocan escenas mitológicas, y sus paredes están adornadas con frescos de paisajes, entre los cuales destaca uno de una ciudad marítima, casi intacto a día de hoy.
La mencionada fuente, situada en el patio interior, es uno de los elementos más característicos de la vivienda. Decorada también con mosaicos, presenta una escultura de bronce, y está revestida con teselas de vidrio y conchas marinas, que son una demostración del buen gusto y la ostentación de los propietarios de la vivienda.
De entre todos los rincones que se pueden visitar en Pompeya y alrededores, la Casa de la Fuente Pequeña supone un valioso tesoro que puede ayudarnos a viajar al pasado de manera singular. Un recorrido fascinante hacia el día a día de sus habitantes, partiendo de las pequeñas cosas, estableciendo un diálogo íntimo con el pasado que quizás no sea posible con otros monumentos más imponentes y, a la postre, más inaccesibles.
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