¿Ha llegado la hora de hacer un réquiem por Europa o toca defenderla más que nunca?
Después de ocho meses se cierra el ciclo de debates '1924-2024: el pasado es la vanguardia' con una conversación sobre el futuro europeo entre Esteban González Pons, Antonio Caño, Juan Francisco Fuentes y Rubén Amón
No cabía ya nadie más. Lleno hasta la bandera en el octavo y último encuentro del ciclo Arquia Banca (1924-2024: el pasado es la vanguardia), organizado por Arquia Banca y El Confidencial, y celebrado el pasado jueves. Tocaba el resumen final después de ocho meses de debate y reflexión, llegaba el epílogo para dirimir si nos estamos acercando peligrosamente —o estamos ya— en aquellos años de entreguerras que dieron lugar a los peores totalitarismos en Europa y a una solución tan terrorífica como la II Guerra Mundial. Al frente, una vez más, el periodista Rubén Amón. Como invitados de lujo esta vez, el catedrático de Historia Contemporánea de la Complutense Juan Francisco Fuentes, el periodista Antonio Caño y el vicepresidente del Parlamento europeo Esteban González Pons. Y como cierre, cierta sombra pesimista: Europa, desde luego, no está en el mejor de los momentos posibles. ¿Ha llegado la hora de hacer un réquiem por ella y sus valores o tenemos que defenderla más que nunca?
Después de que el presidente de Arquia Banca, Javier Navarro, diera la exclusiva de que habrá un nuevo ciclo de debates en 2025, Amón abrió fuego con el recuerdo de la ciudad de Weimar donde vivieron intelectuales como Goethe y Schiller, donde nació la República alemana posterior a la I Guerra Mundial y con talante democrático y donde en el Estado que acoge esta ciudad, Turingia, en las últimas elecciones regionales ganó la AfD, "un partido filonazi". Por eso el periodista lanzó la pregunta de hasta qué punto existían paralelismos entre finales de los años veinte y la actualidad.
Para Fuentes hay una diferencia fundamental y es que no venimos del final de la I Guerra Mundial, terrible, sino de la Guerra Fría, que fue mucho más feliz. El problema, también afirmó, es que, de alguna forma, se diluyó el carrete de las democracias. "Se alcanzan pronto sus límites y se empieza a dar la vuelta con el ataque a las Torres Gemelas", enfatizó como punto de inflexión de nuestra época.
En este sentido, Caño señaló que las democracias "son más resistentes de lo que creemos", pero también advirtió de varios peligros. Por un lado, los enemigos, dijo, son más inteligentes y abrazan a los países demócratas, no se enfrentan a ellos. "La democracia sigue siendo sexy", manifestó. El problema, adujo, era fundamentalmente europeo con "una crisis de modelo político, económico… El retraso que tenemos frente a EEUU y China es alarmante". Aquí recogió el guante González Pons, que conoce bien el asunto: "Nuestro mayor problema es el eurocentrismo. Lo que sucede en Europa ya no sucede en el mundo. La cultura europea ha dejado de ser la cultura clásica y estamos ante la deconstrucción del modelo europeo. La democracia no tiene enemigos, Europa sí, y muy cercanos a nosotros, alertó insistiendo en que estamos ante "un cambio de era" en el cual Europa no está cogiendo el tren: "Los europeos estamos llegando tarde. ¿Quién va a Marte? Europa no va a Marte. Europa tampoco está en la carrera de la IA. No tenemos una nube, los datos de los europeos están en Australia o EEUU. Estamos en nuestra burbuja europea".
El aislacionismo de Trump
Con la reciente victoria de Donald Trump no se evitó la probable política exterior que pueda poner en marcha, que es el aislacionismo, y cómo podría perjudicar a los intereses europeos, ya sean políticos, económicos o incluso militares. Para el profesor Fuentes aquí sí hay un claro paralelismo con la época de entreguerras ya que EEUU suele ser un país con una política aislacionista, más aún cuando gobierna la derecha. Eso ocurrió aquellos años. "Ahora, el principal beneficiado de este principio de autodeterminación fue Hitler", fundamentó.
La política estadounidense sí le llevó a González Pons a relatar que estamos más cerca de una especie de Guerra Fría, ya que más que aislacionismo esta política es una estrategia frente a China, que es el verdadero enemigo de EEUU. "Trump va a fortalecer el vínculo con Rusia para rodear a China. Los propios chinos lo temen. Y nosotros somos los que nos vamos a quedar solos. Si queremos un sistema de defensa lo vamos a tener que pagar", afirmó. Y la cifra no es barata. Caño la trajo a colación a partir de varias informaciones publicadas: 300.000 millones de dólares al año o más. "Lo de Trump no es una buena noticia", remachó González Pons, sobre todo, en un momento, dijo, en el que los liderazgos en Europa "están divididos y son más débiles", con una "Comisión Europea que es la de menos perfil político de toda la historia, la más funcionarial. Y apenas hay países con una mayoría absoluta de un partido de centro".
De hecho, el vicepresidente del Parlamento Europeo fue muy crítico con Ursula von der Leyen: "Es la CEO de un Consejo de Administración. Y así la tratan. Todos creen que es muy amiga de Sánchez, pero en Francia lo es de Macron etc. Es la CEO de la compañía y tiene contentos a todos". Y todo ello, cuando, "Rusia es un verdadero problema para Europa, Putin es muy peligroso, y en el sur tenemos un enemigo sin rostro. La democracia europea es lo único que le queda a Putin para que no triunfe su proyecto", señaló.
Una lanza por Europa
El profesor Fuentes quiso romper una lanza por Europa y sus siempre traídas crisis al manifestar que casi siempre se la ha visto en decadencia. Ya pasaba en el siglo XIX cuando fue un siglo muy eurocéntrico con unas potencias coloniales con un poder increíble. Y fue ahí, precisamente, cuando empezó a calar la idea de los Estados Unidos de Europa que, curiosamente, en España fue muy fuerte y de los primeros países que se subieron a ella. "Fue así porque es un proyecto contra las guerras civiles entre europeos y en España teníamos muchas guerras civiles. Así que la crisis está en el origen de la Unión Europea y en su naturaleza", explicó con una defensa de las democracias europeas, ya que "ganaron la I, la II Guerra Mundial y la Guerra Fría. Como decían en Don Juan Tenorio: Los muertos que vos matáis gozan de buena salud".
Pero, pese a la fortaleza o no de las democracias, la cuestión también fue hasta qué punto Europa se está traicionando a sí misma y cómo enfrentarse en este sentido al mundo que le rodea actualmente. Para González Pons no hay dejar de lado "la crisis del Estado asistencial" que va a empujar a la población "en brazos de extremos y a aceptar propuestas populistas". "La democracia es más fuerte, pero nos faltan liderazgos e ideas. Ahora la política va por detrás de lo que sucede", añadió.
Contexto de Guerra Fría
Entre las conclusiones, ya llegando al final, sí se abrió camino la de que estamos cerca de una especie de Guerra Fría. También lo reconoció Fuentes ya que "Rusia ha vuelto y Putin recuerda a la era soviética. Rusia es una autocracia electiva, no sigue el comunismo, pero sí un régimen fuertemente nacionalista. Esa es la continuidad, lo que tenía de apogeo nacionalista que Stalin defendió como nadie y que le acercaba a los zares. Por eso allí conviven cosas de la URSS con el zarismo".
Llegados a este punto salió a la conversación Ucrania y cuál puede ser su devenir y con él el del resto de Europa. "No sabemos cómo evolucionará Ucrania. Suecia y Finlandia ya han enviado a la población manuales de protección para la guerra. Europa tiene un enemigo que es Rusia", insistió González Pons alertando del peligro también de la información a través de las redes sociales ya que "son un negocio que vive del sensacionalismo y ahí se informa la población menor de 45 años". En este sentido, Caño, como periodista, le confrontó afirmando que los medios tradicionales también eran un negocio y dejaron de serlo y ese es el problema. "Y el sensacionalismo forma parte de la prensa desde su nacimiento, y tiene que serlo porque tiene que llamar la atención. Lo que me preocupa es la alineación política torcida, falsa e hipócrita. Aquí todos dicen que son independientes pero el lector sabe que ninguno lo es y eso es la ruina absoluta", relató. Ahí el público se rió.
El verdadero cierre llegó cuando se habló de cultura. A lo largo de estos meses se ha comentado la explosión de creatividad que hubo en los años veinte en el terreno de la música clásica, el cine, la arquitectura, la tauromaquia, la literatura, la fotografía y la pintura. El mundo saltaba por los aires, pero la experimentación cultural estaba en un apogeo absoluto. Ahora, por el contrario, reafirmó Amón, lo que prima "es una atonía cultural. Estamos en una etapa de total mediocridad. No hay ningún fenómeno ni artístico ni literario ni ninguna convulsión cultural".
El profesor Fuentes le respondió señalando que ahora toda la creatividad estaba en el terreno tecnológico. Eso sí que era una gran diferencia. Como la del populismo, una corriente que se creó por un lado en Rusia y por otro en EEUU en ambientes agrarios, profundos y de antiélites —que fue la que nos llegó— y que, en realidad, tampoco arraigó en Europa en los años veinte y treinta. "Las propuestas antisistemas fueron tan fuertes que apenas le dejaron espacio. El populismo se quedó entonces sin mercado. Ahora sí lo tiene”, zanjó Fuentes. Y queda por ver a dónde nos puede llevar. Réquiem por Europa o el momento de defender sus valores.
No cabía ya nadie más. Lleno hasta la bandera en el octavo y último encuentro del ciclo Arquia Banca (1924-2024: el pasado es la vanguardia), organizado por Arquia Banca y El Confidencial, y celebrado el pasado jueves. Tocaba el resumen final después de ocho meses de debate y reflexión, llegaba el epílogo para dirimir si nos estamos acercando peligrosamente —o estamos ya— en aquellos años de entreguerras que dieron lugar a los peores totalitarismos en Europa y a una solución tan terrorífica como la II Guerra Mundial. Al frente, una vez más, el periodista Rubén Amón. Como invitados de lujo esta vez, el catedrático de Historia Contemporánea de la Complutense Juan Francisco Fuentes, el periodista Antonio Caño y el vicepresidente del Parlamento europeo Esteban González Pons. Y como cierre, cierta sombra pesimista: Europa, desde luego, no está en el mejor de los momentos posibles. ¿Ha llegado la hora de hacer un réquiem por ella y sus valores o tenemos que defenderla más que nunca?