Quién fue Chema Puente, el rabelista cántabro que ha fallecido a los 73 años
En los últimos tiempos desarrolló junto al guitarrista Ramón Fernández un camino de encuentro entre el flamenco y el sonido del rabel
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Chema Puente, nacido en el pintoresco pueblo de Cueto, Santander, fue un destacado rabelista cántabro cuya obra dejó una huella imborrable en la música tradicional de la región. Reconocido por su poderosa voz, "caliente y brava", Puente no solo cantaba, sino que transportaba a sus oyentes a épocas pasadas, en las que el canto era el eje de la tradición oral. Su estilo, profundamente arraigado en Cantabria, le valió el cariño y admiración de muchos.
En el año 2000, Puente consolidó su carrera con la publicación de su tercer álbum, De la machina a la braña, que marcó un hito en su trayectoria artística. Este disco incluye la icónica habanera Santander, la marinera, considerada por muchos cántabros como un verdadero himno. La pieza, impregnada de nostalgia y orgullo regional, resonó profundamente en los corazones de quienes amaban la tierra y el mar cántabro.
A lo largo de su carrera, Puente fue un ferviente defensor de la tradición musical del rabel, participando desde 1987 en conciertos didácticos y conferencias para dar a conocer este instrumento único. Su trabajo no solo se limitó a Cantabria; impartió cursos en distintas ciudades y representó a su región en numerosos festivales y encuentros de música tradicional, ampliando así el alcance de su legado artístico.
Entre 1999 y 2001, Puente formó parte del Trío Cantabria junto a Benito Díaz y Begoña Lozano, una agrupación que fusionó el talento individual de sus miembros para revitalizar las raíces musicales cántabras. Con esta formación, exploró las posibilidades del rabel como protagonista en escenarios más contemporáneos, sin perder su esencia tradicional. Este proyecto marcó otro hito en su carrera como artista.
Además de su prolífica actividad en grupo, Puente grabó cuatro discos en solitario, como Con aire de rabel y Donde silva el viento y rompe la mar. Cada uno de ellos refleja su profundo amor por las melodías y los paisajes sonoros de Cantabria. En los últimos años, encontró en el guitarrista Ramón Fernández un aliado para explorar un fascinante cruce entre el flamenco y el sonido del rabel, demostrando su constante búsqueda de innovación.
Puente también dedicó su vida a transmitir sus conocimientos, convencido de que la tradición debía ser preservada para las futuras generaciones. Su capacidad para conectar con el público a través de su voz y su música fue tan reconocida como su labor como maestro y divulgador. Su esfuerzo por mantener viva la herencia cántabra le aseguró un lugar de honor en la cultura regional.
El fallecimiento de Puente a los 73 años deja un vacío en la música tradicional cántabra, pero también un legado que vivirá a través de sus canciones y enseñanzas. Para Cantabria, su rabel y su voz seguirán siendo símbolos de identidad, y para quienes lo conocieron, una fuente de inspiración eterna.
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