La obra sobre la Guerra Civil que todo el mundo quiere ver: entradas agotadas antes de su estreno
'1936', de Andrés Lima, es el montaje más esperado del año, dura cuatro horas y media y ya se anuncia que es una barbaridad. Se estrena este viernes en el Teatro Valle-Inclán de Madrid
Hace tres años empezó a correr por el mundillo teatral el proyecto que el director y dramaturgo Andrés Lima pergeñaba sobre la Guerra Civil española. Venía de poner en escena los montajes del Shock, basados en la teoría del shock de Naomi Klein, y alguna escena, como la muestra de un Mosul totalmente devastado, le removió en su cabeza. “Aquí tuvimos nuestra Barcelona, nuestro Madrid y nuestro shock el 18 de julio de 1936”, se dijo. Y así, tras dos años y medio de talleres con grandes especialistas como Paul Preston, entre otros muchos, parió 1936 junto a los compinches Albert Boronat, Juan Mayorga y Juan Cavestany. La obra se estrena este viernes en el Teatro Valle-Inclán de Madrid (Centro Dramático Nacional), dura cuatro horas y media y son muchos los que ya afirman que es una barbaridad (el tráiler, desde luego, impresiona). Tanto que las entradas están antes de su estreno agotadas. Están hasta el 26 de enero. Una pregunta subyace: ¿de verdad no hay interés en la Guerra Civil española?
Ante una concurridísima rueda de prensa —se nota que es uno de los montajes del año— Lima desgranó este miércoles las razones que tuvo para lanzarse a este desafío que incluye los años de la guerra, pero también todos los de la República “en los que se produjeron las causas del golpe de Estado. Desde el 14 de abril, Calvo Sotelo y otros aristócratas ya empezaron a conspirar para el golpe de Estado”, ha contado sobre un conflicto que considera “inabarcable” y sobre el que le gustaría escribir mucho más: “Lo anterior y lo posterior a la guerra para [hacer un tríptico y] llamarlo Franco, Franco, Franco”, ha añadido entre risas.
Para el director, uno de los más prestigiosos de España, uno de los motivos principales de esta obra, “que está basada en el caos que supone una guerra”, es “el renacimiento de la ultraderecha y el fascismo en el mundo. Me pregunto cómo es posible que haya ciudadanos pacíficos que pongan su voto en gente que va a aplicar el Estado totalitario”.
Lima: "Durante 40 años esta historia ha sido desinformada. Yo en el instituto nunca llegué a estudiar la Guerra Civil, pero mi hija tampoco"
Por otro lado, también cree que, pese a que se dice siempre que hay mucho ya escrito (y filmado) sobre la Guerra Civil, en realidad, está muy mal contada. “Durante cuarenta años esta historia ha sido desinformada. Yo en el instituto nunca llegué a estudiar la Guerra Civil, pero mi hija, que tiene ahora 19 años, tampoco”, ha insistido. De ahí que tenga un especial interés en que la obra llegue a la juventud “que no sabe ni quién es Queipo de Llano, ni el pensamiento de Azaña, ni que hubo una revolución en Barcelona”. Por eso, el montaje cuenta con un coro de jóvenes entre los 18 y los 23 años del Coro de Madrid que dan un dinamismo en formato musical a toda la obra. “Es un diálogo entre 1936 y la gente joven de ahora”, ha resaltado el director, quien también ha destacado que todo el público se sentará alrededor del espacio escénico como una especie de abrazo.
Albert Boronat, otro de los dramaturgos de esta obra escrita a ocho manos, ha hilado con esta cuestión de la juventud, ya que le parece muy importante que conozcan esta parte de la historia de España. Lo ha corroborado al señalar, con cierto tono de alerta, que mientras estaba leyendo las transcripciones parlamentarias de 1936 para preparar el texto, se dio cuenta de que “podían haber sido del mes pasado. Por los términos, las narrativas, el vocabulario y hasta los apellidos”. En este sentido, es una obra en la que el texto deja hablar a todos los personajes —de todos los colores ideológicos—, “porque si alguien dijo algo, lo dijo. Haberlo hecho así me da mucho sosiego”.
Hace no demasiados meses, Juan Mayorga, dramaturgo y actual director del Teatro de la Abadía, tuvo que aguantar el tipo mientras decenas de personas se manifestaban para prohibir la obra Altsasu en su teatro. Personas que habían sido enardecidas por Vox. En una entrevista con este periódico poco después confesó que habían sido “días difíciles” y que “el autoritarismo está en el aire”. Esta vez es otro de los participantes en el texto de 1936 y entiende que, precisamente por todas estas cosas, no hay que dejar de hablar de la Guerra Civil y de lo que supuso para el país. Y ha alabado a Lima como el gran capitán Ahab que ha ido durante años detrás de su ballena “inasible y peligrosa” como es la Guerra Civil, y por fin la ha encontrado.
“Lo que yo me pregunto es ¿por qué no hablamos más de la Guerra Civil? Es importante y normal que ya se hayan hecho otras cosas porque tiene una extraordinaria densidad narrativa. Por otra parte, el teatro es el arte del conflicto y la Guerra Civil es un enorme conflicto que tiene muchos conflictos, y contarla también es conflictivo. Seguro que hay gente que pasea por aquí, ve el cartel de la obra y ya se siente provocado. Pues si supone un conflicto, tenemos que hablar de ello”, ha manifestado para rematar con un deseo al que no se le pueden encontrar peros: “Hablar serenamente sobre la guerra es trabajar para la paz”. Ese, ha dicho, “es el deber de la memoria histórica”.
Un elenco de lujo
El montaje tiene también un enorme elenco como gran atractivo: ahí están Blanca Portillo, Willy Toledo, Alba Flores, Juan Vinuesa, Antonio Durán 'Morris', Paco Ochoa, María Morales y Natalia Hernández. Son un equipo que se conoce bien (algunos estuvieron en los montajes del Shock) y entre todos se reparten numerosos personajes. Las actrices también interpretan a hombres, ya que este pasaje de la historia es, como dice Alba Flores, “bastante patriarcal, porque todos los que hicieron algo eran hombres”. De hecho, la actriz se jactaba para bien de interpretar, por ejemplo, al general republicano Vicente Rojo, mientras que Blanca Portillo se atreve con José Antonio Primo de Rivera, y María Morales se lanza con Manuel Azaña y Largo Caballero. Por citar solo a algunos personajes, ya que por ahí aparecen (casi) todos los grandes protagonistas de la guerra (e incluso algunos intelectuales de la época).
Toledo (entre sus personajes están el General Yagüe y Alfonso XIII) ha afirmado sentir “un puñetero privilegio” por trabajar con esta compañía y también ha querido recordar que él no estudió la Guerra Civil en el instituto, que “el silenciamiento desde el 18 de julio de 1936 hasta hoy es la política de Estado” y que “es mentira que se hayan contado los 37 años de dictadura fascista”, ya que “los perpetradores continuaron en el poder”. Para él, la obra es importante debido a “la ola internacional de fascismo” que hay actualmente y que, si en España no ha llegado al poder “es como en los años treinta, porque aquí el espíritu antifascista es más fuerte que en otros países de Europa. Por eso se aplastó y la República no contó con Francia e Inglaterra”.
A Blanca Portillo el proyecto le entusiasmó desde que supo de él hace tres años. De hecho, se plantó ante la puerta de Lima y le pidió estar en él. Por motivos como actriz, pero también, ha recalcado, como ciudadana. “Yo no creo en el borrón y cuenta nueva, pero tampoco en mi vida. Es imposible partir de cero y es absurdo decir que algo no pasó. Eso no lo quiero en mi vida ni en mi país. Es absurdo decir que hay que olvidar. Y por eso esta obra, para que ese borrón y cuenta nueva no se haga”, ha manifestado abogando por que 1936 es un ejercicio de memoria histórica en el que se dan los hechos de la Historia, pero también toda la parte emocional de las personas que los vivieron. Y el teatro, al fin y al cabo, es eso: “Es el mundo de las emociones y el gran vehículo para contar”.
Blanca Portillo: "Es absurdo decir que hay que olvidar. Y por eso esta obra, para que ese borrón y cuenta nueva no se haga"
Todos los actores y actrices han insistido en que esta es una historia que hay que seguir contando “una y mil veces” porque durante muchos años tampoco se pudo hablar de ella y ahora “tenemos el privilegio de hacerlo” (Alba Flores). Y porque, como quiso recordar Juan Vinuesa (que interpreta a Franco), “ayer mismo [martes] un diputado dijo que el franquismo había sido una etapa de reconstrucción, progreso y unidad nacional". Y ocurrió en el Congreso un 26 de noviembre de 2024, no de 1936.
Ahora, con todo el patio de butacas lleno durante mes y medio, habrá que leer las críticas de la obra más esperada del año.
Hace tres años empezó a correr por el mundillo teatral el proyecto que el director y dramaturgo Andrés Lima pergeñaba sobre la Guerra Civil española. Venía de poner en escena los montajes del Shock, basados en la teoría del shock de Naomi Klein, y alguna escena, como la muestra de un Mosul totalmente devastado, le removió en su cabeza. “Aquí tuvimos nuestra Barcelona, nuestro Madrid y nuestro shock el 18 de julio de 1936”, se dijo. Y así, tras dos años y medio de talleres con grandes especialistas como Paul Preston, entre otros muchos, parió 1936 junto a los compinches Albert Boronat, Juan Mayorga y Juan Cavestany. La obra se estrena este viernes en el Teatro Valle-Inclán de Madrid (Centro Dramático Nacional), dura cuatro horas y media y son muchos los que ya afirman que es una barbaridad (el tráiler, desde luego, impresiona). Tanto que las entradas están antes de su estreno agotadas. Están hasta el 26 de enero. Una pregunta subyace: ¿de verdad no hay interés en la Guerra Civil española?
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