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Increíble pero cierto: ¿por qué 'Mi lucha' de Adolf Hitler es un libro omnipresente en las ferias del libro de Perú?
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Hernán Migoya

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Increíble pero cierto: ¿por qué 'Mi lucha' de Adolf Hitler es un libro omnipresente en las ferias del libro de Perú?

El diario La República reveló que había 3.943 peruanos que se llamaban Hitler, 99 más cargaban con el nombre compuesto de Adolfo Hitler; y tres se llaman Adolf Hitler

Foto: 'Mi lucha' de Hitler junto al libro de Michelle Obama. (H.M)
'Mi lucha' de Hitler junto al libro de Michelle Obama. (H.M)

Perú es un país que actualmente cuenta con más de medio centenar de ferias literarias, un modo de compensar la precariedad de su red de librerías y que la oferta cultural impresa pueda llegar a toda su escarpada y a veces aún mal comunicada geografía. Sin duda supone un fenómeno relevante y, en pocos años, se ha convertido en una encomiable vía de difusión y venta de libros que beneficia sobre todo a autores y editores independientes, especialmente a aquellos que no pueden acceder a los escaparates de las grandes cadenas libreras, copados por las novedades corporativas.

Lo que resulta más difícil de explicar es por qué motivo el título que más prolifera en dichas ferias es… ¡Mi lucha de Adolf Hitler! El manifiesto del dictador y genocida nazi está presente en una abrumadora cantidad de puestos de librerías participantes en estos eventos, nunca deja de venderse y compite en popularidad con la Biblia. Lo gracioso del asunto es que en múltiples ocasiones lo puedes descubrir exhibido sobre un expositor en desquiciante y tóxico maridaje con volúmenes de signo totalmente opuesto, como la autobiografía de Michelle Obama ¡o incluso El diario de Ana Frank! De locos: esto sí que es el mundo al revés… De este realismo mágico nunca escribió García Márquez.

Pero a ver, ¿qué obsesión tienen algunos peruanos con la obra de Hitler?

Mi lucha en España

Ojo que el historial de Mi lucha en las librerías españolas tampoco puede presumir de ortodoxo: sin ir más lejos, hacia 1993 recuerdo haber comprado un ejemplar de ese libro en El Corte Inglés de la barcelonesa Plaza de Cataluña. Lo insólito —y lo que me hizo adquirirlo como uno compra una serpiente de cascabel para observarla a distancia— es que los ejemplares a la venta eran claramente apologéticos: una edición chilena en rústica con una impresionante cubierta negra, que se abría con un prólogo del nazi belga Léon Degrelle (infamemente acogido por Franco en un exilio español que lo protegería de la sentencia a muerte dictaminada en su país natal), quien para más inri rubricaba su fervoroso texto en "el año 104 de la Era Hitleriana". ¡Putos chiflados!

Obviamente, en el afán de esa edición no cabía la divulgación por interés histórico, sino la propaganda pura y dura de las teorías majaretas de un fanático resentido, el mayor ejemplo de cómo el romanticismo casi nunca se revela un buen consejero en política y más bien se agazapa detrás de todos los grandes exterminios de colectivos humanos. Lo más demencial de la circunstancia es que, mientras yo ya no podía en esas mismas fechas comprar en ninguna librería española el desternillante y durísimo Hitler SS de los autores franceses Vuillemin (dibujante) y Gourio (guionista), tebeo que parodia el Holocausto con un humor negrísimo ("¡Cielos, mi marido!", grita sorprendida una prisionera judía que está siendo violada por un nazi frente al horno abierto que revela súbitamente los restos óseos de su esposo), sí podía entrar con la mayor tranquilidad en El Corte Inglés más céntrico y llevarme tan pimpante y tan pancho una reedición vindicativa de la obra del animal vegetariano más célebre del siglo XX.

Se expone 'Mi lucha' junto a la biografía de Churchill, como si ambas opciones fueran lícitas en la discusión pública en democracia

Hitler SS, publicado en España por la mítica editorial de historietas contraculturales Makoki (nada sospechosa de filiaciones fascistas, sino todo lo contrario), sigue, por cierto, prohibido en nuestro país desde inicios de los años 90. Eso significa más de tres décadas erradicado de las librerías mientras nuestro gremio del cómic, cada día más cobarde, enmudece sin mover un dedo. Defender Hitler SS no viste ni permite ponerse medallitas en internet, antes al contrario: su existencia propaga el terror a que uno sea cuestionado y hasta la aprensión a la mención más modesta; así que, ahí continúa vetado, en medio de un oprobioso silencio del artisteo "comprometido".

Eso sí, prohíben el establecidísimo Maus de Spiegelman en un condado perdido de garrulos estadounidenses y ya tienes a los autores y especialistas españoles movilizándose como un solo hombre a protestar en redes para colgarse insignias al valor y demostrar que son unos adalides de la libertad. Qué fácil es jugársela por la cultura burguesa: hasta para acceder a la libertad de creación y expresión hay clases.

Esa libertad de expresión y creación no debe legitimarse únicamente cuando involucra lo conveniente, chicos.

Libro recomendado por tu librería turística favorita

Con todo, esos mimbres y antecedentes no me prepararon para el soponcio que casi me da hace un par de años en una librería céntrica de Lima: Íbero es una de las principales cadenas en el entramado librero de la capital peruana. Pues bien, en una de sus tiendas más emblemáticas, sita en pleno pulmón del distrito pijo y turístico por antonomasia, Miraflores, frente al mismísimo Parque Kennedy (algo así como el Times Square limeño), me topé con una estampa inconcebible, imposible de prever: en un sencillo estante y expuestos con el rótulo "Recomendados", se exhibían alineados una biografía histórica de Winston Churchill y, a su lado, efectivamente, ¡nada menos que Mi lucha!

placeholder El estante de 'Recomendados' en la Librería Íbero del Parque Kennedy. (Henán Migoya)
El estante de 'Recomendados' en la Librería Íbero del Parque Kennedy. (Henán Migoya)

Es decir, la librería recomendaba a sus clientes ¡en plenos años 20 del siglo XXI! que se agenciaran ambos libros como si fueran piezas equivalentes de un debate ideológico todavía abierto, como si promocionara dos posicionamientos de una validez moral parangonable, hipotéticas opciones lícitas de la discusión pública en democracia: cual si ofrecieras al alimón un libro de Pedro Sánchez y otro de Alberto Núñez Feijóo para que se tenga el "panorama completo" de dos visiones políticas contrapuestas pero propias del juego democrático… e invitaras a elegir bando civilizadamente. Atención al detalle: no estaban brindando como alternativa y complemento a esa biografía de Churchill (escrita por el historiador británico Andrew Roberts) un ensayo sobre el nazismo a cargo de algún otro historiador reputado o menos conservador, sino ¡el mismísimo evangelio del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán!

Empero, lo más interesante de esta anécdota es que no aconteció en una librería de provincias o de viejo, en alguna aldea remota, donde uno puede encontrarse a la venta versiones perfectamente pirateadas de cualquier libro o relativizar con urbanita condescendencia el conocimiento de las personas encargadas del establecimiento, que a menudo es también papelería. No, esa insana combinación de títulos recomendados se dio en pleno barrio privilegiado de una élite ciudadana, dentro de un espacio recorrido diariamente por decenas de turistas.

Si está a la venta, es porque vende

A lo que uno sí se habitúa a poco que se tome la molestia de acudir a las abundantes y, en su conjunto, muy ponderables ferias del libro que se celebran en territorio peruano es a la visión de las más variopintas ediciones de Mi lucha en los puestos que integran la zona mercantilista, particularmente cuando se trata de negocios libreros exponiendo su género. En una de esas ferias regionales, de un total aproximado de treinta casetas, al menos ocho de ellas colocaban el catecismo de Hitler bien a la vista. Como digo, en ocasiones lomo con lomo junto a El diario de Ana Frank o de clásicos decimonónicos que, como textos ya sujetos al dominio público, suelen ser objeto de infinitas reencarnaciones por sellos de todo pelaje. Una de las más extravagantes que hay disponibles de Mi lucha incluye, por ejemplo, un anuncio en su última página donde se publicitan "textos escolares para todo el Perú". Ejem…

Pero ¿por qué tiene tanto éxito Mi lucha en el contexto peruano?

Aníbal Torres, exministro de Justicia y DDHH del partido marxista-leninista dijo que Hitler "también hizo obras buenas"

Al parecer, parte de su nacionalismo más exacerbado, especialmente una de las derivaciones ligadas al indigenismo radical, abraza las proclamas de Hitler como sustento de un ideal racial: si el nazi germano basa su "utopía" genética en la inexistente raza aria, hecha extensiva por defecto (ja ja) a cualquier pseudoblanco europeo por chaparros y contrahechos que seamos, los simpatizantes peruanos de Hitler adaptan dicho concepto de pureza al arquetipo incaico. Ese deseo de volver a un soñado e imaginario paraíso de estirpe superior que entronca con el Imperio Inca pretende echar por tierra todo el historial de mestizaje que ha vivido Perú, y en general todos los países andinos, en los últimos siglos. Pero tampoco olvidemos que los españoles atesoramos un mestizaje aún más ancestral y algunos también van de nazis por la vida. De ahí a la pirueta mental que convierte al pintoresco afroestadounidense Robert Sterling Wilson (inspirado por la figura real de Sufi Abdul Hamid) en el Führer Negro de Harlem dentro de la magistral novela Madre Noche de Kurt Vonnegut, o a Bertrand Ndongo en convencido activista de Vox, hay tan solo un pasito p’alante, María.

O, mejor dicho, un pasito p’atrás.

Por sus obras los conoceréis

Para entender un poco más esa rama supremacista latente en un país marcado por la discriminación y las injusticias sociales, el escritor peruano Enrique Planas, jefe de Cultura del diario El Comercio, profundiza en la cuestión: "Así como una versión racial del 'Übermensch' de Nietzsche se convirtió en base filosófica para las ideas nacionalsocialistas, una de las vertientes del indigenismo, la encarnada por el historiador y antropólogo peruano Luis E. Valcárcel, también distorsiona las tesis del pensador alemán para respaldar sus propias tesis sobre la superioridad de la raza, sangre y cultura incas sobre las europeas; así como la superioridad de la sierra 'masculina' sobre la costa 'femenina', y la del Cusco 'autóctono' sobre una Lima 'desnacionalizada y frívola'. Ya la crítica contemporánea ha sabido tomar distancia de un libro como Tempestad en los Andes (1927), publicado solo dos años después de Mi lucha, en cuyas páginas mesiánicas, Valcárcel anuncia un nuevo tiempo en el que el hombre andino se sacudirá de un sueño de siglos para restablecer su predominio sobre el blanco y el mestizo, este último un 'híbrido' incapaz de heredar las virtudes ancestrales de los incas, un ser 'deforme' que contrasta con la pureza indígena".

Por eso no debe extrañar que, de cuando en cuando, algún excéntrico personaje de la vida pública peruana se desmarque ofreciendo loas al tirano alemán. Por ejemplo, el abogado Aníbal Torres, reciente exministro de Justicia y Derechos Humanos (¡!) del partido marxista-leninista (¡¡!!) Perú Libre, pasará a la Historia por comentar que Hitler "también hizo obras buenas". ¡Y no se refería a sus pinturas! En 2022, durante lo que se denomina un Consejo de Ministros Descentralizado, un descentrado Torres declaró en calidad de primer ministro al pueblo peruano que "Italia y Alemania eran igual que nosotros. Pero en una oportunidad, Adolf Hitler visita el norte de Italia y Mussolini le muestra una autopista construida desde Milán a Brescia. Hitler vio eso, fue a su país y lo llenó de autopistas y aeropuertos y convirtió a Alemania en la primera potencia económica del mundo". Toma ya. ¡Sigamos ese ejemplo, compatriotas!

placeholder Diferentes ediciones peruanas de 'Mi lucha'. (H.M)
Diferentes ediciones peruanas de 'Mi lucha'. (H.M)

Cuando algunos medios objetaron a esa encendida referencia a la Alemania nazi como supuesto modelo del que aprender lecciones de Gobierno, Torres añadió a tan inauditas declaraciones —y en su descargo— estas otras que tampoco tienen desperdicio, durante una subsiguiente sesión del mismo Consejo: "Si tuviéramos una educación de calidad en el Perú, seríamos plenamente conscientes que no hay ser humano absolutamente bueno ni absolutamente malo. Que si habíamos puesto como ejemplo del progreso en Alemania las vías de comunicación es un hecho real. Eso no quiere decir que Adolfo Hitler no sea considerado como un gran criminal. (…) A nadie se le juzga por sus buenas acciones, sino por sus malas acciones. Por eso hay una frase que se dice en cualquier parte del mundo, civilizado también, ¿no? 'Solamente Dios y los imbéciles son perfectos'. Nosotros, seres humanos, somos imperfectos, cometemos errores y nos disculpamos por los errores cometidos. Nuestro presidente lo ha hecho una y mil veces. Y eso es lo que engrandece a las personas. (…) A veces decimos barbaridades y nos disculpamos". ¡Venga, no te retractes de esas barbaridades, Aníbal, sigue adelante, que tú puedes! ¡Que no vuelva a crecer la hierba por donde pases! ¿Quién dijo arenas movedizas?

Tras su presunta implicación como asesor del expresidente Pedro Castillo en el fallido autogolpe de Estado de diciembre de ese mismo año, durante el que el mandatario máximo intentó disolver el Congreso, Torres continúa divulgando su sabiduría como docente en la Universidad de San Marcos. Así se va de rositas tras su contribución al caos en que se halla el Gobierno nacional, ahora en manos del otro bando, que al final se sirve de los mismos títeres: la extrema derecha más corrupta cuenta hoy con la presidenta Dina Boluarte como valedora, mientras la maquinaria de la Justicia busca el modo de enjuiciarla como probable responsable última de una represión brutal sobre la población civil que ha causado más de cincuenta muertos… Oh, sorpresa: la señora inició su ascensión política como aguerrida vicepresidenta del gabinete Castillo.

Ante lo tragicómico del panorama, la actitud más sana es reírse y rezar para que la motivación de los compradores sea un interés histórico

Hace poco más de una década, uno de los padres del etnonacionalismo peruano, Isaac Humala, padre a su vez del expresidente Ollanta y otro presunto admirador de Hitler a la que se anima a hablar, exaltaba sin pudor la "inteligencia superior" de la "raza cobriza", por encima del "amarillo (sic) asiático, el blanco europeo o el negro africano". Asimismo, se arrogaba un derecho de sangre en el ejercicio del poder al autoproclamarse descendiente directo de curacas (caciques andinos) y, como buen padrecito autoritario, abogaba por el fusilamiento de los homosexuales, que a su juicio pregonan "el orgullo de la bestialización", ahí es nada. Esa mezcla de colectivismo populista con supremacismo racial, empanada mental de aliño igualitarista que camufla hondas convicciones reaccionarias y retrógradas, es muy típica en los movimientos ultranacionalistas de base étnica. Pero oye, a mí su hijo Ollanta me parece superguapo, supervaronil y supersexy, o sea, un superhombre en toda regla: así que a lo mejor Isaac, a riesgo de que me mande fusilar por gay, está en algo…

3.943 Hitleres peruanos

La copiosa presencia de Mi lucha en el circuito tradicional de los mercados de libros en el Perú es un tema que se asume visualmente, pero al que ningún periodista o escritor locales quiere prestar atención: una de esas singularidades cotidianas con las que el sector cultural convive sin mencionarlas nunca, como un tabú de baja intensidad. Claro, nadie desea criticar a las clases populares para que no lo tomen por un privilegiado o un esnob… cuando al privilegiado o al esnob en la élite cultural se le suele distinguir precisamente por sus elogios arrebatados a las clases populares. En el fondo, nadie quiere problemas. O simplemente llevan viéndola tanto tiempo que no reparan en lo excepcional que resulta tan peculiar abundancia de Hitleres impresos bajo cualquier carpa libresca.

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Ante lo tragicómico del panorama, creo que la actitud más sana es reírse abiertamente y rezar para que la motivación de los cuantiosos compradores autóctonos de Mi lucha responda en exclusiva a un interés histórico o la más pura curiosidad por las rarezas, como en mi caso. Un dato adicional: el año pasado, el diario La República revelaba en este artículo que en ese momento había 3.943 peruanos que se llamaban Hitler (como nombre de pila oficial), uno de ellos notorio estudiante en Harvard para perplejidad de sus compañeros de aula; asimismo, 99 peruanos cargaban con el nombre compuesto de Adolfo Hitler; y tres, más actualizados, con el de Adolf Hitler.

Bajo mi punto de vista, la única opción racional a cualquier manifestación de racismo es la celebración del mestizaje, antídoto infalible contra la estupidez y los delirios de grandeza colectivos. Por mi parte, me alivia pensar que "mi lucha" más adorada será siempre Lucha Reyes, la inolvidable cantante afroperuana de música criolla.

Perú es un país que actualmente cuenta con más de medio centenar de ferias literarias, un modo de compensar la precariedad de su red de librerías y que la oferta cultural impresa pueda llegar a toda su escarpada y a veces aún mal comunicada geografía. Sin duda supone un fenómeno relevante y, en pocos años, se ha convertido en una encomiable vía de difusión y venta de libros que beneficia sobre todo a autores y editores independientes, especialmente a aquellos que no pueden acceder a los escaparates de las grandes cadenas libreras, copados por las novedades corporativas.

Hitler Trinchera Cultural
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