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Homero era analfabeto y por eso la 'Ilíada' es tan buena (según esta eminencia de Oxford)
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ENTREVISTA

Homero era analfabeto y por eso la 'Ilíada' es tan buena (según esta eminencia de Oxford)

El poeta griego improvisaba los poemas que recitaba, como hacen los raperos en las peleas de gallos, según sostiene Robin Lane Fox, profesor emérito de Historia Antigua en Oxford y estudiosos de la 'Ilíada' desde hace más de 50 años

Foto: Portada del libro 'Homero y su Ilíada'.
Portada del libro 'Homero y su Ilíada'.
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Como esos raperos que improvisan sus estrofas en las famosas batallas de gallos. Como los pianistas que, sin tener ni idea de solfeo, son capaces de crear de la nada una nueva composición musical mientras la están tocando. Así era Homero, el más famoso de todos los bardos, el hombre que hace unos 2.600 años compuso los alrededor de 15.000 versos del más famoso poema épico de todos los tiempos: la Ilíada.

Homero era analfabeto. Pero, desde niño, habría aprendido y se habría entrenado en la composición de versos, en concreto de hexámetros. No se trataba de memorizar y luego recitar, sino de lograr construir poemas en vivo, sobre la marcha, improvisando. Homero habría seguido así los pasos y la tradición de los poetas orales griegos. “Yo creo que desde los cinco o seis años, guiado por profesores, componía y practicaba con ese vocabulario poético heredado, un vocabulario que ya había evolucionado para adaptarse a la complejidad del hexámetro. Y en un momento dado tuvo la genial idea de centrar su poema en una emoción -la cólera de Aquiles- y comprimir la acción de la epopeya en unos pocos días”.

Quien así habla es Robin Lane Fox, profesor de Historia Antigua en la Universidad de Oxford entre 1977 y 2014, crítico de floricultura del Financial Times y ávido lector (en griego homérico) de la Ilíada desde hace más de 60 años. Lane Fox ha publicado un formidable ensayo de más de 500 páginas titulado Homero y su Ilíada (Crítica) en el que analiza -con infinita erudición, pero con un lenguaje accesible- esa fascinante obra que, a día de hoy, continúa siendo objeto de arduos debates y encendidas controversias. Al fin y al cabo, son numerosos los interrogantes que rodean a la Ilíada: ¿A qué obedece el extraordinario poder de seducción que ejerce? ¿Quién la compuso? ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Dónde? Y si Homero no pudo escribirla porque era analfabeto, ¿quién lo hizo?

Lane Fox se moja y avanza sus propias teorías sobre la Ilíada, un libro que desde hace casi 3.000 años ejerce una fascinación hipnótica. Cuando Alejandro Magno recibió un valioso cofre que había pertenecido al rey persa Darío III, preguntó a sus hombres cuál era el objeto más preciado que podía depositar allí. “Cada uno decía una cosa diferente, pero él declaró que metería y guardaría allí su Iliada”, escribe Plutarco en Vida de Alejandro. La Ilíada fue el único libro que Trotski se llevó consigo al escapar de su exilio en Siberia. Y cuando en 1990 el ministerio de Cultura de Colombia ordenó distribuir por medio de burros varios libros en remotas zonas rurales del país, el único que nunca se devolvió fue una traducción de la Ilíada al español. “Los aldeanos de aquellos pueblos perdidos se sentían reflejados en aquellas guerras en las que intervenían los dioses del Olimpo”, opina Lane Fox, quien también ha sucumbido al hechizo de esa epopeya. Hasta el punto de que hace medio siglo, cuando era joven, emuló a Alejandro Magno y corrió desnudo por el parque arqueológico de Troya, donde se supone que estaría la tumba de Aquiles.

placeholder Robin Lane Fox, profesor emérito en la Universidad de Oxford y autor de 'Homero y su Ilíada', durante la entrevista con El Confidencial. (IHV)
Robin Lane Fox, profesor emérito en la Universidad de Oxford y autor de 'Homero y su Ilíada', durante la entrevista con El Confidencial. (IHV)

Para empezar, y en contra de las opiniones de otros estudiosos, este experto considera que la Ilíada es obra de una sola persona. “Su trama está tan bien hilada y tan bien cohesionada que yo creo que resulta evidente que un único autor guía su curso”, nos explica. “Ese autor es sin duda un individuo, no un grupo, y no creo tampoco que fuese una mujer, porque en la Antigüedad, nunca se atribuyó ningún poema heroico griego de gran extensión a una mujer”, subraya.

Homero, según este historiador, es el único autor de la Ilíada. "A excepción del libro X, que sin duda fue añadido posteriormente y es obra de otro autor. El lenguaje es muy distinto", nos explica.

Pero, ¿cómo habría compuesto Homero la Ilíada? “Me decanto por la composición oral en vivo”, señala Lane Fox. “Hoy en día somos incapaces de crear nada equiparable porque estamos impregnados de cultura escrita y hemos perdido ese inventario, aprendido por vía oral, de temas y fórmulas poéticas”, añade. Homero, por el contrario, habría aprendido a crear versos escuchando los de otros y practicando desde muy niño. Para él, la poesía era un oficio que se ejercitaba a diario.

Es más: según Robin Lane Fox, no debe sorprendernos que Homero lograra crear una compleja epopeya de más de 15.000 versos siendo analfabeto. “A mi entender lo logró precisamente porque era analfabeto. Durante años y años, desde su más tierna infancia, Homero había visto a sus mayores interpretar poemas y había aprendido de lo que oía. Él mismo interpretaba sus versiones cada día y cada noche, esforzándose por conseguir un efecto cada vez más depurado. Lo que leemos hoy en día es fruto de años de práctica e interpretación”, recalca.

"Mi hipótesis es que Homero dictó la 'Ilíada' para que sus herederos pudieran sacar beneficio de tener un texto escrito"

Pero si Homero no redactó el texto de la Ilíada porque no sabía escribir, ¿quién lo hizo? No se sabe. Pero lo que Lane Fox parece tener bastante claro es que Homero dictó su poema a un escriba mientras lo componía sobre la marcha, tal y como hacía cuando lo recitaba en público. “El que lo dictara explica la presencia de digresiones, ampliaciones y zigzagueos que se encuentran en algunas partes de la Ilíada”, señala. “Mi hipótesis es que la versión dictada enseguida quedó investida de autoridad. Dado que Homero no sabía leer ni escribir, ni la releyó, ni la corrigió personalmente. Los zigzagueos y las amplificaciones pasaron así al texto definitivo”.

Lane Fox calcula que el poeta habría tardado algo más de 15 días en dictar a un escriba su epopeya sobre la guerra de Troya y la cólera de Aquiles. “En un minuto podrían dictarse quizás unos cinco hexámetros, lo que equivaldría —reservando un tiempo para hacer descansos-— a unos 250 cada hora. Contando las pausas, un poeta y su escriba podrían llegar a transcribir unos mil versos al día”. De ser así, Homero podría haber dictado la Ilíada en un par de semanas. "Me gusta pensar que se la dictó a su hija, aunque pudo dictársela a un escriba", confiesa.

placeholder Una pieza de cerámica griega del siglo V a. C. que representa una imágen de Homero. EFE
Una pieza de cerámica griega del siglo V a. C. que representa una imágen de Homero. EFE

La gran pregunta es: ¿Y por qué demonios iba a querer Homero, un poeta oral, dictar su epopeya y que esta quedara escrita? Al fin y al cabo, componía en vivo cada versión de su poema. “Y su intención tampoco pudo ser la de crear un texto definitivo, dado que tal noción le era ajena”, señala Lane Fox. “Además, la tarea requería ciertos preparativos. El escriba no podía tomar notas durante las representaciones con público, ya que en estas no habría margen para hacer pausas o pedir aclaraciones en caso necesario”. Como prueba de que es perfectamente posible que Homero dictara a un escriba la Ilíada, recuerda que Dostoyevski dictó a su mujer muchas de sus obras, incluido Crimen y castigo.

Hay quien opina que Homero podía tener conocimiento de que en Oriente Próximo había poemas escritos y copió la idea. Hay quien considera que
los mecenas de Homero deseaban conservar la epopeya por escrito porque en ella se justifica el gobierno de reyes y príncipes en una época en la que el poder comenzaba a ser cuestionado (una teoría que hace aguas al ver cómo el principal rey de la Ilíada, Agamenón, no sale muy bien parado).

Nuestro profesor emérito del New Collage de Oxford baraja otra hipótesis. “Había otra razón muy distinta para querer crear un texto dictado; los herederos de Homero podían sacar beneficio de ello”, desliza. “Puede que Homero quisiera dejar a sus hijos una herencia valiosa: una copia única de su poema, para que pudieran memorizarlo y representarlo a cambio de unos honorarios o prestárselo a otros mediante el pago de una suma. Una copia escrita podía ser un importante activo para la familia”, sentencia.

"Mi conjetura favorita es que recitó por primera vez la 'Ilíada' ante un ejército. Alejandro Magno llevaba en sus campañas a poetas"

Descarta que Homero hubiera sido ciego, como cuenta la leyenda. "Sus descripciones son demasiado buenas como para pensar que no vio con sus propios ojos muchos de los parajes que salen en la Ilíada". Y aunque sigue siendo un misterio dónde nació Homero y dónde murió, Lane Fox no tiene dudas de que el poeta visitó Troya. “La prueba más contundente serían algunos detalles, no siempre evidentes, para los cuales resulta muy improbable que se inspirara en poetas anteriores”, asevera. Apuesta porque el bardo compusiera e interpretara su poema épico en algún lugar entre Éfeso y Mileto para un auditorio familiarizado con los detalles de la historia.

Y aún es capaz de afinar más: “Sólo podemos hacer conjeturas, pero mi conjetura favorita es que Homero recitó por primera vez la Ilíada ante un ejército de campaña”, especula. “Al fin y al cabo, Alejandro Magno llevaba en sus campañas militares a poetas para que, por la tarde, actuaran para él y sus hombres. Sugiero que Homero pudo representar una primera versión de su gran poema sobre un grupo de héroes en campaña a lo largo de varias noches durante o después de una larga incursión o asedio a alguna ciudad de Asia occidental, y por tanto, ante un auditorio formado enteramente por hombres. Su fama se extendió a partir de entonces”. Lane Fox cree que Homero comenzaba sus espectáculos cantando su poema acompañado de una lira y luego, declamando. "Si hubiera sido todo cantado, habría durado demasiado", argumenta.

Respecto a magia de la Ilíada, a la fuerza centrípeta que ejerce, está claro que procede del propio poema: su composición, su trama, el que Homero decidiera centrarlo en una emoción (la cólera de Aquiles), las características de sus héroes, las peculiaridades de los mundos paralelos… Por lo que se sabe, los poemas de los autores griegos casi contemporáneos a Homero eran muy distintos a la Ilíada. “En mi opinión, Homero inventó un nuevo género: la epopeya”, sentencia Lane Fox, quien admite que siempre que lee esa obra, acaba invariablemente llorando (también durante esta entrevista se emociona visiblemente solo con recordar algunos de sus pasajes). Y anima a la gente a zambullirse en ese poema épico. “Mi esperanza es que incluso aprendan griego homérico: en dos años es posible leer largas secciones de la Ilíada en su lengua original -una lengua que para nada era la que se hablaba a diario en la calle, que era combinación de varios dialectos- y captar tanto su ritmo como su fuerza”.

Como esos raperos que improvisan sus estrofas en las famosas batallas de gallos. Como los pianistas que, sin tener ni idea de solfeo, son capaces de crear de la nada una nueva composición musical mientras la están tocando. Así era Homero, el más famoso de todos los bardos, el hombre que hace unos 2.600 años compuso los alrededor de 15.000 versos del más famoso poema épico de todos los tiempos: la Ilíada.

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