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Brujería y abusos sexuales: el Baztán no se le acaba nunca a Dolores Redondo
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Entrevista

Brujería y abusos sexuales: el Baztán no se le acaba nunca a Dolores Redondo

La escritora vasca publica 'Las que no duermen', thriller místico que se desarrolla en el precioso valle navarro y que presenta a un nuevo y potente personaje: la psicóloga forense Nash

Foto: Dolores Redondo en Elizondo, en el valle del Baztán (Navarra). (Carlos Ruiz)
Dolores Redondo en Elizondo, en el valle del Baztán (Navarra). (Carlos Ruiz)

En Elizondo Dolores Redondo no es la escritora de novelas negras que más vende en España. Es, simplemente, la Redondo. Y, hasta ella misma lo dice, es un personaje más de estas historias que buscan tanto los turistas que llegan a este precioso pueblo del valle del Baztán en Navarra buscando los decorados de las novelas como los propios vecinos con los que convive desde hace años. De hecho, en su nueva novela, Las que no duermen (Destino), no ha podido evitar aparecer entre la trama. Y tampoco que los crímenes se vuelvan a desarrollar en este valle hermoso, oscuro, desapacible - “También hay días con sol y calor en verano”!, resalta- que no se le acaba nunca. “No, el Baztán no se me va a acabar. Es que es real y viviendo aquí tengo acceso a cantidad de historias. Han pasado tantas cosas históricamente, pero es que también hay muchos crímenes reales… Con la Trilogía ya hablaba de un crimen de una secta… que era real”, resume desde un hotel de Elizondo en el que ha querido presentar a su nueva criatura a la prensa.

El lector (o mejor, la lectora) va a encontrar en él todo lo que ha hecho que desde 2013 con la publicación de El guardián invisible Redondo sea una de las autoras más preciadas del país: está la magia, la mística, esas cosas raras que pasan en el norte de España…; están las mujeres, el poderoso matriarcado, mujeres que sufren, mujeres fuertes y valientes; está la enfermedad mental de la que se aprovechan los malos, los manipuladores, el mal sin más adjetivos; está el crimen, el dolor. Y está también Amaia Salazar, esa inspectora de la policía foral que, sin ser protagonista, vuelve a ser clave otra vez como ya ocurriera en la Trilogía.

placeholder 'Las que no duermen NASH', de Dolores Redondo (Destino).
'Las que no duermen NASH', de Dolores Redondo (Destino).

Pero hay algo nuevo: un personaje que va a tener recorrido en, al menos, otras dos historias, la psicóloga forense Nash (apenas se dice su nombre en toda la novela). “Es una investigadora con una investigación que ahora no está en la novela negra española, ya que se trata de una psicóloga forense, lo cual no es habitual. Además, pocas veces se necesitan. Solo cuando no hay cadáver, pero se sospecha que esa persona está muerta o cuando el cadáver está tan deteriorado que es imposible establecer las causas. Su nombre parte de las siglas de la causa de la muerte: natural, accidental, suicidio, homicidio. Es un código internacional”, explica la escritora que también señala que este tipo de investigación es muy distinto al de cualquier policía o detective porque se trata del “psicólogo de los muertos, y va buscando pistas explorando el teléfono de la víctima, el ordenador, la ropa que se ponía, las relaciones que tenía con cada una de las personas e intentando discernir quién miente y quién dice la verdad”.

En Las que no duermen, Nash tiene que descubrir poco antes de que estalle la pandemia quién es el asesino o asesina de Andrea Dancur, una adolescente cuyo cadáver ha aparecido en una sima de unos 15 metros de profundidad -cerca de Elizondo se encuentra la muy real de Legarrea donde no hace mucho se halló el cadáver de un chico- y que al poco de hallarse hace estallar el resultado de otro asesinato cometido (y juzgado) con antelación.

Toda esta trama llevará al lector, sin duda, a pensar en crímenes muy conocidos. Redondo admite que los hay. De aquí y de allá. Toda la novela está espolvoreada de ciertos datos que pueden ser reconocibles, aunque hay uno que se sale de los más mediáticos y que fue al que la escritora le llamó poderosamente la atención porque, precisamente, se cruza con esa mística que tanto le interesa y que tiene que ver con el mundo de la brujería, no extraño para nada en esta zona del país (a poco de Elizondo se encuentra el famoso pueblo de Zugarramurdi).

placeholder Dolores Redondo en el valle del Baztán. (Carlos Ruiz)
Dolores Redondo en el valle del Baztán. (Carlos Ruiz)

Siempre se dijo que en la sima de Gaztelu en los primeros días de la Guerra Civil había sido arrojada a la sima una mujer embarazada con sus hijos por cuestiones ideológicas. Hace unos años el equipo de espeleólogos del conocido experto en Memoria Histórica Paco Etxebarría bajó y encontró el cadáver de la mujer, que se llamaba Josefa Sagardía Goñi, y sus hijos. Sin embargo, chirríaban las motivaciones ideológicas. En una zona como esta, afirma Redondo, donde todos estaban en el mismo bando [el nacional] no tenía sentido. “También se hablaba de la mujer en términos de que si practicaba la antigua religión, que si hacía pócimas, que si era bruja como sus hermanas… Nuestros abuelos podían haber convivido con esa mujer. No nos tenemos que ir a hace cuatro siglos para hablar de brujas”, sentencia la escritora que manifiesta que ha llamado a esta nueva saga Los Valles Tranquilos “pero también espeluznantes. En esta cueva había ocho personas metidas y eso sí está en la memoria colectiva”.

Otro tema que suele revolotear en las novelas de Redondo es el de la familia… desde todo tipo de prismas. “Es que es el lugar donde puede ocurrir todo lo bueno y todo lo malo”, asegura. Aquí prima lo segundo. Y de forma que atañe mucho a la infancia en forma de daño perpetuo. Sexo, familia y niños nunca combinan bien. “Hay una cosa que todos aprendemos en la familia sin una palabra de las personas que nos crían: cómo es el amor y a qué hay que tenerle miedo. Hay gente que aprende que el amor es tóxico y destructivo y gente que aprende que hay que tener miedo en casa. Y eso es horrible”, manifiesta la escritora que no duda en afirmar que el mal “como entidad, existe, eso está claro”.

"Hay una cosa que aprendemos en la familia sin una palabra de las personas que nos crían: cómo es el amor y a qué hay que tenerle miedo"

No obstante, no todo es oscuridad en esta novela. Redondo ha creado a tres personajes muy potentes y que se agradecen: las Mitxelena. Tres “brujitas” buenas a las que les gusta la comida, cocinar y los placeres precisamente porque, como trabajadoras de una funeraria que son, conviven con la muerte. “Son lo más irreverente y anárquico. Las que no duermen son ellas. Y homenajean al espíritu de inquietud de la mujer que no duerme. En el medievo los hombres se podían levantar durante la noche, pero la mujer si se despertaba antes del alba se tenía que quedar en la cama a rezar. No se podían levantar porque eran más vulnerables al mal que habitaba por las noches y les daba ideas. Este es un homenaje a todas las que no nos fuimos a dormir cuando nos lo mandaban”, resume la escritora.

Y es todo lo que buscan los lectores que llevan leyéndola desde hace ya once años y por los cuales ha pasado hasta un premio Planeta. Lectores que la buscan en el valle del Baztán y la reconocen. “Y me gusta mucho, a mí los lectores me quieren muchísimo. Yo me siento la autora más querida de España”, zanja, segura y alegre.

En Elizondo Dolores Redondo no es la escritora de novelas negras que más vende en España. Es, simplemente, la Redondo. Y, hasta ella misma lo dice, es un personaje más de estas historias que buscan tanto los turistas que llegan a este precioso pueblo del valle del Baztán en Navarra buscando los decorados de las novelas como los propios vecinos con los que convive desde hace años. De hecho, en su nueva novela, Las que no duermen (Destino), no ha podido evitar aparecer entre la trama. Y tampoco que los crímenes se vuelvan a desarrollar en este valle hermoso, oscuro, desapacible - “También hay días con sol y calor en verano”!, resalta- que no se le acaba nunca. “No, el Baztán no se me va a acabar. Es que es real y viviendo aquí tengo acceso a cantidad de historias. Han pasado tantas cosas históricamente, pero es que también hay muchos crímenes reales… Con la Trilogía ya hablaba de un crimen de una secta… que era real”, resume desde un hotel de Elizondo en el que ha querido presentar a su nueva criatura a la prensa.

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