Una obra de arte hecha íntegramente por IA se vende por un millón de dólares

Si a usted le preocupaba que la Inteligencia Artificial pudiera robarle el empleo, quizá después de leer esta noticia se sienta aún más consternado. Desde hace unos meses, la IA ha revolucionado el mundo del arte, y la reciente subasta de una pintura creada por el robot humanoide Ai-Da en Sotheby's, Londres, es la mejor prueba de ello.

En concreto, 'El dios de la IA', que es el nombre al que responde el cuadro (un retrato a gran escala de Alan Turing, pionero de la informática y conocido como padre de la Inteligencia Artificial) se ha vendido en subasta por 1.084.800 dólares. Según Sotheby's, hubo 27 ofertas para la venta del cuadro, cuyo precio originalmente se había estimado entre 120.000 dólares y 180.000. La casa de subastas señaló que la venta histórica "abre una nueva frontera en el mercado mundial del arte, estableciendo el punto de referencia de subasta para una obra de arte de un robot humanoide".

Alan Turing, que estudió en el King's College de Cambridge, jugó un papel crucial en la victoria de los Aliados sobre la Alemania nazi en la Segunda Guerra Mundial al ayudar a descifrar códigos y la infame máquina Enigma en Bletchley Park. En 1952 fue procesado por actos homosexuales, un delito penal en aquel momento, y optó por ser castrado químicamente en lugar de cumplir una condena en prisión. Murió por envenenamiento con cianuro dos años después, en un incidente que en su momento fue clasificado como suicidio, aunque décadas después persisten las dudas.

Se había estimado en un principio que el precio de venta estaría entre 120.000 y 180.000 dólares

En el caso de Ai-Da, desarrollada por el galerista británico Aidan Meller en colaboración con expertos de las universidades de Oxford y Birmingham, es reconocida como la primera robot artista ultra-realista del mundo. Equipada con cámaras en sus ojos y algoritmos avanzados de IA, Ai-Da es capaz de dibujar, pintar e incluso esculpir, desafiando las nociones tradicionales de autoría y creatividad en el arte contemporáneo.

Y no solo es una cara bonita (aunque robóticamente inquietante): según informa CNN, hace dos años, habló en la Cámara de los Lores en el Reino Unido. “No tengo experiencias subjetivas; dependo de programas informático”, dijo al visiblemente sorprendido Comité de Comunicaciones y Digitalización. “Aunque no estoy viva, puedo crear arte (...) el valor clave de mi trabajo es su capacidad de servir como catalizador para el diálogo sobre tecnologías emergentes".

En el caso de su propia obra, el robot ha expresado que: "Invita a los espectadores a reflexionar sobre la naturaleza divina de la IA y la informática mientras consideran las implicaciones éticas y sociales de estos avances. Alan Turing reconoció este potencial y nos mira fijamente mientras corremos hacia ese futuro". Teniendo en cuenta que la obra se ha vendido por un precio mayor al estimado, sin duda demuestra un nuevo cambio de paradigma en el mundo del arte que muchos artistas observarán con creciente preocupación.