Los escitas: el imperio olvidado que transformó el mundo antiguo
El experto en Eurasia Christopher I. Beckwith analiza en 'El imperio escita' la influencia de esa civilización, considerada erróneamente por muchos un atajo de tribus salvajes
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A finales del siglo I a.C., los hablantes de escita (una lengua irania antigua) de Eurasia Central desarrollaron la equitación y el tiro a caballo y, aproximadamente un siglo después, se extendieron rápidamente por toda la zona esteparia de Eurasia y fundaron un enorme imperio. En parte, debido a la breve existencia unificada del Imperio escita, pero, sobre todo, a causa de los persistentes prejuicios contra los pueblos de pastores, a los escitas no se les atribuye contribución alguna a la civilización mundial, con la excepción de mejores arcos y flechas. Por el contrario, Heródoto concede muchos cambios revolucionarios en la civilización del Oriente Próximo antiguo a los medos, y en especial a su primer rey histórico, Ciáxares. Como demuestra un examen detallado de estos cambios, los escitas fueron los responsables.
Al comienzo de la época clásica, entre la aparición del Imperio medo y, un siglo más tarde, el ascenso al trono de Darío el Grande como gran rey, se produjeron muchos cambios importantes en el Oriente Próximo antiguo y las regiones vecinas: innovaciones militares, políticas y religioso-filosóficas, así como transformaciones sorprendentes en la cultura material y el lenguaje. Los antiguos escritores griegos ya advirtieron algunas de estas novedades, pero en general se pensaba, y se sigue pensando, que apenas eran adelantos locales originados entre diversos pueblos de Oriente Próximo, mientras que de otras se dice que son elementos culturales "iranios" primordiales, compartidos por todos los pueblos de habla irania. Las propuestas no acaban ahí.
Sin embargo, lo cierto es que no existen pruebas fehacientes en el Oriente Próximo antiguo sobre estos cambios en particular, ni de ningún antecedente de ellos, hasta poco antes de los siglos VIII-VII a. C., cuando se menciona por primera vez a los cimerios y escitas por su nombre en los registros históricos del norte del Oriente Próximo antiguo, precisamente la zona donde las innovaciones aparecen por primera vez en los mismos registros. Nadie parece haberse preguntado por qué o cómo se produjeron todos aquellos cambios, si alguno de ellos podría estar relacionado con los demás, o si tal vez tenían otros orígenes fuera de Oriente Próximo. En el mejor de los casos se los trata como acontecimientos azarosos e inconexos que ocurrieron por casualidad más o menos al mismo tiempo.
Es necesario responder estas preguntas si deseamos saber qué ocurrió en realidad. Las innovaciones atestiguan la importancia crucial y revolucionaria del "nuevo" pueblo que las introdujo, hasta ahora casi completamente ignorado en la historia no solo de Oriente Próximo, sino de todo el mundo antiguo fuera de Eurasia Central, incluida China.
Nuevas armas más avanzadas
Heródoto (I 73) cuenta que, cuando los escitas gobernaban Media, enseñaron el tiro con arco a los niños medos. Un nuevo arco compuesto recurvo, inusualmente corto, o "arco cimerio", y flechas con puntas de bronce fundido con encaje bilobado o trilobado "escita" surgen en el Oriente Próximo antiguo a partir del 700 a.C., exactamente cuando los cimerios y escitas aparecen en la región. Los arqueólogos rara vez se ponen de acuerdo, pero se acepta que son artefactos claramente escitas. Forman parte de la famosa "tríada escita" de los arqueólogos, un conjunto de rasgos simultáneos para identificar los elementos pertenecientes a la cultura material escita, entre los
que se incluyen armas características y el equipo que las acompaña, arte con motivos animales y arneses para caballos, hallados en los yacimientos escitas de toda Eurasia Central a partir del siglo IX a. C. Sin embargo, puesto que las puntas de flecha de los "medos" históricos son idénticas a estas, ¿son las nuevas armas innovaciones cimerias, escitas o incluso médicas?
Cuando los escitas aprendieron a disparar montados a caballo, pronto se darían cuenta de que los brazos del arco largo dificultaban el giro rápido a la hora de disparar en diferentes direcciones, sobre todo por encima de la parte trasera del caballo, en un "tiro parto". Era mejor un arco más corto, que, sin embargo, sería menos potente si se fabricaba como un arco largo. Para resolver estos problemas inventaron el arco compuesto recurvo, corto y de muchísima potencia, tradicionalmente llamado "arco cimerio", y lo introdujeron a su llegada al Oriente Próximo antiguo, junto con puntas de flecha mejoradas.
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El relato de Heródoto también indica que los escitas se hicieron acompañar por los aprendices de arquero médicos en sus partidas de caza. No se trataba de cazar por "deporte", sino para comer, al estilo de Eurasia Central: era la caza de las grandes batidas, que se desarrollaban como una guerra y servían de ejercicio para ella. Por supuesto, los escitas utilizaban entonces sus armas características. Una y otra vez los guerreros aparecen portando a la izquierda sus arcos y flechas especiales en un invento escita, el gorytos, una combinación de funda de arco y aljaba.
Sus otras armas características se conocen por fuentes helenas y préstamos al griego, así como gracias a las excavaciones arqueológicas realizadas en la inmensidad de su territorio y a los bajorrelieves de Persépolis, donde escitas y pueblos escitizados las portan con frecuencia. Se trata de la "espada corta" akinakes, que se lleva en la cadera derecha, y el "hacha de combate" sagaris, ambas bien documentadas en los primeros enterramientos escitas en el Lejano Oriente. Todas las armas estaban diseñadas para que las utilizasen unos jinetes que cabalgaban y batallaban antes de la invención del estribo. Lo mismo puede decirse de su innovadora indumentaria ajustada.
Por lo general, se cree que medos y persas copiaron estas armas de los escitas, pero no es cierto. Todas las pruebas —incluido Heródoto— demuestran que los medos eran escitas mestizados, o "escito-medos", por lo que sus armas eran efectivamente autóctonas. Los persas también atravesaron un proceso de mestizaje similar, aunque se seguían distinguiendo por el idioma, así como por muchos otros aspectos como su vestimenta y armas, idénticas a las de los elamitas en la época de Darío I. La evidencia lingüística (apoyada por el análisis de los linajes regios de Ciro y Darío) demuestra que los persas primero habían vivido bajo el dominio de los escitas originales y luego bajo el de los escito-medos, antes de que Darío se adueñara del reino y lo denominase Imperio "persa" en las inscripciones monumentales que erigió en elamita, acadio y su propia lengua, el persa antiguo. No obstante, en la época de Alejandro Magno los persas vestían como escito-medos y usaban casi siempre las mismas armas, como muestran las representaciones griegas de la época.
*Christopher I. Beckwith es catedrático de Estudios sobre Eurasia Central en la Universidad de Indiana. Su nuevo ensayo lleva por título '
A finales del siglo I a.C., los hablantes de escita (una lengua irania antigua) de Eurasia Central desarrollaron la equitación y el tiro a caballo y, aproximadamente un siglo después, se extendieron rápidamente por toda la zona esteparia de Eurasia y fundaron un enorme imperio. En parte, debido a la breve existencia unificada del Imperio escita, pero, sobre todo, a causa de los persistentes prejuicios contra los pueblos de pastores, a los escitas no se les atribuye contribución alguna a la civilización mundial, con la excepción de mejores arcos y flechas. Por el contrario, Heródoto concede muchos cambios revolucionarios en la civilización del Oriente Próximo antiguo a los medos, y en especial a su primer rey histórico, Ciáxares. Como demuestra un examen detallado de estos cambios, los escitas fueron los responsables.