El filósofo Bernard-Henri Lévy: "No hay ningún genocidio en Gaza, ninguno"
El pensador de origen sefardí presenta en Madrid (protegido por seis policías) su nuevo ensayo 'La soledad de Israel', un manifiesto por la supervivencia de Israel y la aniquilación de Hamás
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Llega a Madrid con su siempre impoluta camisa blanca y custodiado por tres policías franceses, a los que pronto se unirán otros tres agentes españoles. Seis personas para proteger la integridad del filósofo francés de origen sefardí Bernard-Henri Lévy (1948) durante su vista este viernes a Madrid. Aunque él asegura no tener miedo. “He estado en un montón de guerras, en un montón de lugares peligrosos a lo largo de mi vida. He estado en el frente en Ucrania, en Mogadiscio, en Afganistán, en Yugoslavia, en Ruanda… ¿Cree que voy a tener miedo de andar en Madrid o en París? Por supuesto que no”, zanja.
Las amenazas que pesan sobre él tienen que ver con su inquebrantable apoyo a Israel, su rechazo absoluto a Hamás y su nuevo ensayo,
PREGUNTA. Israel acaba de anunciar que ha matado a Yahya Sinwar, líder de Hamás y cerebro de los ataques del 7 de octubre. ¿Significa eso que el fin de la guerra está próximo?
RESPUESTA. Significa que estamos más cerca del fin de la guerra.
P. ¿Qué tiene que ocurrir para que termine esta guerra?
R. Los rehenes tienen que ser liberados.
P. ¿Y para lograrlo no habría que entablar una negociación?
R. ¿Negociar con quién?
P. Pues con Hamás.
R. Vale, estoy de acuerdo en negociar para conseguir la liberación de los rehenes. Pero no se puede entablar una negociación para discutir el futuro de Palestina, no, eso es imposible, ni para discutir el futuro Gaza, de ninguna de las maneras.
P. Volvemos al principio, ¿qué tiene que ocurrir para que termine esta guerra?
R. En primer lugar, la liberación de los rehenes. Y en segundo lugar, la rendición de Hamás. Hamás tiene que rendirse, que disolverse, que dejar el poder e irse al infierno.
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P. Benjamin Netanyahu, el primer ministro de Israel, asegura que esta guerra no terminará hasta que Hamás sea aniquilado.
R. Hamás como aparato, como ejército y como partido político tiene que ser destruido. En Francia, en España, en todo el mundo, hay partidos que están prohibidos, partidos que son obligados a disolverse, como es el caso de los partidos fascistas. Hamás no puede seguir siendo un partido político, no puede existir en el futuro de Gaza.
P. Pero Hamás, más que un partido, es un movimiento. ¿No cree que prohibirlo puede tener el efecto contrario y contribuir a la radicalización de más y más palestinos?
R. Hamás cada vez tiene menos apoyos. Algunas encuestas creíbles realizadas por el Instituto Árabe muestran que el respaldo a Hamás está bajando y que en estos momentos es bastante bajo. En Gaza y en Cisjordania cada vez hay menos y menos personas que se declaren a favor de Hamás; cada vez más son más y más los palestinos que consideran que Hamás les ha llevado a un callejón sin salida y a vivir una pesadilla, que en lugar del futuro brillante al que Hamás les prometió llevarles se encuentran en medio de una noche muy oscura. Y cuando Hamás sea definitivamente derrotado, aún serán menos los apoyos con los que contará.
P. Israel está decidida a aniquilar a Hamás al precio que sea, aunque para lograrlo en numerosas ocasiones esté acabando con la vida de muchas de personas inocentes. ¿Qué le parece eso?
R. ¿Ha visto usted alguna guerra? Yo sí, y por desgracia, trágicamente, a veces hay víctimas civiles.
P. Hablamos de más de 42.000 palestinos muertos…
R. Sí, se habla de 42.000 muertos, pero no todos ellos son civiles, para nada. Esa cifra de 42.000 muertos incluye civiles y militares, y no sabemos la proporción de unos y otros.
P. 13.000 niños palestinos muertos…
R. No sabemos, no sabemos. Lo que yo sé, porque he cubierto numerosas guerras y he estado en muchos campos de batalla desde hace 50 años, es que la guerra es algo horrible, una terrible tragedia. Por desgracia, nunca he visto una guerra en la que personas inocentes no fueran asesinadas. Y eso ocurre también con los niños, los más inocentes. Por eso tenemos que hacer todo lo posible para evitar las guerras.
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P. ¿Y no cree usted que el número tan elevado de víctimas civiles que esta guerra está provocando entre los palestinos hará inevitablemente que aumente el apoyo a Hamás?
R. Quizás en occidente, pero por el momento no en Palestina. Hasta hace solo unas pocas semanas, informes fiables mostraban que el respaldo a Hamás es cada vez menor. La gente de Gaza es gente normal, no quiere estar en guerra, no quiere ser usada como escudos humanos o trofeos por un gobierno fascista, quiere tener un futuro. ¿Quién iba a querer vivir así? Hay unos pocos, como la gente de Al Qaeda o ISIS, que quiere ser mártires, pero son una minoría. La mayoría de los palestinos son personas decentes que han sido tomadas como rehenes por Hamás.
P. La relatora de Naciones Unidas en Palestina, Francesca Albanese, habla sin tapujos de que Israel está llevando a cabo un genocidio en Gaza.
R. Qué le puedo decir: durante el último año Naciones Unidas ya había perdido gran parte del poco honor que le quedaba. Y con esa señora, la poca credibilidad que aún tenía Naciones Unidas se ha esfumado completamente. Esa señora no sabe nada, no tiene la más mínima idea de lo que es un genocidio, se supone que está cargo de los derechos humanos en los territorios palestinos, pero no sabe qué son los derechos humanos. Cuando habla, lo que la alienta es el puro odio por la existencia de Israel.
P. Francesca Albanese no es la única que habla de genocidio en Palestina, hay varios políticos en occidente que también lo hacen, incluidos algunos miembros del gobierno español. ¿De verdad cree que es porque todos ellos odian a Israel y son antisemitas?
R. No lo sé. Lo que sé es que no hay ningún genocidio, ningún genocidio. Hay que usar las palabras con propiedad, y genocidio no es lo que ocurre entre israelíes y palestinos. ¿Qué por qué hay gente que usa esa palabra? No lo sé, pero es una vergüenza que lo hagan, es absurdo y es un insulto a las víctimas de los verdaderos genocidios. Supongo que usan esa palabra porque nunca han visto con sus propios ojos un verdadero genocidio. Yo sí he visto genocidios, en Bangladés, en Darfur, en Ruanda. Sé bien lo que significa la palabra genocidio y no se puede aplicar a este caso.
P. Hay mucha gente que defiende la existencia del estado Israel, pero que considera que el trato que desde mucho antes de la guerra Israel daba a los palestinos era humillante e intolerable.
P. ¿Qué trato?
P. Los palestinos viven hacinados, en una especie de cárcel a cielo abierto, con muchas dificultades para moverse de un lugar a otro.
R. ¿Y eso es un genocidio?
R. No. Genocidio es matar a 43.000 personas.
R. Que haya dificultades para moverse en ciertas partes de Cisjordania no es genocidio.
P. ¿Lo que ocurría allí ya antes de la guerra lo podríamos llamar quizás apartheid?
R. ¿Apartheid? No, las palabras tienen significado, apartheid es otra cosa. Apartheid significa Sudáfrica, dos diferentes derechos para dos clases diferentes de personas, separación entre ellas por racismo… Eso no es lo que pasa en Cisjordania.
R. Bueno, en Cisjordania hay un muro que separa a palestinos de israelíes.
R. Hay un muro para evitar los ataques terroristas. Se levantó única y exclusivamente con ese objetivo, no para meter a los palestinos de Cisjordania en una cárcel
"En esa guerra Israel está solo. Los supuestos aliados de Israel le piden un alto el fuego, pero no presionan con la misma fuerza a los responsables de Hamás o de Hezbollah
P. El título de su libro es La soledad de Israel. ¿De verdad cree que Israel está solo, cuando cuenta con el apoyo nada menos que de Estados Unidos?
R. Israel está sola en esta guerra existencial que está librando. Israel había aceptado ser bombardeada de vez en cuando por Hezbollah, había aceptado tener frontera con Gaza, cuyos líderes aseguran que su vecino no tiene derecho a existir. Israel había aceptado todo eso, su población se había acostumbrado a tener que resguardarse de vez en cuando de los ataques en los refugios, los niños se habían acostumbrado a recibir clases en esos refugios. Pero un día los israelíes decidieron que ya estaba bien, que no podían ni querían seguir viviendo así, siendo bombardeados de vez en cuando, y empezaron una guerra. Y en esa guerra Israel está solo. ¿Ha oído lo que dicen nuestros aliados, los aliados de Israel? Los supuestos aliados de Israel le piden un alto el fuego, que no ataque el sur de Gaza… Pero no presionan con la misma fuerza a los responsables de Hamás o de Hezbollah para que terminen su guerra. El caso de Hezbollah es muy claro. Todos los días, desde el 8 de octubre de hace un año, Hezbollah bombardea Israel, todos los días, y el 5% de la población del país ha tenido que abandonar sus casas. Y no he oído a Estados Unidos pidiendo con firmeza que cesen esos ataques.
P. Además del apoyo de Estados Unidos, Israel también cuenta con el respaldo de numerosos partidos y líderes europeos de extrema derecha, como por ejemplo Viktor Orbán. ¿Le parece bueno para Israel o recela de la extrema derecha?
R. Sí, recelo del apoyo de la extrema derecha, no confío en ellos en mi vida normal, no confío en aquellos que me odiaban desde que nací y de pronto, de un día para otro, deciden que les gusto. Sobre si ese apoyo es bueno o no para Israel, creo que es irrelevante, la cuestión es otra. Israel hoy tiene que sobrevivir, sobrevivir frente a las marionetas de Irán que son Hezbollah y Hamás. Israel está ganando, y eso es bueno para la zona, para la región. El mundo será un lugar más seguro cuando Israel gane esta guerra.
P. Pues por ahora la guerra entre Israel y Hamás se extiende cada vez más y ya involucra a El Líbano y a Irán.
R. Desde mucho antes de que la guerra se extendiera, occidente y los países del área tenían el poder de evitar que eso ocurriera. Las fuerzas de Naciones Unidas en sur del Líbano, por ejemplo, tenían como misión devolver El Líbano a los libaneses y desarmar a Hezbollah, y no lo han hecho. Es por eso por lo que el conflicto se expande, porque Naciones Unidas y occidente han fracasado.
"Defiendo los dos estados. Siempre he dicho que los palestinos se merecen algo mejor que la pesadilla de tener los nefastos líderes que tienen"
P. La guerra entre Israel y Hamás ha polarizado aún más al mundo, lo ha dividido entre los que apoyan a unos u a otros. Usted, sin embargo, siempre ha apoyado la idea del estado palestino, ¿lo sigue haciendo?
R. Claro. Yo creo que hay mucha gente que apoya ambas cosas. Yo siempre he apoyado a los palestinos, durante toda mi vida. Siempre he dicho que los palestinos se merecen algo mejor que la pesadilla de tener los nefastos líderes que tienen. ¿Por qué tienen que tener los palestinos como presidente a un líder corrupto como Mahmud Abás que desde hace unos 20 años no se somete a unas elecciones? Se merecen algo mejor. Yo defiendo a los palestinos y su futuro, no hay por qué elegir entre Israel y Palestina, yo no lo hago. Creo firmemente que los palestinos se merecen no solo un estado, se merecen un estado democrático, no estado teocrático, autoritario y fascista.
P. La idea de los dos estados cada vez es más difícil, a la vista de los numerosos asentamientos de colonos judíos…
R. Aún está sobre la mesa el plan de paz que acordaron el exministro de Exteriores palestino y el ex primer ministro israelí Ehud Olmert. Ese plan es muy claro y, a pesar de los asentamientos, si se es razonable y se aceptan algunos intercambios de territorio, la solución de los dos Estados sigue siendo posible. La mayoría de los asentamientos judíos están concentrados en una pequeña parte de Cisjordania. Fue un enorme error político hacerlos, pero ese error todavía se puede reparar si todo el mundo es razonable y hay ese intercambio de territorios. Eso es lo que una ONU decente recomendaría.
Llega a Madrid con su siempre impoluta camisa blanca y custodiado por tres policías franceses, a los que pronto se unirán otros tres agentes españoles. Seis personas para proteger la integridad del filósofo francés de origen sefardí Bernard-Henri Lévy (1948) durante su vista este viernes a Madrid. Aunque él asegura no tener miedo. “He estado en un montón de guerras, en un montón de lugares peligrosos a lo largo de mi vida. He estado en el frente en Ucrania, en Mogadiscio, en Afganistán, en Yugoslavia, en Ruanda… ¿Cree que voy a tener miedo de andar en Madrid o en París? Por supuesto que no”, zanja.