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Este precioso pueblo medieval está a punto de ser patrimonio de la UNESCO y estos son los motivos
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Patrimonio Mundial

Este precioso pueblo medieval está a punto de ser patrimonio de la UNESCO y estos son los motivos

La localidad lleva años tratando de formar parte de la lista de Patrimonio Mundial, aunque su impulso por conseguirlo no ha radicado solo en su historia y su cultura

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El paisaje que rodea Sigüenza y Atienza, dos joyas medievales en el corazón de Guadalajara, está muy cerca de alcanzar un hito que marcaría un antes y un después en su historia. Su candidatura para convertirse en Patrimonio de la Humanidad avanza con paso firme y podría ser reconocida oficialmente por la UNESCO en los próximos meses. Pero, ¿qué tiene este rincón de la provincia de Guadalajara que lo convierte en un lugar tan especial? Pues la respuesta no se encuentra solo en sus murallas, sus castillos o su icónica catedral, sino en algo mucho más profundo y menos evidente a simple vista.

Para entender la magnitud de este reconocimiento hay que hacer un repaso a su historia. Desde hace años, Sigüenza ha estado buscando la manera de entrar en la prestigiosa lista de Patrimonio Mundial, pero la clave del éxito no ha sido únicamente su riqueza histórica y cultural. Aunque a nadie se le escapa que sus monumentos y su trazado urbano son un testimonio vivo de siglos de historia, lo que realmente ha llamado la atención de los expertos de la UNESCO es la combinación única entre lo natural y lo cultural que se da en esta región.

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Este singular territorio, bañado por los ríos Dulce y Salado, alberga no solo un patrimonio arquitectónico impresionante, como la majestuosa catedral de Sigüenza, sino también un entorno natural que ha jugado un papel esencial en su desarrollo histórico. Las salinas de Imón, recientemente cedidas al Ayuntamiento, son un ejemplo perfecto de cómo la naturaleza y la mano del hombre han trabajado juntas durante siglos.

Estas salinas, que en su día fueron una fuente vital de ingresos para la región, financiaron, entre otras cosas, la construcción de la catedral. Ahora, su recuperación se ha convertido en uno de los pilares para lograr la ansiada declaración de Patrimonio de la Humanidad.

Foto: Fuerte de Nuestra Señora de Gracia, en Elvas, Portugal (Portugal.net)

La Catedral de Sigüenza es una majestuosa construcción que reúne una rica variedad de estilos arquitectónicos, abarcando desde el románico hasta el neoclásico. Además, en su interior, se encuentra uno de sus tesoros más valiosos: la tumba gótica de Martín Vázquez de Arce, conocido como El Doncel de Sigüenza, una de las obras funerarias más destacadas y representativas del país.

También es un territorio que ha sabido conservar sus costumbres, tradiciones y formas de vida, casi intactas a lo largo de los siglos. La UNESCO valora especialmente este tipo de elementos inmateriales, y Sigüenza y Atienza son un ejemplo sobresaliente de cómo una comunidad puede preservar sus rituales, celebraciones y modos de vida tradicionales en pleno siglo XXI. Fiestas como las Jornadas Medievales, el Descendimiento de la Cruz en Semana Santa o los Arcos de San Juan, son eventos que siguen llenando de vida a estos pueblos, atrayendo tanto a locales como a visitantes.

Proyecto del Paisaje Dulce y Salado

Por si esto fuera poco, la candidatura no se olvida de la impresionante variedad de estilos arquitectónicos que se dan cita en las calles de Sigüenza. Desde el románico de su catedral hasta el neoclásico de la Alameda, cada rincón de esta localidad es un reflejo del paso del tiempo y de las distintas épocas que han marcado su evolución.

Además, la conservación de dos murallas medievales, un castillo que parece sacado de un cuento de hadas y una plaza mayor renacentista, hacen que caminar por sus calles sea como viajar a lo largo de los siglos.

Foto: Uno de los globos aerostáticos que voló sobre el cielo de Segovia durante el Festival de Globos celebrado en septiembre de este año. (EFE)

Sin embargo, lo que realmente ha convencido a la UNESCO para poner los ojos en Sigüenza y Atienza es la capacidad de este territorio para ofrecer una experiencia completa, en la que el visitante no solo contempla la historia a través de sus monumentos, sino que también la vive en sus paisajes, en sus fiestas y en la forma en que la comunidad ha sabido conservar su identidad a lo largo del tiempo.

Ahora, con la mirada puesta en el futuro, el proyecto del Paisaje Dulce y Salado está más cerca que nunca de ver reconocida su singularidad a nivel internacional. Aunque todavía queda camino por recorrer, los habitantes de Sigüenza y Atienza están más que preparados para este momento histórico. Como han demostrado a lo largo de los siglos, saben cómo preservar lo que tienen, adaptándose al mismo tiempo a los desafíos del presente.

En caso de convertirse en patrimonio de la UNESCO, Sigüenza se sumaría a la lista de los lugares de España que ya han obtenido este reconocimiento: Ávila, Segovia, Santiago de Compostela, Cáceres, Cuenca, Toledo, Úbeda, Baeza, Ibiza, San Cristóbal de La Laguna, Alcalá de Henares, Mérida, Tarragona, Salamanca y Granada

El paisaje que rodea Sigüenza y Atienza, dos joyas medievales en el corazón de Guadalajara, está muy cerca de alcanzar un hito que marcaría un antes y un después en su historia. Su candidatura para convertirse en Patrimonio de la Humanidad avanza con paso firme y podría ser reconocida oficialmente por la UNESCO en los próximos meses. Pero, ¿qué tiene este rincón de la provincia de Guadalajara que lo convierte en un lugar tan especial? Pues la respuesta no se encuentra solo en sus murallas, sus castillos o su icónica catedral, sino en algo mucho más profundo y menos evidente a simple vista.

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