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No, Mesalina no era la ninfómana que te han contado. "No creo en absoluto que fuera así"
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ENTREVISTA

No, Mesalina no era la ninfómana que te han contado. "No creo en absoluto que fuera así"

La clasicista Daisy Dunn reescribe 3.000 años de historia de la antigüedad desde el punto de vista de las mujeres, con protagonistas como Fulvia, Atosia o Enheduanna. Y revela por qué sus nombres fueron borrados

Foto: La clasicista Daisy Dunn. (Alamy/Steven May)
La clasicista Daisy Dunn. (Alamy/Steven May)
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Durante siglos, la historia del mundo clásico ha sido un relato de guerreros, conquistadores, emperadores y reyes barbudos en el que las personalidades femeninas han quedado relegadas a un segundo plano. En La venganza de Pandora (Editorial Crítica) la clasicista Daisy Dunn, considerada por muchos como la sucesora de la gran Mary Beard, le da la vuelta a la tortilla y sitúa a las mujeres como protagonistas absolutas de 3.000 años de historia, desde la Edad de Bronce en la Creta minoica a la Roma imperial del siglo II d.C, desde Lesbos hasta Asia Menor. Porque además de las conocidas Cleopatra, Agripina o Safo hay otras muchas mujeres que marcaron el curso de la historia y cuyos nombres, sin embargo, fueron olvidados.

PREGUNTA. La venganza de Pandora abarca un período de 3.000 años, desde la Edad de Bronce a la Roma imperial. ¿En qué se diferencia la historia de las mujeres de ese período de la de los hombres?

RESPUESTA. Las mujeres entraron y salieron de la sombra a lo largo de ese período, mientras que los hombres siempre disfrutaron de la atención. Al principio, en la Edad de Bronce, las mujeres eran claramente visibles en la sociedad (ocupan un lugar central en las pinturas y esculturas de Creta que han sobrevivido) y, a veces, incluso parecen dominar a los hombres. Sin embargo, en el siglo V a. C., las mujeres que vivían en Atenas llevaban una vida muy aislada, mientras que los hombres disfrutaban de los frutos de la nueva democracia. No existe un progreso lineal para las mujeres a lo largo de la historia del mundo antiguo. Su fortuna va y viene, mientras que para los hombres en general, con la excepción de la guerra, la vida se hacía cada vez más fácil con los avances en la tecnología y el progreso cultural.

P. ¿Qué investigaciones ha llevado a cabo para escribir este libro? ¿Cuál es el descubrimiento más importante que ha realizado?

R. En este libro he invertido unos 15 años de investigación. Volví al principio y releí todas las fuentes que había leído antes, desde las epopeyas de Homero hasta la Historia de Heródoto, las Vidas de los Césares de Suetonio y la poesía y las obras de teatro posteriores. Uní las fuentes escritas e históricas con evidencias arqueológicas, inscripciones de tumbas, pinturas en vasijas y otras obras de arte. Y descubrí que las mujeres estaban más presentes en las fuentes antiguas que en los libros de historia modernos sobre el mundo antiguo. En otras palabras: las mujeres han sido borradas de la historia en los últimos siglos, mientras que muchos escritores antiguos las incorporaron a sus relatos, aunque estos han sido olvidados.

placeholder Portada de 'La venganza de Pandora', de Daisy Dunn.
Portada de 'La venganza de Pandora', de Daisy Dunn.

P. Su libro muestra que hubo mujeres artistas, ingenieras, guerreras, filósofas, líderes, escritoras… ¿Por qué la mayoría de esas mujeres fueron borradas y por qué usted ha decidido rescatarlas del olvido?

R. Esas mujeres fueron olvidadas porque los historiadores, a partir de los siglos XVIII y XIX, prefirieron centrarse en las batallas y las dinastías. Sus versiones de la historia se volvieron canónicas y repetitivas. Para condensar la larga historia del mundo antiguo en un solo libro, muchos historiadores de hoy tienden a seguir este patrón y se centran en los grandes eventos, que están dominados por los hombres. Quería demostrar que muchas mujeres estuvieron realmente presentes y desempeñaron papeles en esos grandes eventos que también definieron el mundo. Creo que es un error que Alejandro Magno, Julio César, el emperador Nerón, etc. sigan siendo nombres familiares, mientras que la mayoría de las mujeres del mundo antiguo, con algunas excepciones como Cleopatra y Boudica, son desconocidas. Mi objetivo es conseguir que lo nombres de muchas más mujeres del mundo antiguo sean familiares. Quiero demostrar que los papeles que desempeñaron mujeres como Atosa, reina de Persia, y Artemisia, comandante naval y reina de Turquía, fueron tan cruciales en la historia como los de los hombres.

P. Su libro, efectivamente, recupera a grandes mujeres de la antigüedad. ¿Cuál fue en su opinión la mujer más relevante e influyente de ese periodo?

R. Es difícil elegir sólo una, ya que muchas mujeres desempeñaron papeles cruciales. Pero destacaría a Cleopatra, por cambiar la dinámica de poder entre Egipto y Roma, pero también, mucho antes en el tiempo, a Enheduanna. Enheduanna fue el primer autor en todo el mundo del que se tiene noticia. Vivió en el tercer milenio antes de Cristo en la región de la actual Bagdad y fue una sacerdotisa y poeta sumeria. Es sorprendente que todavía conservemos parte de su obra. Todos hemos oído hablar de Homero, pero Enheduanna fue muy anterior, así que creo que también es necesario que se oiga hablar de ella.

"Las mujeres estaban más presentes en las fuentes antiguas que en los libros de historia modernos sobre el mundo antiguo"

P. Por cierto, y ya que hablamos de Homero: ¿quién era Phantasia? ¿Existió realmente? Hay quien considera que Homero pudo haberse inspirado en su obra cuando escribió la Ilíada y la Odisea. ¿Qué opina usted?

R. Existen referencias antiguas a una mujer llamada Phantasia como compositora original de las historias de la Ilíada y la Odisea. Se supone que esta Phantasia guardó sus libros en un templo en Egipto, donde Homero los encontró y los usó como inspiración para sus poemas. Un erudito de la Biblioteca de Alejandría así lo creía, y muchos escritores ingleses de siglos posteriores también pensaban de ese modo, pero lo más probable es que Phantasia fuera una “fantasía”. El misterio sobre los orígenes de Homero y quién era Homero se mantiene.

P. Hábleme de una mujer cuya existencia usted misma desconocía hasta que se puso a trabajar en este libro…

R. Nunca había oído hablar de Telesilla, una mujer de Argos, en Grecia, que defendió su ciudad del ataque de los espartanos. Fue notable porque armó a los hombres y mujeres cuando los espartanos se acercaron, y también fue celebrada como una poeta talentosa. Se erigieron monumentos en su honor que la mostraban como luchadora y poeta. En la antigüedad, era raro que las mujeres fueran conmemoradas con estatuas.

P. Me ha sorprendido enterarme, leyendo su libro, de que las mujeres en la antigüedad no podían participar en los Juegos Olímpicos, y que ni siquiera asistir a los mismos como espectadoras, ya que algunos atletas masculinos iban desnudos. Sin embargo, y a pesar de todas esas limitaciones, una mujer logró ganar una competición olímpica. ¿Quién fue?

R. Sí, es cierto: a las mujeres casadas se les prohibía asistir a los Juegos Olímpicos y ver a los hombres competir. Pero algunas mujeres encontraron una forma de burlar las reglas. En el siglo IV a. C., una princesa espartana llamada Cynisca se dio cuenta de que las mujeres podían convertirse en vencedoras si eran dueñas de los caballos que ganaban las competiciones ecuestres. En el mundo griego, los premios de las competiciones ecuestres iban a los dueños de los caballos en lugar de a los jinetes. ¡Así que Cynisca logró ganar dos Juegos Olímpicos consecutivos como dueña de los caballos ganadores! Tenía unos 50 años.

"A las mujeres casadas se les prohibía asistir a los JJOO y ver a los hombres competir. Pero algunas encontraron una forma de burlar las reglas"

P. Ser mujer en la antigüedad era bastante terrible. Si usted hubiese tenido que vivir en una de las civilizaciones de las que se ocupa su libro, ¿cuál habría sido?

R. Yo habría elegido vivir entre los etruscos, que dominaron la Italia continental en el período anterior al ascenso de Roma. Las mujeres etruscas podían asistir a las cenas con los hombres, podían reclinarse en los mismos divanes e incluso (para sorpresa de los griegos) ¡bajo las mismas mantas! También tenían una excelente odontología y ortodoncia, y las mujeres etruscas se beneficiaban más que los hombres de llevar dientes de oro y aparatos de ortodoncia. Parece que las etruscas se divertían más que la mayoría de mujeres del mundo antiguo.

"La peor antigua civilización para las mujeres fue, sin duda, la Atenas del siglo V a. C., cuando no tenían voz ni derechos políticos"

P. ¿Y qué civilización antigua fue la peor para las mujeres?

R. Sin duda, la Atenas del siglo V a. C., cuando las mujeres no tenían voz ni derechos políticos y tenían que quedarse en casa la mayor parte del tiempo, con pocas perspectivas de libertad. En ese siglo, se cuenta que Pericles dijo: “Grande es la gloria de la mujer de la que menos se habla, ya sea tanto por sus buenas como por sus malas accione”. Se suponía que las mujeres atenienses debían permanecer ocultas y conseguir que nunca se hablase de ellas.

P. En la antigüedad incluso hubo mujeres guerreras, como Fulvia. ¿Quién era y cómo podemos saber que efectivamente luchó en batallas?

R. Fulvia era la rival amorosa de Cleopatra. Estaba casada con Marco Antonio mientras él mantenía una relación con Cleopatra en Egipto. Fulvia crio a sus hijos e incluso luchó en una guerra en su nombre, en Perugia, Italia. Lo sabemos porque, sorprendentemente, se encontraron en el lugar algunas balas de plomo de honda en las que estaba inscrito su nombre. Una de ellas dice, en latín: "Estoy apuntando al clítoris de Fulvia". Así que podemos confirmar que realmente estuvo en esta guerra, que acabó en asedio sangriento. Fulvia cambió el equilibrio de poder entre Antonio y Julio César. Anteriormente, también logró cambiar la opinión pública en Roma cuando su primer marido, Publio Clodio Pulcro, fue asesinado y ella avivó la ira del público hacia su asesino antes del juicio. En sus discursos Cicerón ensució su nombre y cuando este murió, Fulvia supuestamente escupió sobre la cabeza decapitada de Cicerón y le metió sus horquillas en la lengua.

placeholder Mesalina (interpretada por Sheila White) y Claudio (Derek Jacobi) en un fotograma de la serie 'Yo Claudio', basada en los libros de Robert Graves.
Mesalina (interpretada por Sheila White) y Claudio (Derek Jacobi) en un fotograma de la serie 'Yo Claudio', basada en los libros de Robert Graves.

P. Gracias a Robert Graves todos conocemos a Mesalina, la esposa ninfómana del emperador Claudio. Pero hasta ahora nunca había oído hablar de Domicia Lépida, la madre de Mesalina. ¿Por qué es importante?

R. Robert Graves, al igual que los historiadores de la antigua Roma, presentó una imagen profundamente sesgada de Mesalina como ninfómana. No creo en absoluto que la verdadera Mesalina fuera así. Su madre, Domicia Lépida, le dio un gran ejemplo como mujer de cierta independencia. No solo crio al futuro emperador Nerón cuando su madre, Agripina, estaba exiliada, sino que también era una astuta propietaria. Documentos antiguos revelan que poseía graneros en Nápoles y cobraba a los comerciantes por alquilar espacios en sus almacenes. Probablemente también concertó el matrimonio de su hija Mesalina con el emperador Claudio.

P. ¿Hay un hilo conductor entre todas las mujeres de su libro?

R. Las mujeres de mi libro provienen de todos los ámbitos de la vida: algunas son ricas, otras son pobres, algunas pertenecen a la realeza, algunas son esclavas. Pero creo que todas ellas fueron subestimadas como seres humanos, parece que sorprendieron a la gente por ser tan capaces. En cualquier campo en el que actuaron, demostraron determinación y lograron sorprender a quienes creían que las mujeres solo servían para tener hijos y tejer.

P. Si bien la inmensa mayoría de esas mujeres fueron olvidadas, ¿qué hombre de la antigüedad debería ser olvidado o, al menos, no tan recordado?

R. Hablamos demasiado de hombres como el emperador Calígula, porque nos fascinan sus supuestos libertinajes y su vida sexual. Pero logró mucho menos en su corto gobierno como emperador que muchas de las mujeres cuyos nombres permanecen en la oscuridad. En mi opinión, su madre, Agripina la Mayor, es mucho más digna de nuestra atención. Ella diseñó estrategias entre los militares romanos en el Rin, en Germania, y mostró mucha valentía frente a la tiranía masculina. Ella fue la verdadera heroína.

Durante siglos, la historia del mundo clásico ha sido un relato de guerreros, conquistadores, emperadores y reyes barbudos en el que las personalidades femeninas han quedado relegadas a un segundo plano. En La venganza de Pandora (Editorial Crítica) la clasicista Daisy Dunn, considerada por muchos como la sucesora de la gran Mary Beard, le da la vuelta a la tortilla y sitúa a las mujeres como protagonistas absolutas de 3.000 años de historia, desde la Edad de Bronce en la Creta minoica a la Roma imperial del siglo II d.C, desde Lesbos hasta Asia Menor. Porque además de las conocidas Cleopatra, Agripina o Safo hay otras muchas mujeres que marcaron el curso de la historia y cuyos nombres, sin embargo, fueron olvidados.

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