El museo Reina Sofía: más feminista, más emergente y más español con Manuel Segade
El director presenta la nueva programación en la que ya se ven sus intenciones: habrá más artistas mujeres, más artistas ultracontemporáneos y más españoles. También habrá una reordenación de la colección
Los tentáculos de Manuel Segade ya se notan en el Museo Reina Sofía. Esta mañana se presentó la nueva temporada 2024/2025 de exposiciones que ya ha dejado entrever mucho más lo que hará el director que sucede a Manuel Borja-Villel. Y de un vistazo: más artistas mujeres, más artistas emergentes (jóvenes) —con una mayor mirada hacia lo español también en ambos casos— y más artistas que nos nutren de otras zonas geográficas como la africana y la latinoamericana. Todo esto ya estaba en Borja-Villel —del cual todavía se ha heredado parte del programa—, pero no se desactiva. Al contrario, se refuerza además con un mayor interés por los y las artistas de finales del XIX y principios del XX, una franja en la que, según Segade, en un museo como el Reina Sofía debe abundar más.
También la intención es que haya más performance, más cine de vanguardia, más literatura y más arte en vivo, desde la música a la danza contemporánea. Un museo colocado, sin duda, junto a lo que se está haciendo en lugares como el MoMA de Nueva York, el Pompidou de París y las tendencias de la última Bienal de Arte de Venecia. Puro cajón desastre, pura vanguardia que tendrá acólitos… y algunos detractores.
En total serán nueve nuevas exposiciones que comienzan con una gran retrospectiva de Soledad Sevilla (1944), premio Velázquez en 2020. Es una de las muestras más potentes de la temporada. Y no es la única con este galardón reciente que estará este año en el Reina. También lo hará Marisa González. Ambas son octogenarias y no han solido tener mucho espacio en este museo. Como ha insistido Segade en la presentación, esta es otra declaración de intenciones. En el caso de Sevilla, cuya obra se podrá ver en la zona Nouvel — otro cambio: aquí solía estar parte de la colección permanente— habrá creaciones desde los años sesenta a la actualidad.
Le seguirá una exposición temática dedicada al esperpento y toda su revolución estética, con este interés que tiene el nuevo director por todo lo que ocurrió a comienzos del siglo XX pero con una mirada distinta a la habitual de las vanguardias típicas. Por ahí, al hilo del Ruedo Ibérico de Valle-Inclán, aparecerá un buen número de artistas españoles de la época —una ausencia que se le criticó en ocasiones a Borja Villel— como Eugenio Lucas o José Guillermo Solana.
Más conceptual será “En el aire conmovido” comisariada por el filósofo Georges Didi-Huberman y que tomando el verso de Lorca indagará en el duende con obras de Rodin, Giacometti, Dalí y Michaux y mucha incursión en nociones del psicoanálisis. Otra vez esos inicios del XX. Precisamente, del psicoanálisis, asunto que se está retomando con fuerza desde cierta izquierda, procede la artista “afrodescendiente” (palabra de Segade) Grada Kilomba con una muestra comisariada por Borja-Villel (Opera to a black Venus. ¿Qué nos diría mañana el fondo del oceáno si hoy se vaciara de agua?) en la que a través de la performance se abunda en la memoria, el trauma, la raza y el género. Es la primera gran muestra de esta artista en España y coincide con la publicación de su libro Memorias de la plantación, donde relaciona, según señala Segade, los microracismos que ella sufre con los que sufrían los esclavos de las plantaciones en el siglo XIX.
Otra artista internacional que ahora está en todas partes —en el MoMA, en el Pompidou, en el Mathaf de Doha, y ha sido central en la última Bienal de Arte de Venecia— es la libanesa Huguette Caland. En el Reina se podrá ver a partir de febrero la primera gran retrospectiva en Europa con sus dibujos, pinturas, textiles y collages y un discurso que gira en torno a su Beirut natal, el liberalismo utópico del París de los setenta y ochenta y la decadencia artística de Los Ángeles en los noventa y principios de los 2000.
La mano de Segade aparece totalmente en la muestra de Laia Estruch, artista emergente que es una de las grandes apuestas del museo. Para el director del museo es de las más importantes del actual panorama español. Su trabajo se centra particularmente en las esculturas que le obligan a efectuar movimientos con su cuerpo, lo que origina sonidos. Esa es la exposición. Una gran “partitura física”, según Segade. Por supuesto, habrá performances en directo de la artista.
De vuelta a inicios del XX, una gran retrospectiva del canario Néstor Martín-Fernández, que se dedicó a la pintura y la escenografía teatral y que está olvidado una vez que se sale de Canarias. Fue un pintor que transitó por el modernismo, el decadentismo y el simbolismo con una crítica distinta a la de los más famosos -ismos de las vanguardias. De hecho, según ha recalcado Segade, tocó muchas cuestiones que no volvieron a aparecer hasta los años sesenta, cuando llevaba más de 20 muerto. Un artista visionario, que llega de la mano del propio Segade.
Comienza con una gran retrospectiva de Soledad Sevilla. No es la única artista octogenaria que llega al Reina. También lo hará Marisa González
Cierran la temporada la ya comentada muestra de Marisa González, premio Velázquez en 2023 y que fue la gran precursora del arte y las nuevas tecnologías allá por los setenta, y que es otra de las que ha decidido directamente Segade; y el guatemalteco Naufus Ramírez-Figueroa, cuya obra escultórica y performártica está muy relacionada con la tradición de activismo político latinoamericano.
Más allá de las exposiciones, otro detalle interesantes que el director ha querido destacar en esta nueva temporada: la presencia del lienzo de Almada Negreiros, Autorretrato en un grupo (1925), considerado una obra maestra de la vanguardia portuguesa y que estará en el Reina Sofía desde octubre de 2024 a enero de 2025. Es un intercambio que se ha hecho con Portugal, a donde ha ido a parar El abrazo, de Juan Genovés. Este cuadro estará en la sala contigua al Guernica, junto a Un mundo, de Ángeles Marco, y Figura en una ventana, de Dalí.
Cambios en la ordenación
Otro aspecto en el que está trabajando la nueva dirección del museo —que se ha renovado completamente con nuevos nombres como la mexicana Amanda de la Garza y Carlos Urroz— es el de la nueva reordenación del museo. En resumen rápido: las exposiciones temporales pasarán a estar en el edificio Nouvel —que es lo que el propio arquitecto pensó cuando lo hizo, aunque nunca se han usado para eso— y la primera planta de Sabatini y la colección permanente en la segunda, tercera y cuarta planta. Será un trabajo que, no obstante, no se terminará hasta 2028. “Lo que queremos es que deje de ser un laberinto”, ha afirmado Segade.
Para 2026 se presentará la cuarta planta, donde irá a parar toda la colección desde los años ochenta hasta la actualidad. Es uno de los grandes proyectos del director. Ya se está trabajando en buscar nuevas adquisiciones —no hay tanto fondo de esa época— y, según Segade, habrá una gran presencia “desde aquí”. “Será una sorpresa en 2026”, ha recalcado. En 2027 llegará la tercera planta con obras entre los años 40 y 70 y en 2028 la segunda con el resto de obras. Se pretende que en ningún momento durante la reordenación quede cerrada la sala del Guernica, que es el plato fundamental de este museo.
Las exposiciones temporales pasarán a estar en el edificio Nouvel y la primera planta de Sabatini y la colección permanente en el resto de plantas
Por otro lado, en estos momentos sus tres sedes (museo central, palacio de Velázquez y Palacio de Cristal) se encuentran con distintas obras de rehabilitación que están siendo financiadas con los fondos europeos (el PRTR). La más cara y larga es la del Palacio de Cristal, con un coste de casi 7,5 millones de euros y que se prevé que termine en junio de 2027. En los próximos meses, además, se van a restaurar las fachadas de los edificios Sabatini y Nouvel y se va a mejorar el acceso por el patio de Nouvel y la entrada al palacio de Velázquez.
Y con esto ya se le ve la pata al proyecto de Segade, que no cambia mucho con respecto al de Borja-Villel. De hecho, el nuevo director ha insistido en que ha habido complicidad a la hora de abordar las exposiciones heredadas del anterior equipo. Sí se ve un mayor interés por el cine y disciplinas como la danza o la literatura, pero vistas desde la vanguardia total, desde lo más novedoso. Y sí hay también una mayor mirada a lo que están haciendo los artistas españoles más contemporáneos. Aquí no van a encontrar nombres mainstream que ya están instalados en un imaginario colectivo muy popular. Habrá que ver ahora lo que buscan los visitantes.
Los tentáculos de Manuel Segade ya se notan en el Museo Reina Sofía. Esta mañana se presentó la nueva temporada 2024/2025 de exposiciones que ya ha dejado entrever mucho más lo que hará el director que sucede a Manuel Borja-Villel. Y de un vistazo: más artistas mujeres, más artistas emergentes (jóvenes) —con una mayor mirada hacia lo español también en ambos casos— y más artistas que nos nutren de otras zonas geográficas como la africana y la latinoamericana. Todo esto ya estaba en Borja-Villel —del cual todavía se ha heredado parte del programa—, pero no se desactiva. Al contrario, se refuerza además con un mayor interés por los y las artistas de finales del XIX y principios del XX, una franja en la que, según Segade, en un museo como el Reina Sofía debe abundar más.