Aventura, el grupo dominicano que llenó por última vez el Bernabéu: "Se escuchaba fatal"
La decisión del Real Madrid viene acompañada de la idea de aplicar algunas medidas para disminuir el impacto acústico de los conciertos, sin embargo, el problema no es solo ese, sino todo lo que conlleva al entorno
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Este viernes, el Real Madrid anunciaba que posponía durante varios meses, hasta la temporada veraniega, los conciertos en su flamante y recién estrenado estadio. Según la prensa publicada, esto se debía a que la institución futbolística querría corregir el problema de ruidos que afecta a los vecinos de la zona pudiente en la que se encuentra el estadio.
La medida ha venido con polémica dentro y fuera de la industria musical, pues supone el cierre de uno de los recintos con mayor aforo no solo de Madrid, sino de toda España, y que pretendía erigirse como localización principal de todo tipo de eventos y conciertos.
En el mundillo del booking y la promoción, la decisión de cancelar estos eventos ha venido con cierta "sorpresa anunciada", pues aunque se escuchaban algunos rumores sobre el tema, nadie se podía pensar que finalmente fueran a tomar la decisión: "Hombre, sí que era sabido que los vecinos se estaban quejando mucho", afirma a este periódico el trabajador de una promotora vinculada a conciertos pensados a medio plazo en el Bernabéu, "pero no es una cosa en la que pienses al agendar una fecha. Un club no se gasta una millonada en reformar un estadio para luego chapar los eventos".
A pesar de la sorpresa, los próximos conciertos de algunos importantes artistas previstos para el recinto, como los de Lola Índigo, Aitana o Dellafuente, se han aplazado (al menos, las dos fechas de Aitana) hasta verano, sin embargo, lo cierto es que hubo un último espectáculo que causó trastorno a los vecinos del Bernabéu y podría haber llevado a que se tomara la decisión de cancelar la música en directo: el de los dominicanos Ventura.
Ventura es un grupo de bachata conocido por su líder y cara visible, el multiplatino Romeo Santos. Aunque entre sus filas cuenta con sus familiares Henry Lenny Santos y Max Agende Santos, esta agrupación, fundada en los arrabales neoyorquinos allá por la última década del siglo pasado, se ha sustentado en sus últimos tiempos gracias al éxito de Romeo.
Considerados el grupo bachatero más importante de la historia de la música, se han caracterizado siempre por hacer un estilo anclado en la radiofórmula latina (aunque nos suenen poco comerciales desde España, lo son bastante) y por tener un discurso festivo y divertido, sin más complicaciones. Un grupo que busca que su espectador baile y que, irónicamente, hizo bailar por última vez al público del Bernabéu los días 7 y 8 de septiembre.
"Con las primeras canciones, bien, pero fue como bajando el sonido según iba avanzando. No se escuchaba nada"
En sus dos fechas, con todas las entradas vendidas, superaron el límite de decibelios marcado por la administración madrileña, sin embargo, los asistentes no tuvieron para nada esa percepción: "Se escuchaba fatal. Se oía muy bajito", asegura una de ellas.
Yaiza, joven veinteañera que acudió al evento el día 7, asegura que el concierto, al principio, tenía una sonorización bastante pobre: "No es solo que estuviera mal ecualizado, que también, sino que se escuchaba muy bajito. No tenía suficiente volumen". Según relata la asistente, quien pudo disfrutar del show desde la pista del concierto (donde, teóricamente, mejor debería escucharse), la percepción de que se oía mal no era solo suya, sino del público en general.
"Con las primeras canciones, bien, pero fue como bajando el sonido según iba avanzando. Cuando llevaban un rato tocando, no se escuchaba nada. Hubo un momento que el público empezó a gritar ‘volumen’ a coro y los cantantes se pensaron que los estábamos abucheando, pero no era por ellos. A Romeo ni se lo escuchaba", asegura. Según cuenta la asistente, quien aporta vídeos que muestra la mala ecualización, la sonorización era tan baja y pésima que hubo un momento, incluso, en el que pensaron que los instrumentos no sonaban porque todo estaba grabado con playback: "Había instrumentos, bongos y demás, pero no se oían nada. Era como estar en una discoteca y tener bachata de fondo".
Tras estas primeras canciones con malísima sonorización, aunque un buen ambiente general en el estadio, las críticas de los asistentes tuvieron efecto, pues, cuenta Yaiza, subieron el volumen: "Sí, sí. Se subió. De hecho, la gente empezó a aplaudir cuando lo hicieron, todo el mundo se dio cuenta".
A pesar de intentar solucionar el problema, lo cierto es que hubo cierta sensación de desagrado general con todo el show, pues las entradas a estos conciertos masivos no son precisamente baratas y el público espera un evento en condiciones: "Nunca había ido al Bernabéu y me esperaba otra cosa. Tenía las expectativas muy altas y no se cumplieron".
Tras terminar el concierto, que parece ser el desencadenante del cierre del eventódromo, por la zona empezaron a circular rumores de que se había superado el límite de decibelios: "Yo no lo sé, pero la gente iba diciendo por ahí que habían superado el límite. Subirse el volumen, se subió".
La decisión tomada por el Real Madrid, según se ha publicado, viene acompañada de la idea de aplicar algunas medidas para disminuir el impacto acústico de los conciertos, sin embargo, el problema no es solo ese, sino todo lo que conlleva al entorno. Meter 65.000 personas en una fiesta, lo que son al final este tipo de conciertos, conlleva jaleo general y que los asistentes, a la salida de esta, orinen por la zona o incluso hagan botellón, tal y como se han quejado los vecinos. Y en ese sentido, hay pocas medidas acústicas que nadie pueda tomar.
De momento, los dominicanos de Aventura se llevan el honor de haber cerrado literalmente el estadio Santiago Bernabéu.
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