Si Broncano lo hace bien, RTVE cancelará su programa

El fichaje de David Broncano por parte de RTVE le interesaba tanto a Moncloa que ha dejado un rastro de cabezas por el camino. Consejos de administración de RTVE, minutos de telediario, Elena Sánchez y José Pablo López y reajustes presupuestarios en contenidos que seguramente no llegaremos a conocer. El nombramiento de Concepción Cascajosa fue el broche de oro al proceso. El programa, La Revuelta, se estrena este lunes a la hora en la que empieza El Hormiguero.

El motivo de tanto movimiento es que Trancas y Barrancas no repiten el argumentario gubernamental. De todos los españoles, nadie se ha tomado nunca tan en serio el programa de Motos como Pedro Sánchez, quien aspira a verse rodeado de marionetas, por las buenas accionadas con hilos de seda, por las malas con la mano metida por el culo. El nombramiento de Escrivá para el Banco de España es la enésima prueba de lo que digo.

Por donde pasa Sánchez, los muñecos mueven la boca y la pauta siempre es la misma: dado que Sánchez detesta El Hormiguero, emplea recursos públicos para combatirlo. El presidente tiene por costumbre el uso de tus impuestos para satisfacer sus necesidades: usa la abogacía del Estado para lanzarse a por el juez Peinado y defender la dignidad de su mujer, usa la Fiscalía para airear las cuentas del novio de Ayuso y ahora usa RTVE para intentar que a Motos le vea menos gente.

Esto es lo quiere. Su sueño húmedo es que los del PSOE vean a Broncano y los fachas a Motos, una tele polarizada. Ya se intentó en Mediaset con Jorge Javier, que se prestaba a marioneta con verdadera entrega y sin necesidad de recibir fondos públicos, y mira cómo salió. Sin embargo, está por ver que los presentadores estrella le sigan el rollo a Sánchez. Hasta donde sé, Broncano y Motos se respetan y hasta se caen bien.

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Es un plan bastante loco, de todas formas, fichar a Broncano en la pública. Su estilo le pega tanto a RTVE como el de Javier Cárdenas, en favor de cuyo programa horrendo solo puedo decir que costaba 150.000 euros al año frente a los 14 que pagaremos por Broncano. De todas formas, sobre el dinero, la cuestión no es que pueda dedicarse a pagar enfermeros, como brama la demagogia, porque eso es falso. Lo central para mí es que el humor de Broncano no cabe en RTVE.

Pachachos públicos

No es la primera vez ni será la última en que el ente público contrata humoristas para competir con las privadas. Cuando la cosa sale bien y el programa es bueno, RTVE lo revienta de una patada, pues la irreverencia es incompatible con su libro de estilo o el sentido del humor del Gobierno de turno. Cuando sale mal, dado que no lo ve nadie, también se cancela. Estas son las dos opciones, así que lo que necesita Broncano no son guionistas o presupuesto, sino un milagro.

Pongamos como ejemplo a Wyoming, que antes de ponerse a leer malos guiones en El Intermedio fue un tipo graciosísimo. Que yo recuerde, tuvo dos programas en la pública. El peor programa de la semana se emitió en 1994 y fue tan bueno que lo censuraron en seguida por una entrevista a Quim Monzó. La azotea, en 2005, se adaptaba mejor al libro de estilo, era rancio y acartonado, y lo aplastó Crónicas Marcianas. Repito: dos opciones.

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Está por ver lo qué hace Broncano. A lo largo de su carrera ha dado pruebas de irreverencia y de docilidad. La vida moderna de La Ser fue una genialidad, y, por lo tanto, incompatible con el espíritu pacato de RTVE, los intereses de un Gobierno o las críticas de la oposición. La Resistencia de Movistar + empezó tremendo y brillante, pero Broncano consintió que los directivos le prohibieran hacer bromitas con Vox tras un monólogo de Iggy Rubin que censuraron. ¿Tolerará ahora las líneas rojas de quien lo ha contratado?

¿Harán bromas con la droga, la enfermedad o el Gobierno? ¿Escandalizarán a socialistas y peperos? ¿Se inmolarán gloriosamente o morirán desorientados por las normas y asfixiados por la corrección? Broncano ha puesto en un disparadero donde lo instrumentaliza el Gobierno o lo instrumentaliza la oposición. Así es la pública: no existe mayor reto para alguien cuyo trabajo consiste en cruzar líneas rojas.

Aunque también puede ser que Broncano, sencillamente, busque ahora un tipo de humor más familiar, explote al máximo su simpatía y convierta La Revuelta en un espacio para chistecillos absurdos, anécdotas de internet y entrevistas a esos personajes de los que no has oído hablar si tienes más de 30 años. En tal caso, Pablo Motos puede respirar tranquilo, porque la audiencia de Broncano no toca la tele ni con un palo.