La superventas Julia Navarro: "Estamos rodeados de autocracias y de aprendices de autócratas"
La escritora publica su nueva novela, 'El niño que perdió la guerra' (Plaza & Janés), una historia que reflexiona sobre los totalitarismos y la falta de libertades en la España franquista y la URSS de Stalin
Hace veinte años que Julia Navarro publicó su primera novela,
Lo dice en una salita de la azotea de su editorial frente a la grabadora, a punto de comenzar una entrevista para hablar de su último libro,
PREGUNTA: Esta novela bascula entre dos regímenes liderados por Franco y Stalin… Han pasado 80 años, pero a día de hoy siguen teniendo sus reivindicadores.
RESPUESTA: Ahora les llamamos neopopulismos, pero en definitiva, sean de derechas o izquierdas, lo que están difundiendo es una pulsión autoritaria y dictatorial. Con otras formas, otros lenguajes, pero esas pulsiones siguen existiendo hoy en día. La historia a veces se parece bastante. El hombre del siglo XXI no es el mismo que el de principios del XX, pero hay pulsiones idénticas.
P: Además de estas pulsiones, en la novela hay otra que es la de las artes, la cultura, la vida.
R: Cualquier régimen totalitario y también los autocráticos, porque a veces se nos olvida que cada vez hay más autocracias… La autocracia es muy engañosa porque bajo la apariencia de que hay elecciones se intenta colar que esto es una democracia. Y estamos rodeados de autocracias y de aprendices de autócratas. Uno de los primeros enemigos a batir para los que tienen esas pulsiones es la cultura. Cualquier pensamiento crítico, cualquier cosa que se pueda escapar de su control ellos intentan inmediatamente apagarlo. En aquel momento, en la España franquista evidentemente todo aquello que no fuera por el carril de los vencedores de la guerra, y en la Rusia comunista, todo aquel que no fuera por el carril de los protagonistas de la Revolución era considerado pecado mortal y habúa que perseguirlo. Las dictaduras y autocracias siempre temen a los que tienen un pensamiento propio.
"Habíamos dado por segura la democracia y hay que seguir cuidándola. No demos nada por seguro para siempre"
P: En cuanto a los aprendices de autócratas actuales… ¿alguien en concreto? ¿Ves en peligro la democracia de un país como España?
R: La democracia hay que cuidarla y hay que estar siempre atentos. El otro día hubo una encuesta en la que muchos jóvenes españoles decían que no les importaba vivir en un sistema más autoritario. A mí eso me parece muy preocupante porque el futuro es de los jóvenes y si piensan eso… me preocupa. Pero no voy a culpar a los jóvenes por pensar así, sino que voy a preguntar qué es lo que estamos haciendo mal los mayores para que los jóvenes piensen así.
P: De hecho, los jóvenes ni siquiera han vivido directamente el franquismo.
R: ¿Qué estamos haciendo mal los mayores, sobre todo los políticos, para que los jóvenes piensen eso? Esa es la pregunta que hay que hacerse. No hay que interpelarles a esos chicos, sino a sus mayores.
P: ¿Y qué están haciendo mal los mayores? También está el caso de Alemania…
R: Es un fenómeno mundial. No solo en España, sino en Alemania, Francia… Habíamos dado por segura la democracia y hay que seguir cuidándola. No demos nada por seguro para siempre.
P: ¿Esta novela surge por esta preocupación?
R: Mis novelas siempre tienen temas recurrentes. Está el desarraigo, pero también la libertad, que es tan frágil… Lo mismo que la democracia, que la damos por supuesta y no hay que dar nada por supuesto. Y como me preocupa la sociedad de hoy y lo que estoy viendo, a través de lo que sucedió ayer quiero interpelar a los lectores para que se interpelen sobre, ojo, que todo esto en un momento puede caer del otro lado.
P: Pero, ¿tan grave lo ve? No sé si hay más miedo que preocupación con lo que está pasando en la actualidad… ¿Tan cerca estamos de la dictadura? Que usted además llegó a conocer…
R: Sí, pero yo viví los últimos años [risas], los años duros los vivieron mis abuelos. Es más preocupación porque no me gustaría que mi hijo viviera en un régimen sin libertades. Y porque creo que a veces los jóvenes dais por hecho que esto va a ser así siempre y no, esto a lo mejor no va a ser así siempre. Yo quiero que la gente que lea la novela diga, cuidemos lo que tenemos.
P: En la novela aparecen dos poetas rusas que vivieron durante el comunismo, Ajmatova y Tsvietáieva, y se enfrentaron con sus poemas al totalitarismo.
R: Son mujeres que dicen No, que es una forma de decir Sí a otras cosas. Digo no a la dictadura porque estoy diciendo sí a la libertad. Yo llegué a ellas hace muchos años. Los primeros poemas que leí sobre Ajmatova me produjeron una convulsión. Y su biografía me interesó tanto como su poesía. El régimen lo que hizo con ella fue: no te voy a encarcelar a ti, pero voy a perseguir a todos los que tú quieres. La cercan para doblegarla, pero ella no se doblega nunca. Es una biografía apasionante la de esta mujer.
P: Además de esta poesía y biografía, ¿qué otra documentación hay en la novela?
R: Esta novela me ha costado toda una vida escribirla. Es toda una vida de lecturas y la documentación es de biografías y memorias de escritores y personas que pasaron por el gulag o las cárceles franquistas. Yo fui periodista en la Transición, conocí a muchas personas que habían estado en la cárcel, también por la propia historia familiar. Y por una parte lo que a nosotros nos toca lo tenía más a mano, y luego por la otra parte ahí están los libros de tantos escritores que pasaron por el gulag y contaron lo que sucedía. Hay un libro maravilloso de Monika Zgustova, Vestidas para bailar en la nieve, donde cuenta los testimonios de intelectuales mujeres que terminaron en el gulag porque escribían, pintaban… porque no eran políticamente correctas.
P: Hay una cosa que pasa en esta novela y es que los hombres están muy ideologizados mientras que las mujeres son las que creen en la cultura, la apertura de miras, la vida…
R: ¡Pero no significa que las mujeres no sean fanáticas, eh! Las hay muy fanáticas que te fusilan sin pestañear. Pero yo quería reflexionar sobre estas mujeres que viven en un mundo en el que también a través de la cultura abren un espacio de libertad personal. A veces cuando escucho a la feministas más jóvenes tengo la impresión de que piensan que el mundo comienza con ellas, y el mundo comenzó con el sufrimiento, sacrificio y pequeños gestos de otras mujeres. Para llegar hasta aquí ha habido muchas mujeres que con pequeños gestos iban desbrozando ese camino. Cuando Clotilde hace caricaturas, que era algo que hacían los hombres pero no una mujer, está abriendo un pequeño espacio de libertad.
"A veces cuando escucho a la feministas más jóvenes tengo la impresión de que piensan que el mundo comienza con ellas y no es así"
P: ¿Le entristece este adanismo? Usted también ejerció el periodismo en una época en la que no había tantas periodistas, ni tantas mujeres en política o en la judicatura o en cualquier ámbito
R: A mí me tocó la democracia. Yo tenía 22 años cuando murió Franco. Y eso fue una suerte porque fue una llegada masiva de mujeres al mundo del periodismo.
P: Sí, sí, pero ya han transcurrido unos años desde entonces. Lo que le pregunto es si no echa en falta… un cierto recuerdo.
R: El adanismo es un pecado de juventud, el pensar que el mundo es a partir de que estoy yo y hay que hacerlo todo de cero. No, no hay que hacer nada de cero. A usted le han precedido muchas mujeres que gracias a ellas está usted aquí y está viviendo como está viviendo. Y algunas con un pequeño gesto, como hizo Rosa Parks, que movió montañas y cambió el mundo. Ha habido muchas mujeres que con pequeños gestos han ido desbrozando el camino para llegar hoy. La vida no empezó porque llegó usted y es estupenda.
P: "Gratitud", esa es la palabra que estaba buscando.
R: Más que gratitud, reconocimiento. Se trata de cultura, de saber de dónde uno viene, porque si uno no sabe de dónde viene no entiende nada. Por eso siempre digo que hay que conocer la Historia porque si no conoces el pasado no puedes entender el presente o estás condenado a vivir un presente ficticio porque no sabes por qué.
P: Eso igual responde a esa pregunta de qué están haciendo mal los mayores con respecto a que los jóvenes quieran regímenes autocráticos… ¿Lo ve así?
R: La educación en nuestro país es un auténtico fracaso y me costaría decir cuál ha sido el peor ministro de Educación porque creo que todos han sido pésimos. Y no salvo ni a los de derechas ni a los de izquierdas. Me han parecido todos un desastre. Y la desaparición de las Humanidades del sistema educativo dejándolas relegadas a asignaturas de andar por casa no es una decisión inocente. La Filosofía es un instrumento que nos ayuda a pensar, a cuestionar el mundo, lo mismo que la Historia, el Arte… Todas las asignaturas de Humanidades, incluida la Religión sin contenido doctrinal. La Historia de la Religión me parece fundamental. Yo era amiga de Josefina Aldecoa y mi hijo fue al colegio Estilo, absolutamente laico. Y Josefina daba Historia de la Religión porque decía que si no tenían estos conocimientos luego los niños iban a ir a un museo y no iban a saber qué estaban viendo. Para ser una persona culta tienes que tener un conocimiento de la Historia y la Religión ha sido una parte importante de la Historia de la Humanidad, luego tienes que enseñarla. Le tienes que quitar la parte doctrinal y enseñar la histórica. Y Josefina era una mujer que venía de la izquierda, y sin embargo, en su colegio el estudio de las Humanidades era la base.
P: Es que igual tampoco hay que relacionar la Religión y las Humanidades solo con la derecha…
R: ¡Es que es absurdo! Pero bueno, lo que estoy diciendo es que una mujer marcadamente de izquierdas, que fue la maestra por excelencia, de repente decía: para ser una persona culta tú tienes que estudiar esto y esto. Ella decía que tenía que dar instrumentos a sus niños para que fueran ciudadanos críticos y puedan tener un pensamiento propio. Pero es que a los gobernantes no les interesan los ciudadanos con pensamiento propio porque es más difícil manejarlos.
"La educación aquí es un fracaso y me costaría decir cuál ha sido el peor ministro de Educación porque creo que todos han sido pésimos"
P: Hablábamos antes de adanismo, pero también le quiero preguntar por el edadismo. A usted la leen muchísimos lectores y lectoras. ¿No hay edadismo en la literatura?
R: Todos los años que tengo no los puedo cambiar [risas] y además no lo quiero cambiar [larga pausa] Pero ser joven es estupendo y siempre me parece muy estimulante escuchar a la gente joven. Es verdad que hay ocasiones en las que hay cierta tendencia a pensar que el mundo empieza con uno mismo, pero nos ha pasado a todos. Y según pasan los años te das cuenta de que no, sino que han sido muchos los que te han precedido. También hubo un momento en el que aquí la política fue la exaltación de lo joven en la época de José Luis Rodríguez Zapatero. Ser joven era lo más. Bueno, es una circunstancia que se pasa. No hay nadie que se va a librar de cumplir años salvo que se muera. Lo que a mí sí me gustaría es vivir en una sociedad donde haya una interrelación porque todos nos podemos aportar mucho. La gente joven es imprescindible, pero las personas con unos años también lo son. Y escucharnos los unos a los otros es lo interesante, pero estamos en una sociedad en la que nadie se escucha sino que se milita en la verdad absoluta. Los míos, los de enfrente, los de no sé qué.
P: Usted dijo una vez: “En el periodismo he visto a muchos caer desde la cima”. Pues desde que existen las redes sociales no es que, precisamente, haya ido a mejor. También se lo digo por lo de las verdades absolutas.
R: Lo mejor es no tenerlas. Yo no las tengo porque si no no tendría tiempo de vivir. Esta es la sociedad de la exhibición y yo no me siento cómoda en la exposición permanente. Y luego porque no sé si tengo tantas cosas de decir continuamente…
"Estamos en una sociedad en la que nadie se escucha sino que se milita en la verdad absoluta"
P: ¿Cómo ve el periodismo actual con las redes sociales?
R: Cada momento es distinto. Yo no voy a decir que lo mío fue mejor que lo de ahora. Es distinto. En estos momentos hay una situación muy precaria para los jóvenes periodistas. Han cambiado mucho los dueños de los medios. Yo he conocido un periodismo más asentado, familiar, donde un director podía durar 40 años y ahora se cambia de director… A los jóvenes periodistas se les paga poco y se les exige mucho. Se les prepara poco… Y creo que esta sociedad está tan ideologizada que a veces esto cierra puertas para que una persona pueda trabajar en un medio u otro. Yo participé en el primer momento de las tertulias televisivas y al final lo dejé porque me sentía muy incómoda, ya que tenía que tener un pensamiento único sobre todas las cosas.
P: Y eso que antes era más sencillo: solo había dos partidos fuertes.
R: No está mal el pluralismo. Me parece bien que la sociedad sea plural y se exprese a través de la política, los medios, la cultura… El debate está bien siempre que haya unas ciertas reglas y que pensar distinto no signifique la descalificación y el querer matar civilmente al contrario. Yo puedo estar totalmente en desacuerdo con alguien ¿pero eso nos tiene que hacer enemigos? A lo mejor coincidimos en algo y nos podemos tomar una cerveza juntos.
P: También se dice mucho ahora eso de que los políticos antes eran mejores.
R: Todos somos producto de la época que nos ha tocado vivir. La gente no es ni mejor ni peor. Y es mejor y peor la época, no, es distinta. Además a mí esas afirmaciones tan rotundas… ¿Eran distintos los políticos de la Transición? Sí, pero porque era un momento distinto. En ese momento la sociedad española estaba exigiendo, oiga, póngase ustedes de acuerdo porque tenemos que cerrar la puerta de 40 años. La Transición no la hacen los políticos sino que la hizo la gente. Y los políticos tuvieron el oído abierto y se dieron cuenta de que eso es lo que se les estaba exigiendo. Y lo hicieron. Con aciertos y equivocaciones como en toda obra humana. Pero a mí la Transición me parece una obra de la que podemos sentirnos orgullosos. Hay muchas cosas que hay que hacer… pues hagámoslas, pero no volvamos a la casilla de salida porque Franco ya está muerto y enterrado. Dejémoslo ya y sigamos avanzando hacia una sociedad más justa y solidaria.
P: Para ir terminando, usted es una superventas en España. ¿Nunca la han querido engatusar con un gran premio literario?
R: [Risas] Nunca he querido presentarme a ningún premio literario porque no veo la necesidad de hacerlo en mi caso. Los premios literarios son interesantes porque sirven para dar a conocer a autores, pero yo nunca he tenido la pulsión de presentarme. También en Penguin hay premios por lo que no se trataría de… Y no, no tengo esa pulsión.
P: Por cierto, el niño que perdió la guerra, ¿después finalmente la ganó?
R: Habría que preguntárselo a él, pero él regresa a España en pleno franquismo pero le da tiempo a conocer la democracia y por lo menos debió de pensar, bueno, por vivir en libertad es por lo que lucharon mis dos madres.
Hace veinte años que Julia Navarro publicó su primera novela,